En verano de 2010 la Consellaría de Educación hacía públicos, a través del entonces secretario general de Política Lingüística, Anxo Lorenzo, los resultados de su controvertida encuesta sobre la lengua en la enseñanza, un estudio que provocó los recelos de buena parte de la comunidad educativa y para el cual la Xunta precisó los servicios de una empresa privada, aunque inicialmente había negado tal extremo. Aquel estudio demoscópico señalaba, entre otras cuestiones, que el 53% de las familias con hijos y hijas en educación infantil que habían respondido a las preguntas preferían que, en ese nivel educativo, la enseñanza fuera bilingüe, en gallego y castellano. En el inicio del siguiente curso escolar, el 2010-2011, Educación volvió a preguntar por la lengua en infantil y, por provincias, en la Coruña el gallego fue el preferido por el 41%, en Lugo por el 42%, en Ourense por el 41% y en Pontevedra, por el 25%. Dos años después, estas cifras están muy lejos de cumplirse en la realidad.
Este incumplimiento es, al menos, lo que detecta La Mesa por la Normalización Lingüística, que acaba de realizar su tercer estudio sobre la presencia de la lengua gallega en las aulas de enseñanza infantil de las siete ciudades gallegas. La asociación en defensa de la lengua preguntó en 282 centros educativos -públicos, privados y concertados- por el idioma empleado en este nivel educativo y el resultado, resume su presidente, Carlos Callón, es de un verdadero “barrido” de la lengua propia de Galicia. No en vano, y a pesar de a las preferencias de las familias del alumnado, el gallego está ausente por completo en el 95,04% de los centros.
Según “declaran” los centros consultados, la suma de aquellos que emplean total o parcialmente el gallego en la enseñanza de niños y niñas de 3 a 6 años no supone más que un 4,96% del total, esto es, 14 colegios en todo el país. En estos se incluyen los 9 que dicen impartir todas las aulas de infantil en gallego -el 3,19%- y los tres que “indican que tienen dos líneas”, una para el gallego y otra para el castellano. Estas cifras, explica Callón, suponen que la actual situación no es “de bilingüismo ni de trilingüismo”, sino de una “exclusión” de la lengua propia que, asegura, no tiene parangón en ninguna otra autonomía con más de un idioma.
Buena muestra de la situación son también los números absolutos del estudio de A Mesa. La ciudad con más centros de enseñanza que imparten la educación infantil en gallego es Lugo, con tres colegios. Le siguen Ourense, A Coruña y Santiago, con dos, y cierran la lista Ferrol, Pontevedra y Vigo, con un sólo colegio cada una con aulas de infantil en gallego. El sondeo le sirvió también a la asociación para obtener elocuentes datos, como el de un centro de Vigo “en el que el español ganó por un solo voto, pero toda la enseñanza infantil se imparte en castellano”, o “uno de Santiago, en el que dicen sin rubor que las familias contestaron” que deseaban “enseñanza en gallego, pero ellos saben que la lengua de los niños es el español” y dan las clases en este idioma.
Desplome en dos años
La elocuencia de las cifras es aún mayor echando mano de los dos anteriores estudios elaborados por la Mesa. En el curso 2008-2009, aún con el decreto 124/2007 en vigor -establecía un “mínimo” del 50% de las clases en gallego- la presencia del gallego en la enseñanza infantil urbana era del 35%. En el siguiente curso, 2010-2011, ese porcentaje quedaba ya en el 10%. En todos los casos, señala Callón, esto equivale a estar “por debajo de la legislación vigente”, pasando por encima de normas como la Ley de Normalización Lingüística, pero también obviando el propio decreto del plurilingüismo. “El decretazo dice que tiene que haber atención” al alumnado que emplee el gallego en aulas impartidas en castellano, así como una labor de “introducción” de la lengua gallega en los entornos castellano-hablantes. “Pero esto no se produce”, subraya.
Así las cosas, desde la Mesa pola Normalización Lingüística concluyen que “cuando Feijóo habla de trilingüismo” está empleando “su habitual cinismo” y “chulería para mentir”, ya que “los incumplimientos son gravísimos. Más allá de la enseñanza infantil, subraya Callón, en los casos ”más positivos“ el gallego no supera el 20% del horario lectivo impartido en el país.