No se trata solo de comer, sino también de pagar las facturas de agua y luz, cubrir los gastos de comida y el material del cole del niño… y después de todo eso llegar a final de mes. La radiografía sobre exclusión y desarrollo de la Fundación Foessa, en el que participa Cáritas, dibuja un panorama poco amable para los extremeños.
La crisis económica ha traído más precariedad, desempleo y dificultades para llegar a final de mes. Si en 2007 la mitad de la población cubría sus necesidades, la cifra se ha rebajado en la región en la actualidad hasta el 30,5 por ciento (la media de España está cuatro puntos por encima).
Dificultades a fin de mes
Estos datos indican que en torno a 190.000 extremeños han perdido mucho poder adquisitivo en los últimos siete años. Personas a las que les cuesta llegar a final de mes. Precariedad, desempleo y cargas familiares unidas para componer una mezcla explosiva.
Se trata de un análisis que comparte la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que resalta que la vulnerabilidad se está ‘universalizando’ entre la clase media extremeña. Tras siete años conviviendo con la crisis tienen más dificultades que nunca. De hecho hasta el 7 por ciento de los usuarios que reciben comida en el Banco de Alimentos de Cáceres corresponde a extremeños que antes ayudaban a otras personas, personas de clase media.
Uno de cada cuatro extremeños, en exclusión social
El informe Foessa ofrece por primera vez datos detallados de Extremadura y estima que el 25 por ciento de los extremeños sufren situaciones de exclusión social severa. En concreto el informe diferencia entre este sector de la población y entre quienes tienen una integración incompleta, cuyo porcentaje se ha disparado. Aquí se incluye a esas personas que tienen dificultades para llegar a final de mes.
Una población sin recursos, que ha perdido o disminuido ingresos. Sobreviven con ayuda familiar. En otras ocasiones han agotado subsidios y prestaciones, o simplemente no cumplen los requisitos para ser beneficiarios.
Cáritas de la Diócesis de Mérida-Badajoz advierte de que son muchas las familias que han paliado las necesidades económicas de sus allegados. Hijos que tienen dificultades para llegar a final de mes tras quedarse en el paro o ante la imposibilidad de pagar una hipoteca y a los que el abuelo ayuda a superar el mal trago.
El problema reside en que la carga que soporta el núcleo familiar comienza a estar desbordado. “En muchos barrios de Badajoz la ayuda de los abuelos y allegados para pagar los suministros y alimentar a hijos y nietos no puede estirarse más, no da más de sí”, según han expresado fuentes de Cáritas a eldiarioex.
Este es el motivo que les lleva a pensar que puede producirse una fractura social. Los que ganan poco, cada vez ganan menos, y los que ganan mucho, ganan cada vez más. También en Extremadura.