Sé que muchas personas creen con sinceridad que la energía nuclear es limpia, que el circuito de refrigeración de los reactores es cerrado y que el agua de nuestros ríos no peligra, pero ... Eppur si muove.
Gracias al informe de 12 páginas que el Movimiento Ibérico Antinuclear (por sus siglas MIA) ha presentado para el conocimiento público nos han informado de forma clara y sencilla de que la central nuclear de Almaraz ha tenido más de cincuenta y cinco incidentes desde su apertura.
Sabemos que en 2003 uno de los dos generadores diésel de emergencia se incendió y viajó a Francia para ser reparado, pero que pese a ello la central siguió funcionando con seis generadores diésel portátiles de prestaciones muy inferiores.
Sabemos que aunque las normas fijan la diferencia de temperatura entre el agua captada y la emitida en 3º e impiden que la central vierta agua al ecosistema con más de 30º de temperatura, en el caso de Almaraz esto se ha incumplido en varias ocasiones con el consiguiente aumento de la temperatura del agua, lo que conlleva la natural mortandad de peces, que da paso a una acumulación de materia orgánica que redunda en un aumento de la eutrofización, esto es un aumento de la biomasa que desestabiliza el equilibro del ecosistema, empobreciendo la diversidad.
Los reactores nucleares liberan radiactividad en el aire y en el agua de forma continua, incluso sin que ocurran accidentes, pero esta realidad se nos niega. Sin embargo para el normal funcionamiento de los reactores es imprescindible, por lo que la exposición a la radiaciones son continuadas y sostenidas.
Un reactor requiere grandes volúmenes de agua de refrigeración, esta y no otra, es la razón por la que se compensa a las comunidades que viven cerca de una central nuclear. Quiero recordarles que en este perverso sistema económico, donde nada es gratis, recibir grandes cantidades de dinero por tener una industria que ya da empleo debería ser una señal de alarma inequívoca.
Y uno no entiende por qué tanto interés en mantener abierta una central nuclear que está de sobra amortizada pero que además está obsoleta y que como cualquier tecnología del siglo XX tiene su vida limitada por la obsolescencia de sus piezas. Una central nuclear no es como un molino de viento, no va a durar quinientos años embelleciendo el paisaje, sino todo lo contrario.
Por estas razones y muchas más, organizaciones de Portugal y España convocamos la manifestación unitaria del pasado 11 de junio en Cáceres, y por esta razón convocamos los próximos actos del 7 y 8 de septiembre en Mérida y Navalmoral de la Mata.