El próximo mes de noviembre se cumplirán 20 años de la catástrofe medioambiental del Prestige, un desastre que dejó en Galicia una profunda cicatriz ecológica, económica y política. Como en todos los grandes focos mediáticos, siempre emerge un vocabulario que hasta entonces había pasado desapercibido. El diccionario específico del Prestige puso en primera línea palabras como monocasco, batiscafo, fuelóleo y, sobre todas, chapapote. Esta palabra, sin duda la que más se asocia al desastre, es la elegida como título de un nuevo libro que, a través de una mirada periodística colectiva, analiza este desastre ecológico 20 años después.
En Chapapote (Libros del K.O., 2022), un total de diez periodistas de diferentes medios ofrecen su mirada sobre esta tragedia. Algunos de ellos cubrieron la información hace 20 años, pisando fuel en aquellos días aciagos, y otros son mucho más jóvenes. “Hemos tratado de combinar periodistas más experimentados con otros más jóvenes, que aportasen visiones desde diferentes temas relacionados con el Prestige”, explica Xosé Manuel Pereiro, coordinador de la edición, que hace 20 años cubrió la información para TVE y para El País.
Además de Pereiro, entre los periodistas más veteranos que colaboran en el libro están Manuel Rivas, que realiza la introducción a modo de prólogo o Xosé Hermida, encargado de analizar la parte política. Otros que colaboran en Chapapote y que vivieron de cerca informativamente la catástrofe son Gonzo, que reflexiona sobre la parte periodística, Silvia R. Pontevedra o Arturo Lezcano. No falta la parte relativa a la irrupción de Nunca Máis, realizada por Marta Veiga Izaguirre, o la mirada sobre vecinos y voluntarios a través de Lucía Taboada y Natalia Junquera. La nómina de autores la completan Brais Cedeira, y la aportación de un trabajo infográfico realizado por Artur Galocha y Lara Graña.
Xosé Manuel Pereiro, además de coordinar la edición, ha realizado un trabajo entre texto y texto que va enlazando cada una de las colaboraciones, y que le ha servido para tomar perspectiva sobre lo que sucedió hace 20 años. “Con el tiempo, me sorprende todavía más el menosprecio que el Gobierno español tuvo hacia la sociedad gallega, e incluso con el propio Gobierno gallego. Daba la impresión que ni leían los periódicos”, rememora Pereiro sobre aquel desgobierno bajo la presidencia de José María Aznar, rodeado entonces de ministros de infausto recuerdo como Álvarez Cascos o Mariano Rajoy, recordado por su frase de los “hilillos de plastilina”, un intento de manipulación burda para trazar una cortina de humo sobre las toneladas de fuel que emanaban del barco hundido.
“Manipularon hasta donde pudieron, pero era un desastre visible, con lo cual la manipulación real quedaba desactivada. No era como el caso de las vacas locas, que había sido un poco antes, que se enterraban las vacas y allí no pasaba nada”, explica Pereiro sobre la situación informativa de aquel momento. Comparado con la posibilidad del tratamiento mediático en la actualidad, el veterano periodista tiene una opinión clara: “Ahora sería peor porque están mucho más polarizados los medios”. Pereiro está inmerso en un ritmo frenético en la fecha señalada de los 20 años de la catástofe. En poco más de una semana saldrá también en la Editorial Galaxia la reedición ampliada y revisada de su libro Tal como foi, tal como fomos, que había publicado en 2012, cuando se cumplían diez años del desastre. En una parte de su libro, Pereiro cifra en 32 los volúmenes publicados sobre el Prestige.
“Movilización sin precedentes”
“Fue una movilización sin precedentes. Creo que sirvió para trazar una base electoral de izquierdas que se observa en las ciudades en las municipales, donde hay dos bloques prácticamente al 50%, algo que no pasaba antes del Prestige”, analiza en perspectiva Pereiro, que cree que la catástrofe sirvió para “ detectar a unos políticos tan torpes que la gente quedó vacunada contra el insulto a la inteligencia”.
Una de las partes más interesantes del libro Chapapote, la aporta el veterano periodista de El País, Xosé Hermida, una voz autorizada, legitimada por los 45 días ininterrumpidos que pasó pisando fuel por las costas gallegas hace 20 años. En su texto, titulado Bajo la playa, el adoquín, dando la vuelta al lema de mayo del 68, Hermida hace un repaso a lo que supuso políticamente el desastre del Prestige: el naufragio del gobierno de Manuel Fraga y una profunda crisis en el PP.
“Tracé una cierta comparación con el mayo francés, porque el Prestige inició un ciclo de protestas, a la que siguieron las protestas contra la Guerra de Irak y finaliza en la manifestación del atentado de Atocha, en el que cae Aznar”, explica Xosé Hermida, quien añade que “en los días siguientes al atentado de Atocha en marzo de 2004 se revive aquel clima contra la guerra y la mentira”. Hermida coincide con Xosé Manuel Pereiro en el empeoramiento del contexto periodístico 20 años después. “En aquel momento Internet todavía estaba en pañales. Sería mucho peor que se trasladase ahora a las redes lo que fue aquella campaña infame contra Nunca Máis”, analiza este veterano cronista. Analizando en perspectiva los intentos de manipulación, Hermida también lo tiene claro. “Feijoo convirtió los medios en algo todavía más monolítico de lo que eran con Fraga en pleno Prestige. Se hizo intocable, todo empeoró en 20 años”, sentencia con cierta amargura.
A pesar de las protestas y la revolución cívica que pareció traer el Prestige, el tiempo constató una realidad bien diferenciada. En una decisión sonrojante, Fraga concedió la Medalla de Oro de Galicia a Álvarez Cascos en 2003, con el fuel todavía en las costas y en 2004 repitió con Martín Villa, el que había sido Alto Comisionado del Prestige, y que declaró al ser nombrado: “Aún no sé nada del Prestige, pero lo aprenderé”. Casi 20 años después, nadie ha pedido que se les retiren unas de las medallas más insultantes de la historia de estos galardones.
Otro protagonista de aquellos días aciagos, Mariano Rajoy, acabaría siendo presidente del Gobierno nueve años después, en 2011. “Es cierto que la vida sigue igual, por eso hice la comparación con mayo del 68, porque no cambió el mundo, pero al menos el poder estuvo desnudo e inerme frente al pueblo una temporada”, sentencia Xosé Hermida, en relación a su reflexión en Chapapote, el libro que revive la zozobra del Prestige, 20 años más tarde.