Feijóo adelanta las elecciones gallegas al 5 de abril para hacerlas coincidir con las vascas
Incógnita despejada. El electorado gallego estará llamado a renovar la composición de su Parlamento el próximo 5 de abril, según ha podido confirmar Praza.gal. Como en las dos anteriores ocasiones en las que le correspondió la responsabilidad de convocar los comicios, Alberto Núñez Feijóo acaba de secundar la fecha elegida por el lehendakari del Gobierno vasco y da por agotada la legislatura unos meses antes de lo previsto para coincidir en el 5A y pocas semanas después de que el PP gallego insistiese en que su intención pasaba por llegar al final del mandato, que terminaría en septiembre.
Con la cuestión de su cuarta candidatura a la Xunta todavía por despejar -si bien todos los mensajes que ha lanzado en las últimas semanas en clave interna y externa apuntan a que repetirá-, Feijóo lanza definitivamente una carrera electoral en la que el PP tiene el reto de retener el Gobierno. O, lo que es lo mismo, de mantener una hegemonía que en este 2020 supondría un fenómeno todavía más inédito en el contexto estatal del que ya lo fue en 2016.
Tras una segunda mitad de la legislatura marcada por el cambio de color político en el Gobierno de España y el fuerte declive del PP a nivel estatal, erosionado primero por Ciudadanos y después por la extrema derecha de Vox, el PP aspira a mantenerse en unos niveles de voto en elecciones gallegas que no han bajado del 45% desde hace tres décadas, cuando en la primera victoria de Manuel Fraga su ajustada mayoría absoluta llegó tras sumar un 44% de los sufragios.
Entre los múltiples interrogantes que se abren ahora destaca la vinculada a conocer si la fragmentación de la derecha que ha caracterizado los últimos comicios generales llega también a los gallegos. No en vano, la pérdida de apoyo ciudadano que el PPdeG ha padecido en las citas electorales de 2019 ha tenido mucho que ver con el trasvase de sufragios a Ciudadanos y Vox, aunque la formación entonces liderada por Albert Rivera perdiera en noviembre los dos escaños en el Congreso que logró en abril por A Coruña y Pontevedra y el partido de la extrema derecha no llegara a obtener representación.
Las formaciones de la izquierda, por su parte, aspiran otra vez a que el PP pierda la mayoría absoluta y ahora lo hacen con una prevención añadida: que esa eventual bajada del umbral de los 38 escaños no se vea compensada con la llegada de un socio por la derecha, Vox, que pudiera sustentar un nuevo Gobierno de los populares pero con un giro más conservador.
En lo que va de siglo, la mayoría de la izquierda en el legislativo gallego sólo se ha producido en una ocasión y por la mínima, cuando en 2005 el PP de Manuel Fraga bajó de los 41 escaños logrados en el 2001 hasta quedarse en 37, dando lugar al pacto de Gobierno de PSdeG y BNG. Cuando el Ejecutivo de coalición pasó por las urnas en 2009, el PP logró arrebatarle un escaño al Bloque en la provincia de A Coruña y esos 38 escaños eligieron presidente a Feijóo, que en 2012 y 2016 regresó a los 41 escaños de Fraga en el 2001 mientras las bancadas de la izquierda experimentaban sucesivas recomposiciones, pero sin aumentar su representación.
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