Dejar su escaño en el Parlamento para emigrar a Dinamarca y trabajar en la investigación científica. Eso es lo que ha decidido David Fernández, diputado de Alternativa Galega de Esquerda (AGE), en una actitud que sorprende o destacan muchos, pero que para él “no tiene nada de relevante”. Ingeniero técnico agrícola por la Universidade de Vigo e ingeniero de montes por la USC, ejerció ya de investigador en el extranjero y publicó junto a otros científicos más de treinta artículos en revistas de prestigio internacional. Entró en la Cámara cuando llevaba casi un año en el paro y marcha, a finales de este mes, casi un año después para seguir con su carrera profesional.
¿Tiene algo de meritorio o relevante que abandone la política para dedicarse a la investigación?
Ni meritorio ni relevante, es lo mejor para mí personalmente.
Dice que se marcha porque no quiere convertirse en un “político profesional”...
Es cierto. En mi profesión, la investigación científica, si paso cuatro años fuera después me es muy difícil reengancharme. Tenía mucho miedo a eso. Yo no quiero vivir de la política, desde luego, pero eso no tiene mérito ninguno.
Digamos que es lo más sensato.
Es lo más sensato que puedo hacer, pero para mí mismo. Estaba en la política y lejos de la ciencia porque no tenía ningún tipo de oportunidad ni en Galicia ni en el Estado español. Ahora me ha surgido esta oportunidad en Dinamarca y la voy a coger porque lo que quiero es ser científico y no ser político. Si continúo en el Parlamento más tiempo, me va a ser muy difícil dedicarme a lo que realmente me gusta y a lo que llevo dedicado muchos años. Por eso dejo el Parlamento. Y no me cuesta absolutamente nada.
¿Se considera un exiliado por la crisis o por el sistema económico?
Sí, evidentemente. Si tuviera oportunidades de desarrollar mi carrera científica en Galicia, no me volvería a marchar. Ya estuve fuera casi dos años y medio, fue una experiencia positiva y ahora me tocaba desarrollar mi carrera en Galicia, pero en estos momentos no puede ser porque no se está apostando nada por la ciencia.
Parece que en otros lugares, sí.
Hace quince días estuve visitando a gente con la que trabajé en Suecia hace unos años y me dijeron que ellos tienen más fondos que nunca para investigar y aquí ocurre todo lo contrario. Ellos estimaban que recortes del 10% supondrían la paralización de muchas investigaciones y aquí los recortes están siendo del 50%. Hagamos la comparación. Soy uno más, un ejemplo más de lo que le ocurre a mucha otra gente del ámbito científico que, si quiere desarrollar aquello para lo cual se ha preparado, no puede hacerlo en su país. Y esto es terrible, una desgracia.
¿Cree que hay mucho político profesional también en Galicia?
Desde luego. Hay gente que única y exclusivamente vive de la política, incluso desde los 16 años. Para mí, eso es bastante negativo porque en esas condiciones no pueden contribuir mucho para mejorar la sociedad porque no están insertados en ella. Además, cuando abandonan los cargos políticos por los que vienen siendo remunerados, tienen problemas personales para reciclarse y también pueden generar y generan problemas internos en sus propios partidos porque se tienen que aferrar al cargo para poder sobrevivir. A eso me refería yo cuando decía que no me quería convertir en un político profesional y por lo que debo tener la libertad de poder marchar cuando quiera.
¿Qué balance hace de su paso por el Parlamento?
A nivel personal y de grupo, bien. En cuanto al conocimiento del Parlamento, de cómo funciona y del nivel que tiene, pues bastante mal. El nivel general del debate parlamentario es bastante bajo y casi se limita a eso de “y tú más”. Hay pocos argumentos y todo se centra en echarle la culpa a los demás y en no asumir tus propias responsabilidades. Casi en ningún momento tuve un debate de fondo sobre ningún tema.
¿Decepcionado?
Ha sido una decepción porque en los debates esperas posiciones ideológicas de fondo, que son legítimas, y eso es sobre lo que se debe debatir y no sobre lo que se debate en el Parlamento.
Hay quien culpa a AGE del “desprestigio” del Parlamento...
Si la dinámica y el funcionamiento del Parlamento fueran decentes, si realmente se compararan ideas, no se llegaría a esto. Igual es por no estar acostumbrados, pero la sensación de llegar allí, defender una postura y sentirte insultado por las respuestas del Gobierno o del PP, que no se basan en argumentos sino en hablar de cosas que no tienen nada que ver con el tema... Es bastante decepcionante. Yo en los primeros meses tuve bastante dificultades para contenerme y no contestar a las burradas y estupideces que allí se dicen.
A usted lo acusaron de crear polémica e incluso de no vestir adecuadamente. Y fue expulsado.
Las veces que defendí mis propias iniciativas o posturas, no se me rebatía. Yo lo que no estoy dispuesto es a que, por puro formalismo, tenga que estar callado mientras allí se dice todo tipo de barbaridades. Ni tan siquiera me ruborizo. Es legítimo el debate de fondo y sobre ideas, pero eso de echarle la culpa a los demás de los problemas que existen y no entrar en el fondo de las cuestiones, me fastidia bastante. No sé si hay gente capaz de aguantar eso, pero yo no, desde luego.
¿Cómo es la convivencia dentro del Parlamento?
La convivencia, a pesar de lo que pueda parecer, no es mala dentro. Yo, como diputado, puedo incluso admirar a algunos diputados del PP porque entraban dentro de lo que yo consideraba que debían ser y defendían sus ideas, aunque yo no las compartiera. Pero puedo contarlos con los dedos de una mano. Hay diputados que merecen mi admiración, pero en general el nivel del Parlamento es bastante bajo.
Cuando vuelva de Dinamarca, ¿cree que Galicia estará mejor?
Eso espero. No puedo hacer una previsión, pero eso espero porque será bueno para el conjunto de los ciudadanos. Independientemente de quien gobierne, mi deseo es que las cosas vayan a mejor.