Hace un año la Xunta decretaba el final de la actividad de Preescolar na Casa [Preescolar en casa], después de 35 años. Le retiró todas las aportaciones económicas y rechazó cualquier posibilidad de hacerse cargo del servicio, exaltado e imitado fuera de Galicia. Acababa de este modo con 32 puestos de trabajo y con la atención que recibían más de 3000 familias en toda Galicia, que habían llegado a ser muchas más. Preescolar na casa había contribuido a configurar la historia reciente del país en materia de educación, convirtiéndose en un referente pedagógico con un modelo de intervención pionero, original, preventivo, vertebrador del territorio y ejemplar en cuanto a la implicación de las familias en la educación de los hijos e hijas. Sin embargo, la conselleira Beatriz Mato dijo que era “un programa obsoleto” y que “no valía”. Y en el Parlamento la diputada popular Marisol Piñeiro sentenció que “la Administración pública no puede asumir algo que ya no funciona”.
Como viene siendo cada vez más frecuente nos últimos años en Galicia, los espacios y servicios que son descartados por el Gobierno, son ocupados de inmediato por nuevas iniciativas sociales, nacidas desde la base, como hace 36 años había echado a andar Preescolar na casa fruto del impulso de Antonio Gandoy. Antiguos trabajadores de Preescolar crearon el pasado mes de febrero la Asociación Socio-Educativa Antonio Gandoy, con dos grandes objetivos, como destaca su presidenta, María Luisa Rey Otero. El primero, evitar que “el patrimonio material e inmaterial de Preescolar na casa no acabara por ahí, en el olvido. Como no se vio intención por parte de la administración o de la universidad de hacerlo, lo hacemos nosotros”. Y el segundo, continuar prestando el servicio fundamental de Preescolar na casa: orientación a las familias para la educación de sus niños y niñas, una orientación que realizan desplazándose cada semana a varios ayuntamientos de las provincias de Lugo y A Coruña.
“Éramos capaces de dinamizar muchas familias”, destaca Rey Otero. “Llegamos a tener 60 trabajadores circulando todos los días por las carreteras y caminos de Galicia, llegando a las aldeas más remotas, yendo cada 15 días allí donde está la gente. Sabían que contaban con un foro en el que manifestar sus preocupaciones e inquietudes, no solo a nivel educativo. Cuando vas con tanta frecuencia a un lugar, con los ojos y las orejas abiertas, llegas a mucho más que lo meramente educativo, aunque todo es educativo”, explica. “Tenía un compañero que decía 'yo estudié para maestro y vine para Preescolar como maestro, pero soy casi de todo además de maestro: soy psicólogo, soy pedagogo, soy agente de extensión agraria, soy auxiliar de clínica...”. Cuando llegas a las casas de la gente, la gente te plantea los problemas que está viviendo en ese momento, y los problemas que afectan a los adultos, afectan también a la educación de los niños“.
En el documento presentado este miércoles por la Mesa Galega de Educación no Rural se demanda que no cierren más centros y unidades en la zona rural, y que se apruebe un plan específico de enseñanza en el rural, en el marco de una política integral para frenar la despoblación. A este respecto, la presidenta de la asociación recuerda que Antonio Gandoy decía siempre que “la educación tiene las raíces en la casa de cada uno”. “Y es cierto, porque para poder educar con eficacia tenemos que tener las raíces bien sumergidas en nuestro entorno. Si sacamos a la gente del entorno su formación va a estar más coja a todos los niveles. Además de las consecuencias de despoblación: yo si tengo un niño de tres años y sé que al año siguiente voy a tener que llevarlo todos los días al colegio a veinte kilómetros, por un camino que me lleva una hora, pues seguramente me mudaré”.
“La manera más eficaz de acabar con el rural es eliminar los servicios educativos de la zona”, destaca, “los servicios fundamentales tienen que estar donde está la gente. Y la gente quiere estar en el rural. El problema es que los políticos miden esto con baremos economicistas y la educación y la sanidad no se pueden medir así”. Preescolar na casa, como destacó el profesor de la USC Jorge García Marín en un artículo publicado en Tempos Novos, “hizo una aportación fundamental al desarrollo del tejido sociocomunitario de muchos ayuntamientos rurales gallegos, partiendo de la educación de miles de niños y niñas a través de sus padres y madres, concibiendo la comunidad rural como una comunidad viva y operante que puede ir resolviendo sus problemas”.
En el documento también se hace énfasis en la importancia de la implicación de las familias en la educación de los niños y niñas. “Toda la sociedad es responsable de la educación de nuestros hijos e hijas y el primer seno de la educación es la familia. No se puede desligar la escuela de la familia, porque familia y escuela deben ir a la par, tienen que estar sumergidas una en la otra para que sean eficaces”, concluye.
En crecimiento
“La primera actuación de la Asociación fue a acudir a la subasta de los bienes de Preescolar na casa, sobre todo para hacernos con la marca, que también salía a la venta, para que la marca no quedase por ahí, en manos de cualquiera”, explica Rey Otero. “Compramos también los bienes materiales de Preescolar na casa. Y una vez que tuvimos la asociación 'llena de cosas' pensamos 'qué vamos a hacer con esto'”. Después se recuperó el servicio de orientación a las familias, a través de reuniones con ellas. “Allí donde hay un voluntario, estamos haciendo las reuniones con las familias”, dice.
“Estamos en Lugo, Rábade, Baleira, Aranga, Frades, Mesía y Curtis, y en conversaciones con varios otros ayuntamientos. En todos los ayuntamientos presentamos una propuesta económica de colaboración con el ayuntamiento, y por lo de ahora prácticamente todos han aceptado la propuesta, bien para iniciar la actividad ahora, o bien para el año que viene, pues para este ya había cerrado el presupuesto”, explica. “Todos somos voluntarios, antiguos trabajadores de Preescolar na casa. No hay personal contratado hoy por hoy, e incluso tuvimos que poner de nuestro dinero para ir a la subasta. Por eso, las familias tienen que pagar una pequeña cuota, de unos 45 euros al trimestre, para nuestros desplazamientos y para el material. Sin embargo, en lugar de tener una periodicidad quincenal, como tenía Preescolar na casa, nosotros la vamos a hacer cada semana”.
Rey Otero también destaca que la asociación también ha puesto en marcha un centro de documentación, que pretende recopilar y sistematizar toda la experiencia de los 35 años de Preescolar na casa, para ponerla al servicio de la comunidad educativa y de la sociedad. “Se han hecho publicaciones, pero hubo muchas cosas que nunca se sacaron a la vista de la sociedad, que pienso que son muy interesantes para la pedagogía o la sociología. Estamos en conversaciones con la Universidad de Santiago para que Preescolar se incluya como material de estudio”, cuenta, y añade que “hemos firmado un convenio con la Fundación TIC de la Diputación de Lugo, que aunque no va a suponer una aportación de dinero para nosotros, les permitirán registrar en vídeo todas nuestras actividades, y ese material nos servirá para promocionar todo lo que estamos haciendo”. También han puesto en marcha otras actividades, como O son que me arrola, una propuesta musical que ofrece la posibilidad de acercar a los más pequeños la cultura tradicional gallega, de la mano de los cuantos de cuna, ríemelas y la instrumentación.