Y Baltar cogió su mapa. Habían pasado poco más de veinticuatro horas de las elecciones municipales cuando el presidente del PP de Ourense, José Manuel Baltar, se presentó ante la prensa para evaluar los comicios. Como en otras ocasiones el barón mostró el mapa de la provincia ourensana, teñido de azul excepto en una veintena de municipios. Su baronía perdió votos para el PP, sí, pero lo hizo en mucha menor medida que el PP en el conjunto de Galicia y del Estado. Y, sobre todo, su poder institucional apenas se va a ver resentido mientras prácticamente todas las apuestas y sostenes municipales y provinciales de Alberto Núñez Feijóo sufren un notable desplome. El baltarismo vuelve a ganar.
El PP perdió apoyo en toda Galicia y Ourense no fue una excepción, aunque el descenso ha sido mucho menos acusado. Los conservadores ourensanos obtuvieron el 24-M un 20% menos de sufragios que en 2011. Mientras, sus compañeros de Lugo descendieron más de un 22%, en A Coruña se dejaron por el camino una cuarta parte y en Pontevedra la caída fue superior al 30%. “El apoyo registrado al PP en Ourense fue mucho más importante que las medias estatales y autonómicas”, lo que “convierte a Ourense en la tercera provincia” del Estado en apoyo al PP, destacan.
Baltar saca pecho poniendo el acento también en otro dato. Su 43,94% de votos es inferior al 49,5% que logró hace cuatro años, pero es, con diferencia el mayor apoyo en las provincias gallegas y también la menor caída, toda vez que Lugo se quedó en el 39% (hace cuatro años llegó casi al 47%), A Coruña en el 34% (41% en 2011) y Pontevedra, en algo menos del 33% (en las anteriores llegó al 45%).
Todos estos números se traducen en un intangible fundamental: el poder institucional y, por extensión, en el poder partidario. El barón provincial que Baltar tiene al norte, José Manuel Barreiro, portavoz en el Senado, ha perdido alcaldías destacadas y no ha logrado su codiciado objetivo, la Diputación de Lugo. En A Coruña los populares han perdido la Diputación que habían logrado en 2011 y además el presidente provincial, Carlos Negreira, ha saltado a los titulares por perder la alcaldía a manos de la Marea Atlántica. Además, el PP de Santiago ha sucumbido ante Compostela Aberta y la condición de fuerza más votada no servirá para gobernar en Ferrol. En la provincia de Pontevedra la apuesta personal de Feijóo en Vigo sirvió para ensanchar el triunfo del socialista Abel Caballero y para ratificar la pérdida de la Diputación provincial con un Louzán en retirada.
Así está el “panorama general” que inspira una “reflexión” de Baltar. “Tener el 42% de las alcaldías de Galicia, tener la única Diputación provincial de Galicia, obtener la mayoría de concejales de la capital y ser la única ciudad de Galicia en la que el PP puede optar a gobernar son buenas noticias para los populares ourensanos”. Traducido: los dos principales bastones de mando del PP van a estar en Ourense, aunque uno de ellos vaya ser ostentado por un enviado de Feijóo que estará seguido de cerca por Democracia Ourensana. Además, una de las escasas pérdidas de poder en la provincia ourensana se ha producido en Verín, donde Juan Manuel Jiménez Morán, con quien Feijóo intentó derribar al baltarismo en 2010, ha perdido la mayoría absoluta y dejará de ser alcalde.
Así las cosas, José Manuel Baltar ha anunciado ya a través de Twitter su equipo para volver a gobernar la diputación que comenzó a comandar cuando la heredó de su padre, pero en la que ahora se ve refrendado por el resultado municipal. Por el camino deja un aviso a navegantes: “si las del domingo fueran elecciones autonómicas” el PP “obtendría los mismos escaños que tiene actualmente”. En las otras el PP caería en escaños, tanto como para perder la mayoría absoluta y, por lo tanto, la Xunta.