Arnaldo Antunes, músico: “En Brasil estamos más optimistas con Lula, pero la amenaza de la extrema derecha sigue preocupando”
La música brasileña de las últimas cuatro décadas, y posiblemente la poesía, no se entendería sin la sombra transversal y alargada de Arnaldo Antunes (São Paulo,1960). Primero como miembro de Titãs, banda de referencia del rock brasileño de los 80 y después con el éxito planetario de la banda Tribalistas, que formó con Marisa Monte y Carlinhos Brown. Pero también con una prolífica carrera en solitario y una relevante trayectoria como poeta, reconocida con premios literarios como el Jabuti, uno de los más prestigiosos de Brasil.
Antunes conversó con elDiario.es desde Brasil, pocos días antes de llegar a Galicia. Desde su viaje artístico hasta alcanzar “la palabra desnuda”, de los vasos comunicantes entre poesía y música que le influyeron desde Vinicius de Moraes, pasando por el Tropicalismo o su admiración por la lírica medieval de Martín Códax. Antunes es músico, poeta o performer, pero ante todo un artista comprometido sin dobleces contra el auge de la extrema derecha y la debacle cultural provocada por Bolsonaro, que supuso “una usurpación del espacio vital por parte del poder”.
El pasado año se embarcó en una gira de conmemoración con Titãs y no descarta un nuevo reencuentro con Tribalistas: “Nunca hacemos planes, pero puede ocurrir”. Mientras tanto sigue con su carrera y sus conciertos en solitario. Los próximos días llegará a Galicia con dos actuaciones programadas. Una con su banda, en la Sala Capitol de Santiago el sábado 19 de octubre y otra en A Coruña el jueves 31 de octubre, con el virtuoso Víctor Araújo acompañándole al piano.
Llega a Galicia con dos formatos diferentes, uno con banda y otro con voz y piano. ¿Qué tiene cada uno de diferente?
El primero, con una banda que toca conmigo hace años, es un repertorio de varias épocas diferentes, desde mi época con Titãs, pasando por algo de Tribalistas y mi época de solista. El segundo es una novedad porque yo nunca había hecho nada con voz y piano.
Trazó su camino desde el rock de Titás o después en formaciones como Tribalistas. ¿Por qué decidió grabar el disco Lágrimas do mar solo con piano y girar con este formato inusual?
Lo grabamos durante la pandemia y apenas pudimos estrenarlo hasta 2022. Es algo muy diferente. Me gusta este tipo de formato con Víctor Araújo al piano porque no tiene una marcación rítmica como con la banda. Son tiempos flexibles, puedo extender y jugar con las sílabas y las palabras como yo quiero.
¿Siente que su carrera va evolucionando más hacia la palabra desprovista de artificios, próximo a un formato spoken word?
Hacer un concierto solo de piano y voz nace con la intención de llegar a la semilla y al corazón de la canción, a la canción en su estado más primario, completamente desnuda. Quise experimentar algo que no había hecho antes y me gusta mucho hacerlo. A veces hay poemas hablados, unidos de alguna manera al lenguaje de la canción porque siempre hice performances de poesía.
Brasil tiene una gran tradición de la conjunción entre poesía y música, con referentes como Vinicius de Moraes. Usted también es poeta, ¿se considera un continuador de esa tradición?
La tradición de la canción en Brasil tiene detrás un trabajo poético muy sofisticado. Hai compositores anteriores que tienen un un trato íntimo con la palabra como Noel Rosa, Lamartine Babo o Ismael Silva. En mi caso, en mi período de formación, cuando era adolescente en los 70, tuve una aproximación muy grande a la poesía, en ese momento en el que se encontraron el Tropicalismo y la poesía concreta.
Supongo que ese encuentro le deja su impronta en ese momento como poeta y músico…
Es que además de Vinicius, Caetano Veloso musica los poemas de Augusto de Campos y hay muchos poetas de ese momento que trabajaron la poesía escrita y la poesía cantada. Textos de poetas como Paulo Leminski, Antonio Cicero, Waly Salomao o Torquato Neto son cantados por Caetano, Maria Bethania, Gilberto Gil o Gal Costa.
¿Se podría decir que esa poesía era minoritaria y la canción de la Música Popular Brasileira (MPB) la acercó a la cultura de masas?
Creo que fue muy fecundo ese encuentro. La poesía era más minoritaria pero era considerada en un status superior a la canción popular. Sin embargo la canción popular llegaba más a la cultura de masas y en ese momento se produce una ruptura de ese paradigma.
Volvió a hacer una gira con el histórico grupo de rock Titãs y regresó en 2017 con Tribalistas. ¿Habrá nuevos episodios de estos encuentros o es un capítulo de su vida artística ya cerrado?
Con Titãs fue una celebración especial de los 40 años de la banda. Estuve en la banda del 82 al 92, y fue muy emocionante a nivel personal, además de tener un éxito enorme. No creo que sea algo para seguir haciendo periódicamente.
¿Y con Tribalistas? ¿Piensa en un posible regreso con Marisa Monte y Carlinhos Brown?
El encuentro con Marisa y Carlinhos es siempre muy fértil. Nos produce mucho entusiasmo mutuo y componemos muchas cosas juntos, es un ejercicio de composición permanente. Hicimos en estos años muchas canciones juntos, que grabamos como solistas o grabaron otros artistas, pero no sabemos si habrá un nuevo Tribalistas. No tenemos un plan marcado, pero puede ocurrir. El futuro es muy largo.
Con Marisa Monte, usted ganó hace poco un juicio contra el alcalde de São Paulo, el magnate conservador João Doria, por el uso de su música sin consentimiento en su campaña política. Él les llamó “izquierdópatas y parásitos”. ¿Qué supuso para ustedes que les diesen la razón?
Ha cambiado mucho lo legislado sobre los derechos de autor. Con las redes, la gente pasa a usarlo de la forma que un autor no desearía, y lo hacen sin nuestra autorización. No nos ha gustado este uso político de nuestras canciones, por eso tomamos medidas y ganamos el juicio. La indemnización (sobre 16.000 euros, al cambio), la donamos a la escuela de samba Mirim da Portela de Rio de Janeiro.
Con su palabra y su actitud, usted se convirtió en una cara visible del activismo cultural contra Bolsonaro. El auge de la extrema derecha se ha expandido también a Europa y España, ¿qué postura puede tener un creador comprometido ante este avance de recorte de libertades?
Vivimos una situación en el mundo preocupante con esta amenaza que supone el auge de la extrema derecha en el mundo. Por eso tenemos que levantar nuestra voz, sea como ciudadanos manifestándonos y como artistas con las canciones. Compuse un tema, O real resiste, para hablar sobre el impacto de la elección de Bolsonaro en Brasil.
¿Quiere decir que el artista debe combatir con sus canciones determinadas actitudes políticas?
No creo que la canción deba nacer con la obligación de manifestarse siempre politicamente, pero a veces esto es inevitable. Sobre todo como en la época de Bolsonaro, cuando el poder usurpa nuestro espacio vital y eso no se puede obviar. Cuando me salió lo hice con una emoción muy genuina, muy verdadera.
¿En qué fase está ahora Brasil con esta etapa de Lula respecto a la anterior con Bolsonaro?
Estamos más optimistas con Lula, pero la extrema derecha continúa siendo una amenaza y eso es preocupante. Tuvimos elecciones municipales ahora y vimos un crecimiento muy grande de esa derecha intolerante y autoritaria. Creo que debemos posicionarnos siempre que sea preciso. La polarización prosigue y hay mucho trabajo por delante para concienciar a las personas de que puedan frenar este impulso autoritario que amenaza la democracia.
¿Tiene algún vínculo a través de la lengua con la música de Galicia o con artistas de aquí?
Conozco cosas de música medieval. En concreto la obra de Martín Códax me encanta, pero la música y la canción contemporánea de Galicia desafortunadamente no la conozco. Me gustaría mucho saber más y aceptaré recibir indicaciones en estos días que esté por ahí.
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