Un lugar de alto valor ecológico, donde fundamentalmente la vegetación está conformada por robles, madroños, alcornoques, encinas, olivos, castaños y pinares de repoblación, que suponen -estos últimos- una “bomba de gasolina” para el fuego.
Así define Ecologistas en Acción a la Sierra de Gata, de la que destaca su importancia ecológica. Entre otras cosas, una parte importante de la población de la zona vive del turismo ecológico y del paisaje.
Las más de 5.000 hectáreas quemadas, según el último balance superan ampliamente las 3.982 hectáreas que ardieron durante todo el año pasado en Extremadura e igualan la cifra de 2013.
Luciano Labajos, de ecologistas, señala que los pinares son “uno de los temas más conflictivos de los fuegos: el porcentaje de que ardan es muy alto”. “Los pinos son un problema en toda la ladera sur del Sistema Central: igual deberíamos pensar en plantar cosas distintas para evitar estos fuegos terribles”, ha declarado.