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La exconselleira de Medioambiente de Feijóo, Beatriz Mato, entra en el consejo de administración de Greenalia

Beatriz Mato, durante su etapa en la Consellería de Medio Ambiente Xunta

Gonzalo Cortizo

29 de junio de 2021 13:58 h

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La responsable de las políticas de medioambiente de la Xunta entre 2015 y 2018, Beatriz Mato (Barakaldo, 1965), acaba de dar el salto a la cúpula de Greenalia, una de las empresas con intereses en el negocio de las energías renovables que ella misma impulsó desde su despacho en la Xunta. Miembro habitual de todos los gobierno de Feijóo (fue responsable de Traballo entre 2009 y 2015), Mato ya formaba parte de Greenalia como responsable de su departamento de responsabilidad corporativa desde finales de 2020 y ahora se incorpora al consejo de administración de la compañía. Antes el salto a la privada, en el escritorio de su despacho público se redactó la primera estrategia de sostenibilidad ambiental de Galicia.

Los primeros pasos de Beatriz Mato en Greenalia hace ahora un año ya encendieron todas las alarmas sobre una posible incompatibilidad. La oposición centró entonces sus críticas en torno a la autorización de un proyecto de Greenalia al que el departamento de Mato había dado el visto bueno en 2017. La Xunta, a través de sus responsables de Administración Pública, respondió en sede parlamentaria que no había ningún problema porque Mato se había cuidado de no firmar personalmente la autorización para aquel proyecto de la empresa que ahora la asciende.

Antes de su llegada a la política, Mato ya había probado los despachos de importantes empresas privadas a los que llegó cimentada en su currículum de licenciada en Ingeniería Industrial. IBM o Rank Xerox fueron algunas de las corporaciones que reclamaron sus servicios a finales de los años 80. La experiencia no llegó al quinquenio; en 1994 estrenó su primer despacho público en el Instituto Galego para a Promoción Económica (IGAPE) y en 2000 se le encargó la delegación de esa misma oficina en A Coruña. Por entonces, Manuel Fraga era el presidente de la Xunta.

El ascenso de Beatriz Mato al consejo de administración de Greenalia se produce en medio de una nueva fase de expansión de los parques eólicos en Galicia, con gran discusión pública por parte de los vecinos afectados por esas infraestructuras englobadas en el capítulo de energía verde en el debate político. Desde su nuevo cargo ejecutivo en la compañía, Mato también participará de los planes de su empresa para el desarrollo de inversiones en el sector de la energía eólica marina: Greenalia proyecta en la actualidad cuatro grandes parques eólicos en Canarias , mientras Galicia analiza la posibilidad de abrir sus aguas a la explotación eléctrica off shore.

Mato no será la única exconselleira del Partido Popular en la cúpula de Greenalia. En la mesa del consejo se sienta también Antonio Couceiro, con condición de consejero independiente. Couceiro fue conselleiro de la Xunta, ocupando la cartera de Industria con Fraga entre 1994 y 1999, algo que Greenalia no incluye en el currículum que publica en su página web. Sobre Beatriz Mato, la empresa tampoco hace referencia expresa a su paso por la cartera de Medio Ambiente, aunque sí incluye en su currículum una referencia general a su experiencia de gestión como miembro de los gobiernos de Feijóo.

A Couceiro y a Mato les une otra línea de conexión en sus biografías: su relación con el poder del PP en A Coruña. El primero fue presidente provincial del partido en esa provincia en 2000, mientras que Mato encabezó, por decisión expresa de Feijóo, la candidatura popular a las elecciones municipales a esa ciudad en 2019. El asalto de Beatriz Mato al puesto de primer edil en el Palacio de María Pita resultó un fracaso frente a las expectativas creadas y la dirigente política acabaría dimitiendo de todos sus puestos conforme empezaron a llegar las ofertas de la empresa privada. Su primer consejo de administración lo encontró en Euskatel, propietaria de la telefónica R. Después llegó Greenalia. Para muchos, una puerta giratoria detrás de otra. Para la interesada, solo el fruto de una carrera sembrada con horas de trabajo, tal y como aseguró el día de su despedida de la política: “Me voy sin pedir nada, como llegué, para trabajar de ingeniero industrial donde quieran a una chica curranta”.

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