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Empieza el barro

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No parece muy estético que Rueda estuviese en la Feira do Cocido en Lalín justo cuando en Santiago tenía lugar una manifestación contra el deterioro de la sanidad pública. ¿Tenía tanta prisa por el cocido? O bien, ¿no debería haber estado preparando el debate del día siguiente? Todos podemos entender el amor por el lacón con grelos, pero ¿tenía que ser ese día?

Pero el PP es así. Tiene estas cosas de arrogancia implícita. Que, por otra parte, remiten a una lógica de fondo. ¿Por qué motivo decidió el PP convocar las elecciones justo en el Entroido -Carnaval-, entre grelos y filloas? Para que fuesen un trámite y pasasen todo lo desapercibidas posible.

El PP sabe, o intuye, que se están estrechando su base social, su credibilidad y su legitimidad. Este dato de una encuesta les preocupa: “La modalidad de gobierno preferida entre la población general es una coalición entre el BNG, el PSdeG y otras fuerzas de izquierdas (41,6%), seguida de un ejecutivo del PP en solitario (30,7%)”.

A Rueda le resulta difícil enunciar algún logro de su gobierno. No es raro. Pero es algo más: mientras Galicia se hace más plural, el PP se hace más hosco y agresivo. Más amigo de la bronca, más Abascal. Puede parecer una anécdota, pero el viejo Baltar iba a todos los entierros de la provincia: practicaba un paisanaje activo (¿qué será de las redes de los Baltar?). Los nuevos líderes y conselleiros del PP son una generación de autómatas sin estilo ni gracia. Además de que nadie los conoce ni sabe si hacen algo.

Así que se trataba de no llamar la atención. Menos, claro, Feijóo en el papel de Makinavaja sacando la faca hiperbólica en todas las esquinas.

Fuese como fuese, vino el CIS y vino el debate. La Voz de Galicia tituló después de la hecatombe de Rueda “Mucha política y poca sociedad” como forma de descalificar el debate. Un comentarista afirmaba que los debates no cambian el voto contra la evidencia empírica. Otro, que dos semanas en una campaña son todo un mundo. Había que salvar al soldado Rueda. Por cierto, el periódico coruñés no hizo su habitual encuesta sobre quién había ganado el debate.

En fin. Tal vez el PP pierda. Tal vez.

Así que empieza el barro. Hay que evitar esa posibilidad.

Me abstengo de recordar las bajezas de la campaña de 2009. Pero usted, lector, consulte la hemeroteca o haga memoria, please!

En los próximos días puede que Ana Pontón se vea acusada -seamos imaginativos- de subirse a un yate con Amancio Ortega, por decir algo, o de imponerle el gallego a su propia hija. En el caso de Besteiro, podría optarse por la modalidad del lujo asiático atribuido a Touriño: seguro que se compró un coche eléctrico o un Philip Stark. Y Marta Lois, Marta Lois... ya se nos ocurrirá algo.

Por su puesto, etarras, separatistas y golpistas, todos. La farlopa ni mentarla.

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