El Defensor del Pueblo denuncia discriminación hacia las mujeres y destapa un caso de violencia sexual en el psiquiátrico de Conxo
Un nuevo informe del Defensor del Pueblo vuelve a llamar la atención sobre las graves deficiencias en el hospital psiquiátrico de Conxo. El Alto Comisionado denunció ya vulneraciones de los derechos humanos en el centro, como la sedación de los pacientes y recurrir a inmovilizarlos. El caso llegó al Parlamento Europeo. Ahora, tras una visita sorpresa que se realizó los días 6, 7 y 8 de julio de este año, se constatan prácticas discriminatorias para las mujeres y se ha destapado un caso de violencia sexual ocurrido en las instalaciones y que ha sido denunciado en los tribunales.
Al centro acudieron a principios de julio para hacer una visita con enfoque de género el director y tres técnicos del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP) -dependiente del Defensor del Pueblo- y tres técnicas externas: una médica, una psiquiatra y una psicóloga. Han remitido sus conclusiones a la Xunta, que no ha dado respuesta. El informe ha sido difundido por el Movemento Galego da Saúde Mental (MGSM), que califica la situación en el centro psiquiátrico de “preocupante, intolerable, asfixiante”.
El informe relata que, durante las entrevistas que equipo hizo con las personas residentes, una de ellas reveló un episodio de violencia sexual del que fue víctima en el centro. La dirección realizó, según las conclusiones, un abordaje del problema “deslegitimador y revictimizador”. Esta actitud, añaden, se verificó en el curso de la visita y “prueba la dificultad de cualquier tipo de revelación y la falta de protección frente al abuso”. El caso está en manos de los tribunales tras la intervención del MNP porque la víctima “mantiene su deseo de denunciar”. Los expertos señalan como una de las deficiencias que en el psiquiátrico de Conxo no hay ningún protocolo de prevención y protección de la violencia de género o cualquier otro tipo de violencia o abuso.
El MNP refiere una serie de observaciones que van desde el uso de lenguaje no inclusivo a la falta de formación del personal con perspectiva de género y la falta de garantía de los derechos sexuales y reproductivos. En el texto, los expertos vuelven a poner el foco sobre los tiempos de ingreso. Las mujeres tienen una estancia media superior a la de los hombres -14 años frente a 12-, pero hay personas que llevan más de 50 años ingresadas. Cuando reciben el alta, los hombres tienen más probabilidades de ir a un domicilio (un 51,3% frente al 39% de las mujeres). Ellas tienen un “perfil de mayor dependencia” que el informe asocia al deterioro de su salud y una menor autonomía para las actividades de la vida diaria en la población femenina psiquiátrica.
El informe denuncia también que hay un “bajo porcentaje” de pacientes que se benefician de talleres ocupacionales. Son solo el 23%. Y hay “una clara división estereotipada de tareas”: no hay mujeres en jardinería y solo dos están en carpintería, pero en lavandería son 13 de 15. Además, el texto advierte de que esta actividad es de “especial dureza” porque presta servicio a varias unidades hospitalarias y quienes se encargan de ella son principalmente mujeres mayores de 50 años. Los puestos de trabajo no están “adecuados a la edad y circunstancias físicas” de estas personas, añade.
El Defensor del Pueblo constata también que no hay un protocolo de prevención de suicidios ajustado a instituciones residenciales de media y larga permanencia ni hay abordaje terapéutico de las adicciones, pese a que es un problema que el personal conoce y que es “frecuente motivo de sanción, de retroceso a módulo cerrado y de penalización sin salidas o sin actividades”. El informe detecta también dificultades de las mujeres del módulo cerrado para poder comunicarse con el exterior -solo una llamada por semana y sin un espacio que ofrezca intimidad- y que las personas tuteladas por la Fundación Pública Galega para a Tutela de Persoas Adultas (Funga) tienen “escaso seguimiento”, no reciben visitas regulares y sufren “menor nivel de autonomía económica y menor capacidad de decisión”.
En el centro de Conxo las medidas de contención -con fármacos o atando a los residentes- se aplican en cifras similares a hombres y mujeres, “pese a que ellas causan en términos generales menos daño”. Los expertos consideran que los datos sobre las mujeres “no son enteramente fiables”, pero muestran que cuando se las somete a estas medidas es una media de 16 horas. La que más contenciones ha sufrido -más de 30 en los dos últimos años- duerme en una cama con correas permanentes en la sala de inmovilización, según el relato del MNP. Su diagnóstico es “retraso mental” y lleva más de 19 años en el psiquiátrico, pese a que “en la memoria organizativa de 2020 del hospital se expone que no sería un sitio adecuado para personas con 'retraso mental'”. El Defensor del Pueblo pide información adicional para aclarar este caso.
Las desigualdades en el personal
El informe recoge conclusiones también de sus entrevistas con el personal del centro. Es “mayoritariamente y desproporcionadamente” femenino en las categorías de enfermería y técnico auxiliar sanitario -101 mujeres frente a 11 hombres-, pero entre los médicos y en los puestos de dirección ellos son mayoría. En las conversaciones con residentes y trabajadores, prosigue el texto, “se pone en evidencia un funcionamiento muy vertical” del equipo, con poca coordinación entre disciplinas y que no integra a pacientes o asociaciones de familiares para tomar decisiones.
1