La macrocelulosa que la empresa portuguesa Altri, a través de la sociedad Greenfiber, quiere levantar en Palas de Rei, todavía está lejos de recibir la luz verde. Este jueves continúan las charlas informativas de los responsables del proyecto por las localidades afectadas. La víspera pudieron palpar de primera mano, tanto en Palas como en Monterroso, la oposición de los vecinos a la iniciativa. Este ánimo, sin embargo, no es ninguno de los tres condicionantes de los que depende el futuro de una instalación que pretende producir cada año 400.000 toneladas de celulosa y 200.000 de fibra vegetal. Tampoco lo que puedan decir los propietarios de las 360 hectáreas de terreno que ocupará el complejo. Si se aprueba la declaración de utilidad pública, aunque no exista acuerdo de venta, podrán ser expropiados por el interés estratégico de la factoría.
El primero de los requisitos que debe cumplir el conocido como Proyecto Gama es el ambiental. En este momento está abierto el plazo de alegaciones a la declaración de impacto. Dapena insiste en que Altri cumple “de sobra” todos los requisitos exigidos por la legislación europea, la estatal y la gallega, que considera “especialmente dura”, sobre todo en lo referente a la captación de aguas.
Igual de importante es “el cierre financiero del proyecto”, es decir, el dinero necesario para poner en marcha una industria que presentan como “pionera en el mundo” y, por tanto, “costosa”. Aspiran a obtener de Europa la cuarta parte de los fondos necesarios para poner en marcha una instalación que, en su primera fase, costará 900 millones de euros.
“No depende de nosotros, lo estamos trabajando con las administraciones”. Dapena asegura que el proyecto “ha encajado bien donde lo hemos expuesto”, tanto en Bruselas como en Madrid y Galicia, ya que “cumple perfectamente” las directrices de la Unión Europea tanto en energía y clima como en las emisiones de gases de efecto invernadero.en energía y clima, reducción de emisiones gses invernadero, economía circular. aquí tenemos la materia prima, la planta de proceso integrada y los potenciales clientes y queremos ir más allá.
La tercera pata es la técnica, “la ingeniería básica”, la razón por la que han tardado casi dos años en acudir a Palas a explicar lo que quieren hacer. “”En diciembre de 2022 no vinimos porque no teníamos un proyecto técnico cerrado para poder explicarlo como merecéis“.
¿Por qué no se habló inicialmente de celulosa?
Dapena da a entender también que esta circunstancia fue la responsable de que no se dijese desde el principio que en la planta, anunciada como un proyecto verde de economía circular, se produciría en realidad el doble de celulosa que de lyocell, algo que sólo se descubrió cuando el proyecto se publicó en el Diario Oficial de Galicia, a principios de marzo. “Estuvimos trabajando muy duro en la parte técnica del proceso, definiéndolo para explicar a vecinos y autoridades lo que vamos a hacer”.
“Una vez que empiece a producir, queremos introducir un nuevo proceso, el reciclaje de la fibra textil, de la propia ropa”. Según dijo, hoy es “muy difícil” aplicarlo a una prenda “que es una mezcla de diferentes fibras”. “Otra cosa es que desde el minuto cero fabriquemos estas prendas sabiendo que al final de su vida van a a ser recuperadas”.
Lo que no parece que pueda afectar a sus planes es la oposición de los vecinos, que se hizo notar y mucho en la media docena de charlas informativas que, dos años después de lo prometido, los responsables de Altri trasladaron a otros tantos municipios afectados (en el vídeo, el cierre del acto en Monterroso). Una postura a la que en las últimas horas se sumaba el PSOE de Palas de Rei y este mismo jueves también el BNG. La primera fuerza de la oposición en Galicia considera la iniciativa “una bomba ambiental en el corazón de Galicia”.
Dapena cree que lo que existe es “mucha desinformación respecto al proyecto”. “Lo que hay que hacer es informar adecuadamente desde un punto de vista objetivo y técnico, en qué consiste, cuáles son las posibles implicaciones e impactos medioambientales, sociales...”. “Los argumentos técnicos son irrefutables, estamos muy tranquilos con el proyecto, muy convencidos”, a lo que añadió que “como ingeniero y como gallego me siento orgulloso de que se pueda hacer aquí”.
Ni siquiera una posible negativa de los propietarios de las tierras sería un problema. “Nosotros no decidimos qué se expropia y qué no. Nosotros venimos a hacer el proyecto, hablamos con todos los propietarios, el grado de adhesión fue muy elevado y también la disposición a colaborar”.
La irrupción en el acto público del propietario de la finca que ocupa la mayor parte del terreno asegurando que no ha vendido fue recibida con jolgorio por los opositores al proyecto. Dapena insistió en que la “intención” es comprarla. “Existe un acuerdo escrito que se ejecutará si el proyecto va a delante”. Pero, para que eso suceda, antes se tiene que cumplir el resto de requisitos.