Los fallecimientos en accidentes de tráfico están, desde hace un buen número de años, en el centro de la agenda política y social. La expansión del vehículo privado y factores como la mayor extensión de la red viaria o el consumo de alcohol provocaron un crecimiento exponencial de las muertes en la carretera en todo el Estado. En el caso gallego, llegaron a rondar las 800 al año a comienzos de los 90. No obstante, la mayor concienciación social, el incremento de las medidas de seguridad, medidas punitivas y reformas legales como el carné por puntos provocaron un descenso muy notable en estos fallecimientos mientras otros, los suicidios, permanecían casi en la categoría de tabú mientras su número se mantenía e incluso aumentaba.
Fue así como en el año 2008 la serie histórica mostró, por primera vez, un mayor número de suicidios que de muertes por accidentes de tráfico en vehículos a motor en Galicia. En los años siguientes los fallecimientos en las carreteras siguieron bajando y los suicidios repuntaron hasta alcanzar su mayor cifra en dos décadas, hasta 371 en un solo año. El último dato disponible, el de 2015, divulgado este lunes por el INE, indica un ligero descenso de este tipo de muertes, hasta las 318, un volumen de fallecimientos que por cuarto año consecutivo es, holgadamente, el doble que la cifra de personas que perdieron la vida en accidentes de tráfico, con 151 registros.
Sin embargo, los suicidios ya no son la primera causa externa de muerte: el envejecimiento de la población ha provocado que sean superados por las caídas accidentales. Frente a los 318 suicidios se registraron 366 caídas con resultado de muerte, que ya son la principal causa de muerte no directamente vinculada con una enfermedad. Las caídas mortales se incrementaron en más de un 140% en Galicia desde el año 2008 y lo hicieron fundamentalmente entre la población mayor de 80 años y, muy especialmente, en la franja de edad de los 85 a los 89 años.
Prevención del suicidio
El incremento en el número de personas que deciden terminar con sus propias vidas es lo que ha llevado nos últimos años a organizaciones como el Movemento Galego da Saúde Mental a reclamar medidas específicas como un plan gallego de prevención del suicidio canalizado a través del Sergas, que la Consellería de Sanidade dijo estar dispuesta a atender. Para su portavoz, el psicólogo clínico del CHUS de Santiago Miguel Anxo García Álvarez, “el incremento de suicidios es la punta del iceberg de un nivel de sufrimiento muy elevado de la sociedad” que, a su juicio, cabe ligar al “cambio significativo en las condiciones de vida de la ciudadanía” vinculado a la crisis.
El análisis del MGSM lo comparte también el grupo de investigación Macrosalud de la Universidad de A Coruña. En un estudio publicado en 2016 sobre la relación entre suicidios y la crisis estos investigadores de la UDC observaron una relación “muy significativa” entre las dificultades económicas y el incremento de este tipo de muertes. En este sentido, destacaba la necesidad de “políticas sociales focalizadas en los grupos de personas más vulnerables” y “programas específicos de prevención” que “entrenaran” al personal del Sergas en la detección temprana de conductas potencialmente suicidas.
Principales enfermedades mortales
Aunque algunas de las causas externas hayan aumentado en los últimos años la población que fallece en Galicia lo hace muy mayoritariamente por problemas de salud, entre los que preponderan las enfermedades cardiovasculares. Así, de las más de 30.000 defunciones de personas residentes en territorio gallego cuya muerte estuvo ligada durante 2015 a algún tipo de dolencia, más de 9.500 fallecieron por una enfermedad circulatoria.
A continuación se sitúan las muertes por algún tipo de cáncer en un contexto en el que, no obstante, las autoridades sanitarias advierten de que este incremento no se debe a una mayor expansión de los tumores entre la población, sino fundamentalmente al incremento de la esperanza de vida.
Así, desde comienzos de los años 80 las muertes por cáncer entre la población más joven se han mantenido estables e incluso han descendido: en los años 90, por ejemplo, fallecían cada año más de 100 personas de entre 30 y 39 años a causa de tumores y ahora son unas 60, y en el grupo de 15 a 29 años se redujo de alrededor de medio centenar a apenas 20.
Mientras, el número de fallecimientos por cáncer entre personas mayores de 80 años no ha dejado de incrementarse. Así, en 1980 falleciaron en Galicia unas 700 personas de entre 80 y 90 años a causa de los tumores y, en el pasado 2015, murieron más de 2.700 personas de estas edades a causa del cáncer. El cambio fundamental en estos años, en los que los tratamientos contra el cáncer han avanzado muy notablemente, fue que en 1980 la esperanza de vida al nacer en Galicia era de poco más de 75 años y en el año 2015 ya superaba los 82.