El patrimonio medioambiental de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, en el Valle del Jerte cacereño, no ha sufrido daños “irreparables” por el incendio del pasado mes de agosto y se recuperará con “relativa” rapidez.
Así lo ha expresado el director general de Medio Ambiente, Pedro Muñoz, en la reunión de la Junta Rectora de la Reserva Natural, que se ha celebrado este miércoles en Mérida bajo la presidencia de la consejera de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, Begoña García Bernal.
Una reunión convocada para conocer el alcance y las repercusiones del incendio que se inició el pasado 18 de agosto en la Reserva Natural y que afectó a los términos municipales de Jerte, Guijo de Santa Bárbara y Tornavacas.
A ella han asistido los alcaldes de Jerte, Tornavacas y Cabezuela del Valle, organizaciones ecologistas, Mancomunidad del Valle del Jerte y la Universidad de Extremadura. También representantes de diversas Consejerías, cooperativas, sociedades de pescadores y cazadores, entre otros.
Cuatro informes
Durante el encuentro los técnicos de Medio Ambiente han presentado a los miembros de la Junta Rectora cuatro informes, en los que se detallan diversos aspectos del incendio, y un estudio encargado a la Oficina Universitaria de Medio Ambiente de la UEx.
Se han detenido en el análisis del incendio y las dificultades que planteó su extinción por las característicos del terreno, las repercusiones forestales, la afección a los valores naturales y la incidencia en la actividad cinegética.
Por su parte, el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios ha presentado un informe a la Junta Rectora con los datos de la evolución e incidencia del fuego. Según el informe técnico, la recuperación de la vegetación, tras el incendio, “se espera que sea rápida y los daños a la vegetación y al suelo leves, salvo casos puntuales”.
Por lo que respecta a las repercusiones medioambientales, el informe elaborado por el Servicio de Conservación de la Naturaleza y Áreas Protegidas detalla que la zona incendiada, pese a ser importante por la superficie afectada (1.093,98 hectáreas), no se corresponde con las áreas de “gran valor ambiental” de la Reserva. Tampoco se ha visto afectada la alta montaña de Gredos ni los parajes y rutas que habitualmente visitan quienes se acercan a la Reserva.
De igual forma, las gargantas del interior del terreno quemado de mayor valor ambiental (Garganta Hoyona y Garganta Guindalera o el Búho) que albergan los mejores ejemplares de tejos, abedules, sauce cabruno, acebos o alisos, se han salvado en general (los dos tejos adultos de 400 y 350 años de edad están sanos y salvos).
Los daños a la fauna han sido “muy limitados”, aunque se producirán desplazamientos poblacionales tanto en ciervo como en cabra montés. La reducción de la población hasta la fecha en el entorno es del 50% de la población habitual en la Reserva, aunque a lo largo del otoño e invierno, volverán a sus niveles normales.
De forma global, hasta la regeneración de la zona, la capacidad de carga de la misma se verá reducida, dada la baja productividad en los próximos años, ya que la pérdida del matorral reduce la producción de vainas de piorno, principal fuente de alimentación en verano.
Por este motivo, es posible que a largo plazo, en la población que normalmente habita en la zona incendiada, puede verse reducida la cría de estas especies y los crecimientos de sus trofeos, principal consecuencia probablemente, dada su elevada cotización.