La revolución de las mujeres rurales cooperativistas en la transformación de Extremadura

Teresa Chaparro

15 de octubre de 2022 23:40 h

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Decía Kofi Annan, exsecretario general de la ONU que “la igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”. Y reconocer “la función y la contribución decisivas de la mujer rural en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural” es lo que se hace este sábado, 15 de octubre, en el que se celebra, un año más, el Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Un día para la reivindicación y reconocimiento de la labor e importancia que tiene el trabajo de la mujer rural en todo el mundo pero más si cabe en una comunidad como Extremadura, donde casi la mitad de su población (519.794 personas) vive en el medio rural, de la que 258.027 son mujeres. O lo que es lo mismo, las mujeres rurales representan un cuarto de la población total de la región.

Y en este contexto juegan un papel principal y determinante las mujeres rurales cooperativistas que están “revolucionando y cambiando nuestro entorno, nuestros pueblos y comarcas” cuenta Chelo Sánchez Bardón, responsable de la Sectorial de Igualdad de Cooperativas Agroalimentarias Extremadura y una de las pocas presidentas de cooperativas de la región. Y lo hacen “no solo como generadoras de alimentos”, explica “sino también como creadoras de riqueza y asentamientos de población” porque “donde hay una cooperativa, se frena la despoblación de la zona” subraya.

Sánchez Bardón ha vivido el campo desde pequeña como lo vivió también su madre, María Bardón, que en 1976 compraba su primera finca junto a su marido en el norte de la provincia de Cáceres y en los noventa entraba en Cooperativa Tornavalle, presidida ahora por su hija, y en la que por aquel entonces apenas había mujeres. Una situación que también vivieron Filomena, María Dolores, María Isabel, Teresa o Maruja que como primeras mujeres cooperativistas en la región no lo tuvieron nada fácil.

Mucho se ha avanzado en los últimos años “aunque no lo necesario y a la velocidad que quisiéramos” lamenta Sánchez Bardón que insiste en que “seguimos trabajando en el campo como lo hemos hecho siempre pero de manera más visible y gracias a esta visibilidad la sociedad se está dando cuenta de la importancia que tenemos las mujeres en los entornos rurales”.

En Extremadura, siete de cada 10 mujeres han trabajado la tierra, han producido riqueza y han transformado los productos desde siempre pero ha sido un trabajo invisibilizado “los estereotipos de género y los roles asignados socioculturalmente se han encargado de ello” resalta la responsable de de la Sectorial de Igualdad de Cooperativas Agroalimentarias Extremadura.

La Ley de Cooperativas de Extremadura, una ley pionera

La Ley de Cooperativas de Extremadura de 2018, pionera en España al determinar el porcentaje de mujeres que debe haber en los consejos rectores y en la constitución de los comités de igualdad, “marca un antes y un después en la participación de la mujer en el sector agrario ganadero cooperativo en la región” nos explica Sánchez Bardón, ya que “la propia ley nos está diciendo que tienes que tener en el consejo rector el mismo porcentaje de mujeres que tenemos en la base social de la cooperativa”.

En Extremadura, el número total de personas asociadas a cooperativas, en 2021, era de 48.101. Y de ellas, 11.675 son mujeres, que representan un 24%. Pero si miramos a los consejos, la realidad cambia y de los 2.033 consejeros en esas cooperativas, 281 son mujeres. Solo un 14% ,“un porcentaje muy pequeño”. “Son datos escalofriantes” para la presidenta de la Sectorial de Igualdad de Cooperativas Agroalimentarias Extremadura que considera que “no podemos pretender dar cambios cuando solo 16 mujeres en la región están al frente de las presidencias de las cooperativas regionales, y representamos un 6%”.

“Hay que dar un paso adelante” explica María Auxiliadora Muñoz, vicepresidenta de Cooperativa San Miguel que está convencida de que “ es nuestro momento” pero “necesitamos más formación y reconocimiento”.

Muñoz nos habla de la importancia de la cotitularidad o titularidad compartida, un aspecto que también se resalta desde la propia administración regional como fundamental en el objetivo de promover y favorecer “la igualdad real y efectiva de las mujeres”. Una manera de reconocer jurídica y económicamente la participación de la mujer en la actividad agraria que sitúa a nuestra región con 93 explotaciones acogidas a esa fórmula, siendo los terceros de España.

Las mujeres rurales son “un pilar elemental para el desarrollo económico y sostenible del medio rural” para Sánchez Bardón, además de ser un factor clave para la innovación y el emprendimiento rural pero “no nos podemos olvidar que cada pueblo es un pequeño mundo y para que las políticas públicas den su fruto y generen cambio hay que adaptarlas a las necesidades de cada zona”. Definitivamente, “tenemos que seguir trabajando, todas y todos, hombres y mujeres porque la igualdad sea una realidad ya”.