Fueron evacuados en torno a las tres y media de la madrugada del sábado, aunque hubo vecinos que volvieron más tarde, recorriendo pistas forestales y caminos.
Así lo comenta Luis María, que regresó de nuevo una hora más tarde, aunque las vías principales estaban cortadas. Según narra este hombre, cuando volvió junto a más vecinos se encontraron que el tejado de una vivienda baja estaba en llamas. Lo apagaron y sacaron mangueras y todo lo que pudieron. Entre 50 y 100 personas se sumaron a echar una mano.
Comenta este hombre que por algunas de las partes el pueblo sí que llegó a peligrar, aunque el perímetro marcado por los bomberos lo logró controlar.
“Los militares acudieron después de muchos llamarlos. Son muy cuadriculados, llevan unas órdenes y no hacen caso a nadie. En principio, solo árboles”, comenta.
Así, relata el caso de una familia que --según dice-- tenía a las espaldas de su vivienda las llamas, junto a un puente. Y fueron los vecinos, no los militares de la UME, los que tomaron la delantera. También se fueron a los alrededores de una casa rural, donde ayudaron a sofocar las llamas.