Baltar apuesta por Sáenz de Santamaría y quiebra la estrategia de Feijóo
En junio de 1998 el PP gallego vivía una fuerte convulsión interna. Apenas un año después de lograr una aplastante victoria electoral con el 52% de los votos, la cúpula del partido que encabezaba Manuel Fraga había convocado un congreso extraordinario que dejó una simbólica imagen. El apodado como sector de la 'boina', que controlaba el aparato del partido en Galicia, había enviado “ao poleiro” [al gallinero] -una parte lateral del auditorio del Palacio de Congresos de Santiago, donde se celebraba el cónclave- a los flamantes ministros gallegos de Aznar, Mariano Rajoy y José Manuel Romay Beccaría, emblemas del sector del 'birrete'. Aquel gesto se enmarcaba en las primeras luchas internas hacia la sucesión del entonces presidente de la Xunta y había contado con el apoyo del PP ourensano que dirigía José Luis Baltar.
Veinte años después el panorama político ha cambiado ampliamente, también en el PP gallego, pero la constante ourensana permanece. Ahora intenta mandar simbolicamente ao poleiro a Pablo Casado. El que finalmente fue sucesor de Fraga, Alberto Núñez Feijóo, fracasó con evidencia cuando intentó derribar a los Baltar en el congreso provincial de 2010, en el que promocionó a Juan Manuel Jiménez Morán para intentar bloquear la sucesión de Baltar padre por su hijo, José Manuel Baltar, primero en el partido y después en la Diputación. El actual titular de la Diputación ourensana heredó ambas estructuras de poder y desde ellas ha continuado, tras cada victoria electoral, recordando su papel esencial para la preponderancia del PP en el panorama político gallego.
Este es el telón de fondo con el que la dirección del PP de Ourense está marcando terreno hacia el congreso que el próximo fin de semana decidirá si Rajoy es sucedido en la presidencia estatal del partido por Soraya Sáenz de Santamaría o por Casado. Aunque la cúpula del PPdeG no se pronunció formalmente al respeto y Feijóo se limita, al menos de momento, a asegurar que va a “escuchar a los compromisarios”, se da por hecho que la indisimulada preferencia de los de Feijóo por María Dolores de Cospedal en la primera votación provocará que el entorno del presidente de la Xunta se va a decantar por arrastrar los votos del mayor número posible de votos de la delegación gallega hacia Casado. No obstante, el jefe del Gobierno gallego puede despedirse de los votos controlados por Baltar, quien ve en Casado un incómodo regreso al aznarismo en términos internos.
En esa primera votación en el conjunto del PP gallego se impuso De Cospedal, pero con un margen no especialmente amplio y con una excepción: en Ourense la triunfadora fue Soraya Sáenz de Santamaría, tercera en el cómputo gallego. Tuvo 206 apoyos ourensanos frente a 177 para De Cospedal y 94 para Casado -y 8 votos más para los restantes tres candidatos-. La exvicepresidenta del Gobierno central ya había mostrado su sintonía con Baltar durante la campaña interna -“quiero ganar como gana Baltar”, había proclamado- y ahora es el político ourensano el que rompe la pretendida neutralidad del aparato del PPdeG. “Quiero que gane España, para que gane España tiene que ganar el PP. Quiero que gane la más votada por el PP de Ourense. Quiero futuro. Yo, con Soraya Sáenz de Santamaría”, escribió Baltar este martes en las redes sociales coincidiendo con la presencia en Galicia de Sáenz de Santamaría, que agradeció públicamente el apoyo.
En este contexto cabe esperar que entre los 73 compromisarios electos que aporta el PP de Ourense al plenario del congreso estatal del PP prime el apoyo a Sáenz de Santamaría, así como entre algunos de los compromisarios natos que proceden de la provincia, si bien Baltar matiza que tienen “libertad” para votar. Fontes del entorno de la dirección provincial ourensana de la formación dan por hecho este movimiento para intentar evitar lo que ven como un retorno a los modos del aznarismo. Es por eso que se están movilizando internamente para arrastrar todo el voto posible hacia Sáenz de Santamaría en un contexto en el que el peso del PPdeG será de más del 10% de compromisarios, mientras que en la primera votación los sufragios gallegos no llegaron a ser el 7% del total.