Bala son Violeta Mosquera (batería y voz) y Anxela Baltar (guitarra y voz). Se presentaron en el mundo de la música en 2015 con Human Flesh y dos años después publicaron un disco de nombre elocuente, Lume -fuego en gallego-, que las llevó a dar conciertos en Asia, Oceanía y América. El pasado 14 de mayo, después de retrasos acumulados por la pandemia volvieron con otro trabajo y con dudas sobre si su nombre seguiría resonando en las cabezas de quienes las habían escuchado. Se disiparon pronto. La recepción fue “una pasada” y que se preparan para un verano de conciertos por la Península.
Cuando les preguntan qué tipo de música hacen, no saben qué decir. Tampoco consideran necesarias las etiquetas. Maleza, su tercer disco, intenta resolver el dilema con una pegatina que se lo recomienda a los fans de Nirvana, Melvins, Fu Manchu y L7. Tienen mucho más claro que dos son suficientes y que no se ven bajando pronto de los escenarios. Anxela Baltar repasa su trayectoria, el feminismo que “siempre está ahí” y esboza los próximos pasos de esta banda gallega.
Acabáis de sacar vuestro tercer disco, Maleza, y lo hacéis con un sello internacional, Century Media. ¿Qué supone este cambio para vosotras?
Fue una manera natural de crecer. Después de Lume, que marcó un punto importante de inflexión en la banda, las cosas empezaron a crecer y a funcionar muy bien. Con Lume viajamos a Japón, Australia, Estados Unidos y Colombia. Tenía sentido pensar en dar otro pasito. Cuando empezamos a trabajar en el tercer disco pensamos que tenía sentido buscar una discográfica más internacional y más grande para acompañar este crecimiento natural.
¿La intención es tener más proyección de inicio?
Sí. Esta es una discográfica que tiene base en Alemania, pero presencia en todo el mundo, muy reconocida, con mucha presencia en Estados Unidos, Latinoamérica... Era ya empezar con bastantes pasos andados.
Maleza lleva tres semanas en la calle. ¿Cómo está siendo la recepción?
Estamos flipando. Siempre digo, y es verdad, que somos las primeras sorprendidas con todas las cosas maravillosas que vamos viviendo y lo de este disco es una muestra más. Nunca sabes cómo va a reaccionar la gente después de cuatro años sin sacar nada. Lume es de 2017. Maleza lleva listo desde 2019, pero por las circunstancias salió ahora. Estábamos un poco que no sabíamos qué nos íbamos a encontrar. La gente puede estar con muchas ganas pero puede estar también a otras cosas y haberse olvidado de Bala. Cuando empezamos a anunciar cosas en redes, a decir que teníamos cosas en proceso, vimos que el feedback era bueno. Cuando sacamos el primer single, 'Agitar', fue una pasada. Sí percibimos que la gente tenía muchas ganas de escuchar temas nuevos nuestros y fue espectacular. Empezamos a sacar más temas, hasta que salió el disco entero, y somos las primeras sorprendidas. Cuando haces algo tanta pasión y sin pensar en nada más, esa es la mejor recompensa: que la gente reciba esto tan bien.
Habéis ido anunciando algunas fechas de conciertos. ¿Cómo se plantea el verano?
Por suerte la cosa ya está empezando a moverse y no es como el año pasado. Tenemos cosas, de momento por aquí. Hay muchas por anunciar. El año grande, de volver a otros continentes, será el que viene. Este año estaremos por la Península y posiblemente algo por Europa.
Maleza estaba listo en 2019, así que todo el trabajo fue prepandemia.
Estuvimos todo el 2019 trabajando en el disco. Decidimos no tocar en directo ese año para centrarnos en el disco nuevo y hacer preproducción, que era algo que nunca habíamos hecho. En noviembre fuimos al estudio de grabación, a Ultramarinos -en Catalunya-, donde habíamos grabado también Lume, y ya estaba el disco listo. Pero pasó lo que pasó y tuvimos que mover la fecha. Cambiamos el estreno cinco o seis veces.
¿Cómo surgen las ideas para componer?
Lo que pasa normalmente es que una de las dos lleva una melodía en la cabeza y luego en el local empezamos a trabajar sobre esa ella o improvisamos. Estas son las dos maneras principales que tenemos de trabajar. Pero es cierto que tomamos mucha inspiración del cine, de los libros... Las dos somos apasionadas del cine. También hay algún elemento autobiográfico. Creo que casi para cualquier artista, de forma inevitable, está este componente autobiográfico siempre. Fuera de la música, donde más referencias cogemos es del cine y de la lectura. De echo, 'Agitar' es un poema de Lúa Mosquetera.
“Co sangue das feridas que nos fan / debuxan o seu final (Con la sangre de las heridas que nos hacen / dibujan su final)”. Esto forma parte de la letra de 'Rituais', una canción de reivindicación feminista. ¿Es este un ejemplo de inspiración autobiográfica?
El tema feminista siempre está ahí. Tenemos más canciones, algunas no tan explícitas. 'Bessie', por ejemplo, es un homenaje a una mujer -Bessie Stringfield- superpoderosa, afroamericana, que en los años 20-30 cogió su Harley y recorrió Estados Unidos haciendo lo que le daba la gana, en contra de todo lo que se esperaba de ella por ser mujer, por ser afroamericana, por ir en moto. Concretamente 'Rituais' pensamos que era una buena manera de transmitir todo esto a través de nuestra tradición gallega de leyendas, de meigas y demás. Y, por supuesto, pensamos que es algo que no se puede dejar de lado nunca. A día de hoy sigue absolutamente vigente y nosotras hemos vivido muchas situaciones de desigualdad en la música. Hay cosas más habituales, a las que la gente no les da tanta importancia, como oír que “para ser una chica tocas muy bien”, “tocas como un chico”... Esas cosas las seguimos escuchando mucho a día de hoy. Desde eso a cosas más importantes, como un festival que no nos quiso programar porque ya tenían una banda de mujeres y ya habían cumplido su labor. Queda mucho por avanzar. También pensamos que la cosa se está moviendo seguramente más que nunca, pero sí, queda camino.
¿La música es un buen medio para transmitir el mensaje?
Sí, esa es nuestra arma.
Lleváis ya unos cuantos años en la música. Vuestro primer disco, Human Flesh, es de 2015. ¿Notáis cambios en esto?
Creo que ahora hay más conciencia que antes. La Asociación MIM -Mujeres de la Industria de la Música-, de cuya junta directiva formo parte lucha precisamente contra estas cosas y para visibilizar a la mujer en el mundo de la música, no solo en los escenarios, sino también detrás, como promotoras, técnicas de sonido y en todos los puestos de la industria musical. Aún es complicado encontrar a mueres en estos puestos, pero existen. Se trata un poco de visibilizar todo esto y poner sobre a mesa datos. Un estudio publicado hace poco dejaba clarísimo que las mujeres cobran menos que los hombres en la industria musical por los mismos puestos. Hace unos años la gente simplemente miraba para otro lado. Hoy hay más iniciativas.
El formato de dos componentes no es el más común. ¿Alguna vez os planteasteis ampliar la banda?
La verdad es que no. Pensamos que así está bien. Al principio, cuando empezamos a quedar para tocar, no sabíamos qué pasaría, qué queríamos hacer, solo estábamos probando. Pero vimos que era suficiente, que estábamos contentas con el sonido. Nunca nos planteamos nada más. Sí que mola a veces hacer experimentos y colaboraciones, pero Bala somos las dos.
¿Y para los directos? ¿Dos son suficientes para hacer ruido?
Nosotras pensamos que sí. Ahora que tenemos la colaboración de Bonnie Buitrago, bajista de Nashville Pussy, en tres temas de Maleza no descartamos alguna vez hacer lo mismo en algún directo. Sería guay, pero sería algo puntual.
Pasasteis de tocar en salas pequeñas o en sitios que no estaban ni acondicionados a subiros al escenario en Japón, Australia o Estados Unidos. ¿Cómo os sentisteis con ese salto?
Todavía lo hablaba hace unos días con Violeta. No teníamos ninguna pretensión con el grupo más allá de pasarlo bien y hacer música. Cuando ves que la gente recibe bien esa propuesta, que es algo orgánico y visceral, es una pasada. Cuando empezamos a recibir propuestas para tocar por ahí, no nos lo podíamos creer. Nunca pensamos en hacer música de un determinado estilo para que llegase a más gente. Creo que eso está bastante claro. Nuestra música no es en absoluto mainstream, hacemos lo que queremos hacer, sin más. Que la gente reciba eso tan bien es increíble.
Ahora estáis teniendo más presencia nacional e internacional, pero ¿podríais vivir de la música?
Nunca nos planteamos vivir solo de la música, básicamente porque estamos contentas con el resto de nuestros trabajos. Hacemos cosas que nos gustan y siempre tuvimos claro que, siempre que nuestros otros trabajos puedan ser compatibles con el grupo y con girar por ahí, seguiremos así. Violeta es profe de batería, tiene su propia escuela; yo trabajo en temas relacionados con la música y los eventos. Son temas que nos motivan. Tal y como está ahora la situación, pienso que no sería fácil vivir solo del grupo, pero igual cuando las cosas estén un poco mejor nos plantamos la cosa de otra manera. No lo sé, la verdad. Vamos un poco al día.
¿Os veis encima de un escenario dentro de 20 años?
Yo pienso que sí. Cuando veo a gente como Patty Smith o gente que lleva toda la vida en los escenarios creo que nosotras vamos a ser también así. Yo no me imagino ahora mismo mi vida sin esto.
¿Tuvisteis alguna vez algún problema por vuestros contenidos?
No. Aunque siempre hay cosas para todos los gustos. El vídeo de 'X', que sacamos hace poco, tuvo críticas porque hay cabecitas un poco cerradas y el vídeo apuesta por la diversidad. Son cosas que para nosotras no tienen ningún tipo de importancia. Sabemos qué queremos transmitir y cómo y a quien le guste, bien y a quien no, también.
Empezasteis con temas en inglés, pero os fuisteis pasando al castellano y al gallego.
Human Flesh fue íntegramente en inglés porque no sabíamos muy bien qué queríamos hacer. Desde mi punto de vista el inglés no es la lengua universal del rock o de la música. Cualquier lengua puede ser maravillosa para transmitir algo con la música, con el estilo que sea. Opino que es más sincero y más honesto cantar en la lengua propia. Creo que transmitimos mejor lo que tenemos en la cabeza. También pasó una cosa que fue muy importante para confirmar que queríamos este cambio: cuando empezamos a tener temas en castellano, la gente en los conciertos de aquí los cantaba. Y eso no nos pasaba con los temas en inglés. Para nosotras fue un subidón ver a la gente en primera fila gritando las letras y decidimos que este era el camino que queríamos seguir. Para Violeta este cambio es un poco más complicado porque ella no escucha tanta música en castellano, pero está muy contenta y creo que seguiremos así.
Después de tantos conciertos, ¿hay alguna experiencia especialmente grata o ingrata?
Ingratas muy pocas, ninguna que se nos haya quedado clavada. Tenemos muy buenos recuerdos de todo. Yo siempre destaco la de California. Fue espectacular tocar en el desierto, en el lugar en el que nació el stoner, el desert rock, con gente de Queens of the Stone Age, de Kyuss, de Fu Manchu viendo nuestros conciertos. Fue una pasada. Cuando recibimos el mail para ir ahí, para nosotras era un sueño. Acabamos tocando allí porque coincidimos tocando con Brant Bjork -integrante de Kyuss y Fu Manchu- en Australia y le gustó la propuesta y nos recomendó para ir a tocar allí. Que una persona a la que admiras, a la que llevas escuchando con sus diferentes proyectos toda la vida, de repente recomiende tu banda para un festival en el desierto de California -el Stoned and Dusted- es una cosa espectacular. También fue espectacular el Rock al Parque, en Bogotá, en Colombia, que era lo contrario porque era supergrande. Cada cosa tiene su punto especial.
Parece que desde hace algo más de una década hay una eclosión de grupos en Galicia. ¿Cómo ves la escena actual?
Es una pasada. En Galicia hay una cultura underground increíble, con bandas de todos los estilos. No sé cuál es la razón. No sé si la crisis o el mal tiempo, que hace que la gente quede con sus colegas en el local. Creo que aún está ahí y yo estoy descubriendo continuamente proyectos impresionantes.
¿Alguna etiqueta con la que os sintáis cómodas?
Esta es una tarea muy complicada. Siempre que nos preguntan qué hacemos, no sabemos qué decir. Creo que hay componentes de rock, de metal, de punk, de stoner, de noise. Hay un poco de todo. Tampoco somos mucho de etiquetas, creo que no son necesarias. Lo mejor para saber qué hacemos es escuchar algún tema y sacar tus propias conclusiones.