El otro carnaval

Extremadura tiene dos tipos de carnaval. Uno estaría representado por los de Badajoz y Navalmoral de La Mata, de interés turístico Nacional y Regional respectivamente y el otro tiene su máxima expresión en los de Las Hurdes, el Peropalo de Villanueva de La Vera y la Pedida de la Patatera de Malpartida de Cáceres. La diferencia entre los de uno y otro bloque está en que en los del primero se luce más lentejuela y hay desfiles de comparsas y carrozas organizados, mientras que en los del segundo en lugar de ofrecer plumas y oropel lo que se exhibe son trajes regionales o ropa estrafalaria, además de maneras más cercanas a lo costumbrista y mítico.

Quien opte por la segunda opción tiene, por tanto, estos tres destinos entre los que elegir vivir ese otro carnaval extremeño de aquí al martes.

Carnaval en las Hurdes

El de Hurdes solamente se celebrará el sábado, en Riomalo de Abajo. Desde las 10.30 de la mañana y hasta las 20.30 de la tarde pulularán por la localidad un sinfín de personajes propios del carnaval jurdano. Estarán el ‘burruantrueju’, el ‘machulanú’ o ‘la mona’, símbolos de una especie de dualidad entre hombre y animales que dejarán sorprendido al más pintado. No faltarán peleles como ‘la tarara’, ‘el cenizu’, el ‘obispo jurdanu’, los ‘diabrilluh’ o los ‘mozos del guinaldu’. Ataviados de la manera más impensable, tendrán como telón de fondo la música, los romances y los bailes de las corrobras folclóricas que harán reír a más de uno.

La cita tiene también su gastronomía propia, con el potaje de alubias con berzas y patas de cerdo que se servirá a las tres de la tarde, acompañado por vino de La Sierra y café de puchero. El fin de fiesta, ya por la tarde, lo pondrán la borraja de patatas y el tocino de la Barrigá.

Tienen incluso un rey, que será paseado a mediodía y un traidor que será ahorcado, apaleado y quemado en torno a las ocho de la tarde, por glotón y por traer al retortero a las mujeres de la alquería.

Déjese tiznar en Villanueva

En Villanueva de La Vera también arderá, pero el martes de carnaval, el Peropalo, un muñeco enorme que lucirá su sentencia de muerte a la espalda y estará colgado desde por la mañana en una picota frente al Ayuntamiento. En este caso la pena le viene porque se supone que fue un guerrillero de la Reconquista o un huido de la justicia que se escondió en Gredos. Antes de su ajusticiamiento final, su doble de carne y hueso recorrerá el casco histórico a lomos de un burro, entre empujones, salvas de escopeta y la algarabía propios de esta fiesta de Interés Turístico Regional.

Al de mentira se le paseará también el domingo y el lunes entre ritos como las judías, que consisten en cruces de personas a más o menos velocidad por la plaza de la localidad, porque los vecinos estarán de fiesta todo el fin de semana.

Quien elija el Peropalo no se va a encontrar disfraces enlatados sino trajes regionales, blusones y atuendos extravagantes. Los villanovenses recomiendan a los visitantes que acudan con ropa cómoda y que si se les ofrece tiznarles la cara digan que sí porque es la manera de meterse de lleno en la celebración. Esos borrones negros son, de hecho, una de las señas de identidad de este evento y su sentido es derribar las barreras que pueden diferenciar a unos de otros. Un corcho socarrado basta para que en centésimas de segundo algún experto le haga sentirse uno más.

Saboree la patatera en Malpartida

Malpartida de Cáceres es otro de esos carnavales extremeños sin boato, gracias a su Fiesta de la Pedida de la Patatera que se inscribe dentro del carnaval y que tendrá también su día grande el martes. En este caso no se ajusticia a nadie sino que se recrea una costumbre de finales del siglo XIX que a las puertas de la cuaresma llevaba a los mozos del pueblo a ir pidiendo comida por las casas para disfrutarla después en las tabernas. Lo que más se les daba era patatera, un embutido tan rico como económico que se ha convertido en protagonista de la fiesta.

El martes se van a repartir 1.200 raciones, después de simular aquel recorrido por las casas cuya recreación se recuperó en la década de los 80 y desde entonces ha ido creciendo tanto en participación como en público. La representación se hará con un pasacalles amenizado por charangas, que dará comienzo a las 12.00 con vecinos que llevan cestas, alforjas y carros de agua para ir recogiendo las viandas.

En esta fiesta prima el traje regional pero también se hace un guiño al carnaval más contemporáneo con vestidos que recuerdan a los que se lucen en el Rocío. Este año, además, se van a repartir pañuelos rojos entre los asistentes como medida de apoyo a la reivindicación de Interés Turístico Gastronómico para el evento.

Tres opciones para vivir ese otro carnaval en los pueblos de Extremadura.