La Hospedería de Monfragüe abrirá su restaurante y tendrá a punto sus habitaciones para acoger clientes en unos días, como muy tarde la semana que viene, tras ocho meses de obras. El proyecto de ampliación y mejora del establecimiento se extenderá, sin embargo, hasta junio, tiempo en el que se terminarán de construir un SPA y un salón de convenciones.
Los trabajos realizados en el edificio enclavado en el Parque Nacional, han costado 2.145.904 euros, la segunda inversión más importante del Plan de Mejora de Alojamientos Turísticos de Extremadura dotado con un total de ocho millones, tras el montante de 3.272.583 euros destinados a la Hospedería de Garrovillas de Alconétar. El objetivo de ese plan puesto en marcha por el Gobierno regional, es completar sus siete hospederías con nuevos servicios y dotarlas de una oferta gastronómica y turística conjunta al estilo de Paradores. Todo, con el deseo dehacerlas más competitivas y más atractivas para el público.
La reapertura de Monfragüe se hace al hilo de la celebración de la Feria Internacional de Turismo Ornitológico (FIO), que tendrá lugar del 27 de febrero al 1 de marzo, con el fin de que esté lista para acoger a participantes de un evento que el año pasado registró 10.000 visitas.
Trayectoria irregular
La trayectoria de este establecimiento ha sido irregular, igual que la de los otros seis que completan la Red regional. Junto con la de Jerte fue la primera en abrir sus puertas en 1999 pero en 2006 tuvo que cerrar por culpa de una gestión privada deficitaria que arrojó una deuda de 120.000 euros a la Junta extremeña. Unos meses después de ese mismo año, la sociedad pública Gebidexsa asumió su control y bajo su tutela continuará en esta nueva etapa, ya que ni esta ni ninguna otra se sacarán a licitación.
Es el modelo de gestión por el que ha apostado el Gobierno, que también ha llevado a cabo mejoras en las demás: Hurdes, Sierra de Gata, Alcántara, Llerena , Garrovillas y Jerte. Esta última también ha tenido que cerrar al público para la ejecución de los trabajos y reabrirá en primavera, ocho años después de que echase el cierre.
La apuesta ha sido dotarlas de servicios de los que carecían como gimnasios, SPA, pistas de pádel y piscina en algunos casos o salas de convenciones en otros; ampliar el número de habitaciones en las que se quedaban escasas e instalar sistemas de placas solares y biomasa para producir calefacción y agua con menos coste. Un equipamiento con el que se pretende no sólo reflotarlas a nivel nacional sino también promocionarlas entre el turismo extranjero.