Los vecinos de la parroquia de O Hío, en Cangas do Morrazo (Pontevedra), llevan años quejándose de que la afluencia de coches para ir a las playas en verano deriva en que muchos vehículos acaben aparcados en zonas en las que molestan e incluso impiden el acceso a las casas. Pero este verano los visitantes se han multiplicado, dice una portavoz de la asociación de vecinos, Mercedes Villar, y la situación se ha vuelto tensa. Así que decidieron organizarse para salir a la calle y protestar provocando un atasco que no se debe (o no únicamente) a la cantidad de automóviles: cruzaron de forma ininterrumpida varios pasos de peatones para impedir el avance del tráfico.
La primera de estas protestas fue durante el puente del 15 de agosto. La repitieron siete días después, en la parte más céntrica de la parroquia, O Igrexario, en tres pasos de peatones. Estuvieron en torno a media hora cruzando de forma continua. En esta segunda ocasión se reunieron más personas para protestar por los efectos de la masificación turística en una zona a la que acuden en verano muchas personas tanto del entorno cercano como de más lejos. Los vecinos piden a autoridades y administraciones que busquen una solución. El Ayuntamiento los ha citado a una reunión en septiembre.
En un verano de protestas por la presión de los números crecientes de visitantes en diferentes puntos de España, Villar señala que no desean que la gente deje de ir a la zona, pero piden orden y que los números se adecuen a un entorno con caminos estrechos, curvas y, en algunos tramos, sin aceras. Y que es una península en la que la entrada y la salida es por el mismo sitio. “No hay seguridad vial. La gente va caminando por las cunetas porque no hay aceras y se siente limitada. Hay quien no sale de casa por esto. Hay atascos. Si quieres ir al trabajo a determinadas horas tienen que salir con más tiempo. Ocupan la carretera principal y los caminos de acceso a las playas, que muchas veces son de un solo sentido”, expone esta vecina.
Con la llegada del verano, continúa, hay vehículos aparcados “en curvas, en línea amarilla, en los accesos de casas y garajes”. Todo esto genera “una situación de inseguridad y peligro” y compromete incluso el paso de los vehículos de emergencias. Asegura que se han dado casos de vecinos a los que tenía que ir a recoger una ambulancia para algún traslado programado y que se encontraron con que tenían la salida de su casa bloqueada o que la cantidad de coches impidió al vehículo sanitario llegar a la hora prevista.
Villar añade que la presión por el gran número de visitantes deriva también en comportamientos “incívicos”, como tirar basura en caminos y zonas de aparcamiento. Y en un deterioro de unos caminos que no están preparados para tanto tráfico. “Queremos un turismo ordenado y educado y que respete el entorno. Esto es un paraíso, pero los paraísos también se estropean”, señala.
Cree que la popularidad creciente tiene que ver en buena parte con las redes sociales: “Esto se vende como una preciosidad sin gente, pero ahora eso no es verdad”. Dice que, de hecho, las playas llegan a estar tan abarrotadas que muchos vecinos han dejado de ir los fines de semana o esperan a la hora a la que quienes vienen de otras zonas se retiran. “No es un día ni dos, que eso lo pasas. Es cada fin de semana, en festivo y también entre semana”, protesta.
Villar explica que la idea de protestar cruzando los pasos de peatones viene de otra movilización de los vecinos de la zona: la que reclama que vuelvan a destinar a un médico al consultorio de O Hío, un servicio sanitario que perdieron con la pandemia. La portavoz de los vecinos indica que fue en esas concentraciones, convocadas cada dos sábados, que se dieron cuenta de que cruzando y provocando retenciones conseguían llamar la atención sobre lo “molestos” que están.