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Un error de la Xunta deja en paro a 34 investigadores de alto nivel

Laboratorio de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidade de Vigo

Marcos Pérez Pena

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El programa I2C de la Xunta es una de las iniciativas de referencia para la captación y retención de talento científico en Galicia. Con un presupuesto de 8,5 millones de euros, ofrece la posibilidad de que las universidades gallegas contraten personal investigador de alto nivel, en su etapa postdoctoral, después de que hayan pasado durante dos años por centros de investigación de prestigio en otros países. 

Después de tres años (Modalidad A), los investigadores e investigadoras tienen la posibilidad de renovar su vinculación con las universidades gallegas durante otros dos años (Modalidad B), un proceso para el cual la Xunta debe publicar una convocatoria competitiva. Sin embargo, la falta de previsión y un enorme retraso en esa publicación por parte de la Consejería de Educación acaba de dejar en el paro y en una situación de gran incertidumbre a 34 investigadores e investigadoras.

La nueva convocatoria de este programa apareció publicada en el DOG del 13 de junio y prevé la firma de 21 nuevos contratos de la Modalidad B el 1 de diciembre de 2019. Esto supone que en el mejor de los casos este personal investigador se quedará cinco meses en el paro. Esta situación perjudicará además a sus departamentos, centros de investigación y facultades, y a los proyectos en los que estuvieran trabajando en estos momentos, con la previsión de seguir haciéndolo. Tampoco podrán dar clase durante el primer cuatrimestre del próximo curso en los grados y máster a los que estuvieran adscritos.

Los y las investigadoras afectadas señalan que “esta situación no es nueva, ya que se repite año tras año” pero que esta vez la Xunta “batirá su propio récord de lentitud en la evaluación de solicitudes”, dejando pasar al menos 171 días entre la publicación de la convocatoria en el DOG y la firma de los contratos de la Modalidad B.

Varios representantes del colectivo de investigadores afectados se reunieron esta semana con personal de la Consejería de Educación. Los investigadores, que cuentan con el apoyo de las tres universidades gallegas, exigieron “una solución para su situación hasta que se publique la resolución de la adjudicación de las nuevas ayudas correspondientes a la Modalidad B”. Señalan que esta medida “no supone un gasto adicional para la Xunta, ya que queda dinero sin gastar debido a la desvinculación de 15 investigadores del programa”, una cantidad “más que suficiente para cubrir estos contratos hasta la resolución de la Modalidad B”, dicen.

Sin embargo, la reunión terminó sin ningún compromiso por parte de la Xunta. Los investigadores afectados denuncian que esta “falta de interés” del gobierno gallego por facilitar el tránsito entre las Modalidades A y B está provocando que “muchas personas abandonen el programa” para trabajar en otras instituciones del Estado y de otros países, “con el perjuicio que esta fuga de cerebros implica para el conjunto de la ciudadanía gallega a medio y largo plazo”.

“No podemos hacer ciencia viviendo del aire”, dice Marta Marín, de 34 años, una especialista en Química Orgánica que estaba trabajando en la Universidad de Vigo en la protección selectiva de polioles y revalorización de productos derivados de la biomasa. 

Marín afirma que “la forma en que nos tratan y nos valoran desde la Universidad y la Xunta ha hecho que dude si seguir en este programa y empiece a valorar otras ofertas de trabajo”. “Los programas financiados con dinero público deben revertir en la sociedad de alguna forma, y eso es lo que queremos los investigadores: devolver lo que un día se gastó en nuestra formación”. Sin embargo, concluye, “con estas formas de gestión lo único que consiguen es una fuga de talento de las instituciones gallegas”.

Algo parecido opina Javier Dubert, de 35 años, especialista en microbiología marina en la Universidad de Santiago. Sus investigaciones se centran en esclarecer la virulencia de bacterias patógenas del género Vibrio que provocan altas mortalidades en bivalvos y causan grandes pérdidas económicas en acuicultura, un sector clave en la economía gallega.

Él no tendrá que paralizar sus investigaciones, pues su grupo financiará su contrato durante estos meses, pero sí que se quedará sin poder dar clases en el primer cuatrimestre del próximo curso. Sin embargo, le pide a la Xunta una solución global a través de contratos-puente. “Somos buenos, ahí están nuestros CV. En mi caso rechacé un contrato de dos años en el MIT por mi deseo de retornar a Galicia”, explica, y destaca que “estas ganas de trasladar e implementar el conocimiento adquirido en centros de referencia mundial no puede verse frenado por trabas burocráticas que te dejan fuera de juego”.

“Sólo les pido a los políticos que mejoren el programa en consenso directo con los investigadores, para adecuar mejor los plazos de convocatoria y evaluación, y para hacerlo atractivo para los aspirantes facilitando su estabilización, evitando de este modo la fuga de cerebros”, dice. “Ahí están los resultados generados por programas como el ICREA o el Ikerbasque, cuyo retorno supera con creces a la inversión. Seamos como ellos”, termina.

“Las mujeres que decidimos ser madres y científicas necesitamos de un especial apoyo institucional”

El retraso en la convocatoria perjudicó especialmente a aquellas personas que habían solicitado un permiso por maternidad o paternidad, tres mujeres y un hombre, que tendrán que esperar hasta la próxima convocatoria del programa, que consecuentemente se retrasará varios meses, puede que un año entero.

Es el caso de la coruñesa Inés Viana, de 34 años, y que tiene una hija de 14 meses. Viana trabaja en ecología marina en la Universidad de Vigo y su investigación se centra en el impacto de las aportaciones antropogénicas de nutrientes en los macrófitos marinos de los sistemas litorales. “Estos organismos son los bosques del mar, su importancia radica en sus servicios al ecosistema que incluyen, entre otros, la producción de oxígeno, o el mantenimiento de otros organismos proporcionándoles alimento y protección”, explica. 

Para ella esta paralización supone “una doble penalización” para las investigadoras que son madres, “pues me quedo descolgada del resto de la gente de mi convocatoria y tengo que esperar indefinidamente y sin contrato por una convocatoria que no sabemos ni en qué términos ni cuando sucederá”. “En investigación, si tú paras, tu ciencia para contigo, por eso las mujeres que decidimos ser madres y científicas necesitamos de un especial apoyo institucional”, destaca Inés Viana, que recuerda que “esta etapa inicial de la carrera científica es altamente competitiva y coincide con la etapa, biológicamente, de cuidado de los menores”.

Le pide a la Xunta medidas concretas de continuidad en la carrera investigadora para ayudar a la conciliación, “como el mantenimiento de plazos fijos de las convocatorias, plazos flexibles de incorporación, tener en cuenta el tiempo efectivo de trabajo, aumento de un año por hijo en las solicitudes de las convocatorias, etc”.

“Una investigación paralizada cuesta mucho trabajo retomarla”

En una situación parecida se queda la ourensana Susana Cid Fernández, de 35 años, especialista en Neurociencia. En la actualidad trabaja en la USC en la búsqueda de marcadores psicofisiológicos que permitan la detección de la Enfermedad de Alzheimer mucho antes de que presente sus síntomas característicos.

Su permiso de maternidad hizo que su contrato quedase prorrogado hasta enero del año 2020, por lo que tendrá que presentarse a la convocatoria del año que viene, que con el retraso que acumula la de 2019 podría no llegar hasta el mes de noviembre. Esto es, Susana Cid podría quedarse en el paro un año entero, en el mejor de los casos. Sus investigaciones se suspenderán en este tiempo, “y una investigación paralizada cuesta mucho trabajo retomarla”, explica.

“Durante un año entero tendré que elegir entre cobrar el paro y no trabajar, concurrir a otras convocatorias que de nuevo (y de ser el caso, será para siempre) me lleven fuera de Galicia, o cambiar de trabajo, abandonando la investigación”, dice. “Las dos últimas opciones significan echar a perder los recursos invertidos por todos los gallegos durante los 32 años de formación financiada públicamente que he recibido”, añade.

Susana Cid le pide a la Xunta que “asuma la mala gestión del programa y facilite contratos que impidan la fuga de talentos que sin duda habrá este año” y que en próximas convocatorias “utilice la lógica”. “Existen otras convocatorias a nivel estatal que resuelven de forma sencilla todo esto, no entendemos por qué la Xunta es tan reticente a usar esas fórmulas probadamente útiles”, dice.

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