Cáritas detecta 3.600 personas sin casa en Galicia y Feijóo replica que hay plazas libres “en albergues”
“Una vivienda digna para todo el mundo”. La reclamación no sale de un partido político, ni siquiera de un movimiento ciudadano contra los desahucios. La lanza Cáritas, la organización dependiente de la Iglesia católica dedicada a la acción social que, en el marco de su campaña a favor de las personas sin hogar, acaba de traducir en cifras las dificultades que atraviesa este colectivo, “cada vez más numerososo y que vemos por cualquier calle de cualquier ciudad”, dice su director en Compostela, José Anuncio Mouriño. En Galicia, calcula la institución, “viven en la calle de manera precaria” un total de 3.654 personas a las que “la sociedad tiene que darles soluciones”. Esta reclamación se ha encontrado con una llamativa respuesta en el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que a preguntas de la prensa replica, desde el “respeto a Cáritas, que hay plazas libres ”en los albergues“ de diferentes puntos de Galicia.
Frente a la elocuente propuesta presidencial la petición de Cáritas ve mucho más allá del asistencialismo. La vivienda, dicen, es “una herramienta fundamental para la vida en dignidad de las personas” como “espacio físico” para “el desarrollo integral del ser humano”. Galicia, subrayan, es la segunda autonomía del Estado en número de personas sin techo por cada cien mil habitantes: “133 frente a la media de España, que es de 71”. Son datos que invitan a la preocupación, dicen, en un contexto en el que, por ejemplo, cada noche duermen en la calle 295 personas en la ciudad de A Coruña, 215 en Pontevedra y 127 en Santiago. “Las cifras son aterradoras”, señalan desde Cáritas, aunque se trata de un contingente de personas que es posible abarcar con una “política de vivienda que garantice el derecho y prevenga y combata la vulnerabilidad y la exclusión”.
Mientras Cáritas apela a la Carta Social Europea y a “realizar, de forma urgente, una reforma jurídica en el ámbito del alquiler y de los procedimientos de ejecución hipotecaria, así como a ”fomentar el alquiler social y la ocupación de viviendas vacías“, Feijóo acoge los datos con aire de recelo y subrayando que ”Cáritas sabe“ que en Galicia ”los albergues tienen, todas las noches, plazas que no se utilizan“. A juicio del presidente hace falta ”trabajar“, pero ”para saber por qué si hay albergues que no se utilizan, hay gente que duerme en las calles en Galicia“. Además, añade, ”nos sorprenden esos datos“ porque ”decir que Galicia y Euskadi son las comunidades con más personas sin techo [lo son, pero en relación a su población, no en términos absolutos] no se corresponde con el dinero que se destinan a los gastos sociales“ y a las ayudas ”de emergencia“ en ambas autonomías, que ”están muy por encima de las del conjunto del Estado, según datos de cualquier tipo de estadística oficial“.
Casi 300.000 viviendas vacías
Mientras se producían estas reflexiones del jefe del Ejecutivo una delegación de personal, voluntarios y personas usuarias de los servicios sociales de Cáritas se acercaban a la sede del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS), en Santiago, para simbolizar la necesidad de una política de vivienda alternativa que, entre otros aspectos, impida la existencia de un amplio parque de viviendas vacías, un número mucho mayor que el de personas que viven en la calle. Así, por ejemplo, según los datos más recientes del Instituto Galego de Estatística, del año 2011, Galicia cuenta con 299.396 viviendas sin habitar, casi el 20% del total. Por provincias, el mayor número de viviendas vacías estaba en ese año en A Coruña, con más de 120.000, seguida de Pontevedra, con 78.000, Ourense, con casi 56.000 y Lugo, que supera las 45.000 viviendas sin personas viviendo en ellas.
Estas cifras se dan en un contexto en el que Cáritas, “sin contar con las parroquias”, ha tenido que “hacer frente a 193.854 euros en lo que va de año” para atender necesidades básicas de estas personas como “alquileres, suministros [como luz y agua] y habitaciones”. “Nos parece que esto no es correcto, ya que consideramos que la sociedad es la responsable de todas esas personas que no tienen un lugar digno para vivir”, dice el director de la institución, quien además recuerda que este tipo de pobreza “tiene, cada vez, más, rostro de mujer”. “Tampoco se puede olvidar a los jóvenes que supera los 18 años y que, fundamentalmente, procede de centros tutelados que tienen la calle como vivienda habitual”, destaca. “Hablamos de seres humanos que sienten lo mismo que nosotros”, evidencian.