Hay cuevas de Extremadura que permiten practicar el turismo subterráneo, una aventura que amplía la oferta de ocio y dinamiza la población del entorno en que se ubican. La propuesta gana adeptos, sobre todo entre los viajeros más jóvenes, atraídos por la idea de adentrarse hacia el centro de la tierra.
Extremadura tiene tres cuevas calificadas Monumento Natural por el Gobierno autonómico: Castañar de Ibor en el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara; Fuentes de León en Tentudía y la Jayona en campiña sur. Las tres, además de la Mina Costanaza de Logrosán, pertenecen a la Asociación Española de Cuevas Turísticas.
La Cueva de Castañar está excavada en rocas que superan los 540 millones de años y ese es uno de sus grandes atractivos, además de los espeleotemas de paredes, techos y suelos que forman un espectacular paisaje interior de formas y colores. Las visitas están muy controladas desde que en 2008 hubo una invasión de hongos que obligó a cerrarla. Se reabrió con un régimen estricto que en 2015 solo permitió visitas previa inscripción entre mayo y septiembre, en grupos máximos de cinco personas, no más de 50 minutos y a 20 euros por visitante, de manera que antes de ir hay que informarse en el centro de interpretación sobre el calendario. Otra opción es visitar gratuitamente este último, abierto de miércoles a domingo todo el año y disfrutar de una visita virtual en 3D a la cueva.
La Cueva de Fuentes de León tiene valor ambiental, geológico, faunístico y arqueológico y los expertos destacan las estalactitas en forma de alas de mariposa que pueden descubrir los visitantes que se adentren en ella. No es una cueva, sino cinco que se distribuyen por unas 200 hectáreas, en las que viven murciélagos de especies en peligro de extinción. No todas están abiertas al público y hay que concertar cita previa a través del Ayuntamiento o el Centro de Interpretación de Fuentes de León.
Patrimonio minero en Logrosán y Fuente del Arco
La mina Costanaza de Logrosán también pertenece al Geoparque Villuercas-Ibores-Jara y es la única mina de interior preparada para visitas turísticas en Extremadura, con edificaciones como el cocedero de piritas, almacenes, un castillete minero y edificio de motores y la posibilidad de observar restos de la actividad humana relacionada con la minería como los agujeros de barrena, herramientas o chimeneas de aireación. Se puede visitar toda la semana, durante todo el año, con visitas guiadas que cuestan 3 euros a los adultos y 1,50 a los niños. La visita se puede completar con el Centro Minero de Logrosán, gratuito, para descubrir la importancia de sus famosos yacimientos de casiterita y fosforita.
La mina Jayona es el nombre de otra cueva turística ligada al patrimonio minero de Extremadura, a poco más de cuatro kilómetros de la localidad pacense de Fuente del Arco. Se abandonó a principios del siglo XX y tiene hasta 11 niveles excavados por los mineros de los que solamente algunos son visitables. Una peculiaridad es la vegetación propia de zonas húmedas que contrasta con la mediterránea propia de la zona y que se ha ido formando por las condiciones de temperatura de la cueva. Llerena es la localidad de referencia para alcanzar La Jayona y las visitas se pueden concertar a través de su Ayuntamiento.