Las serranías extremeñas eran su hábitat natural. Por sus bosques caminaba el lobo ibérico hasta que fue víctima de una persecución alentada por un relato de fábulas que lo criminalizó según destacan sus defensores.
Allá por los años 50 el lobo era una de las especies incluida en el catálogo de alimañas y sus ‘trofeos’ se cotizaban caro. Un animal ‘maldito’ que desapareció de Extremadura en los años 80.
Pero el milagro de la naturaleza tiene sus antojos. Sigue sus propios cauces y al lobo vuelve a surcar aquellas sierras angostas y territorios del norte de la provincia de Cáceres donde ya lo hacía antaño. Ha regresado, pero de momento parece que solo son tímidas incursiones de ejemplares que llegan desde Salamanca o Portugal. No en manadas, según confirma la Sociedad Zoológica de Extremadura.
Estar preparados para cuando llegue
El retorno del lobo también en la Comunidad de Madrid, donde poco a poco su población va en aumento. En el caso de Extremadura no consideran que haya asentamientos estables de manadas.
Pero pensando en que la repoblación será una realidad, la Sociedad Zoológica organiza unas jornadas en las que quiere adelantarse a los acontecimientos. Para entonces el colectivo piensa que en Extremadura debería de estar en marcha una estrategia de conservación para delo lobo. Y en torno a esta idea giran las I Jornadas del Lobo Ibérico en Extremadura, previstas para los días 28 y 29 de mayo en Hervás.
Unas jornadas que buscan abrir el debate, analizar el presente y el futuro y romper estereotipos sobre la convivencia del hombre y este mamífero en peligro de extinción en el mismo lugar. Supone prepararse para abordar “un más que presumible futuro junto al lobo”.
Lo hacen de la mano de expertos y ponentes de reconocido prestigio. Científicos y naturalistas que dedican su vida al estudio del lobo y su convivencia con el hombre. “Prevenir, prever, debatir los conocimientos con los actores implicados y con otros muchos que, como nosotros, ven al lobo como el buque insignia de la conservación y de la madurez de la sostenibilidad para nuestras generaciones venideras”, destacan sus organizadores.
Rompiendo mitos
En las jornadas se pondrán encima de la mesa ejemplos reales que confirman la coexistencia del hombre y lobo. Por ejemplo en la Sierra de la Culebra, Zamora, el lugar con mayor densidad y donde hay biólogos que trabajan en el sector del 'ecoturismo' con visitas guiadas hasta los entornos de sus hábitats. Una oportunidad de desarrollo sostenible que cada vez genera más interés y donde el equilibrio es real, según explica Antonio Castellano, portavoz de la Sociedad Zoológica de Extremadura.
También se expondrán ejemplos de ‘buenas prácticas’ ganaderas hombre-lobo. Un equilibrio que se alcanza tomando precauciones en las explotaciones, como es la vuelta a los laboreos tradicionales con un pastoreo directo de los animales, sin dejarlos a su ‘libre albedrío’ solos en el campo, explica el portavoz de la sociedad zoológica.
Se analizarán más claves, como las ventajas de meter a los animales en el redil sin dejarlos dormir solos, acompañados de mastines y de burros, que perciben antes su presencia y son capaces de avisar. “Ejemplos de coexistencia donde los ganaderos, tomando medidas, han tenido cero ataques”, apunta.
Habrá más realidades que analizar estas jornadas, como la presencia de ataques al ganado no de lobos, sino de perros asilvestrados. Son animales ‘peligrosos’ que muchas veces proceden de rehalas o que han sido abandonados, que conocen al hombre y que ese miedo al humano no lo tienen “y que causan grades bajas en la ganadería”.
La percepción que la gente tiene del lobo cambió de manera radical porque generaciones enteras crecieron viendo en la televisión los programas de ‘El Hombre y la Tierra’ de Félix Rodríguez de la Fuente, que trajo una impronta interesante para cambiar la mentalidad de leyendas y fábulas.
Queda mucho por hacer, y muchos los estereotipos que sus defensores quieren seguir trabajando frente a “una realidad tergiversada, transmitida de manera intencionada desde algunos sectores”, entre los que la sociedad zoológica cita a algunos ganaderos y cazadores.
Apunta aquí que las ganaderías tienen sus propios problemas que nada tienen que ver con el lobo, como las enfermedades y las crisis alimentarias relacionadas con la alimentación y los métodos de producción de la carne.