¿Y si es Cáceres un ejemplo para Nueva York?

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El pasado mes de julio, tuvo lugar en Nueva York el Foro Político de Alto Nivel de la ONU sobre Desarrollo Sostenible, probablemente el evento más importante y con mayor nivel de representación de cuantos se celebran en torno a esta materia. En este marco, se celebraba simultáneamente el Foro de Gobiernos Locales y Regionales en el que tuve la oportunidad de participar en representación de la FEMP.

Tras mi intervención, uno de los participantes, con quien me une una relación de mutua simpatía, bromeaba por el hecho que hubiera conseguido poner, frente a lideres locales y regionales de todo el mundo, a Cáceres como ejemplo de desarrollo sostenible para, por ejemplo, Nueva York.

Pues sí: francamente lo creo: Cáceres es un ejemplo para Nueva York, y para muchos otros municipios del mundo, grandes o pequeños, respondí, aunque advertí también que creía que no había sido justo por mi parte, porque la Gran Manzana necesitará muchas décadas de esfuerzo para alcanzar los niveles de calidad y sostenibilidad, cercanía de los servicios públicos, acceso al deporte, igualdad o seguridad ciudadana que nuestra ciudad va a conseguir en menos de diez años.

Que un evento de la categoría del Foro de Alto Nivel de la ONU cuente con un espacio específico para gobiernos locales y regionales demuestra, que los gobiernos nacionales van tomando conciencia por fin de la necesidad de contar con nosotros para poder aplicar la Agenda 2030, porque que no será posible sin nuestro liderazgo municipal y nuestro apego y cercanía al territorio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Pero más allá del puro interés pragmático que lleva a Naciones Unidas a buscar estas complicidades, resulta especialmente interesante la posibilidad de compartir las experiencias y aspiraciones de alcaldes y alcaldesas respecto a estos asuntos, porque el punto de vista local es concreto y realista respecto a una agenda diseñada a escala global donde resulta fácil, y hasta probable, perder la perspectiva.

Países de todo el mundo crean una inmensa alianza para frenar la dinámica autodestructiva en que ha entrado la humanidad, y para aplicar la hoja de ruta es imprescindible contar con la complicidad de quienes no solo estamos preocupados por los grandes asuntos globales, sino que los compatibilizamos con lo cotidiano, con tapar los baches, mantener los parques, abrir las piscinas deportivas y gestionar el transporte público; con pasar de las palabras a los hechos aquí, donde la localización de los objetivos se vive en lo tangible y cercano.

Durante mi intervención planteaba que las ciudades medias deben jugar un papel central en la búsqueda de urbes más sostenibles por diversos motivos: porque una gran parte de la población en países como el nuestro viven en ellas o en su entorno; por nuestra importancia como elementos vertebradores del territorio, como interfase de conexión entre lo rural y las grandes ciudades; y muy destacadamente porque su tamaño “manejable”, pero con problemáticas parecidas en muchos campos a las de sus hermanas mayores, que nos pueden servir como “laboratorio” para localizar las acciones y aplicar políticas de sostenibilidad que podrán conseguir objetivos tangibles a corto plazo, sirviendo después como ejemplo.

Defendí en la intervención, que provocó la burla cariñosa de mi amigo que, si conseguíamos hacer de ciudades como Cáceres un ejemplo de sostenibilidad, descarbonización y proximidad de los servicios públicos, y ser referentes en cuanto a sostenibilidad y calidad de vida, nuestras experiencias podrían extrapolarse a metrópolis como Nueva York, y verdaderamente lo creo.

Sea como sea, es necesario comprender que el reto de los ODS y la Agenda 2030 no está en el campo de la política internacional ni de los debates abstractos, sino en la localización concreta de los problemas, en lo local, en lo real, y que debe basarse en el esfuerzo de trabajadores, empresas, ayuntamientos y vecinos, en los millones de personas anónimas que deben decidir cambiar el mundo y hacerlo rápido, porque ya hemos superado ya el ecuador de la agenda y vamos retrasados con los deberes.

De forma que quizás tenga lógica asumir que realmente Cáceres puede ser un ejemplo para Nueva York.

*Luis Salaya, Alcalde de Cáceres.