Feijóo despide el año entre críticas a Cataluña y elogios a la venta de empresas gallegas

Hace un año, desde la casa de Rosalía de Castro en Padrón, el presidente de la Xunta pronosticó que el 2013 iba a ser “el tiempo para empezar a resurgir”. Un año más tarde, indicadores como el paro, los salarios o el número de hogares con todos sus miembros sin ingresos no acompañan, pero Alberto Núñez Feijóo, a pesar de “no ignorar los dramas que están a nuestro alrededor”, se manifiesta convencido de que Galicia ya “puede encarar la recuperación con la confianza que da el deber cumplido”. Lo “sustancial de la autonomía del bienestar [sic] está intacto” y es posible tener “confianza plena en la solvencia y continuidad de los servicios públicos”, por lo que los temas centrales de cara al 2014 son, entre otros, Catalunya y el elogio a la venta de empresas gallegas a compañías foráneas.

Con el Centro de Transfusiones de Galicia como plató, Feijóo apoyó su mensaje de fin de año, como ya había hecho en el debate de política general, en el espíritu solidario surgido tras la “fatídica noche” del accidente de Angrois para mostrar a Galicia “como una gran familia que camina junta desde tiempo inmemorial”, también en tiempos difíciles que “exigen esfuerzos y sacrificios”. Valiéndose del utilizadísimo símil de los gobernantes que toman “decisiones que son muy semejantes a las que tienen que adoptar muchos padres y madres de família”, el presidente asegura que trabaja y toma decisiones en un país que “ofrece una estabilidad social y política que contrasta con aventuras que llevan a otras comunidades a la división y a la incertidumbre”, en referencia implícita al proceso soberanista catalán.

Según la interpretación presidencial, para la “idiosincrasia” gallega “no es fácil entender que las instituciones sirvan para crear grietas artificiales, agravios fantasmagóricos y objetivos imposibles”. Eso, viene a decir, es lo que hacen los partidos e instituciones catalanas, que no reclaman la autodeterminación sino que generan “identidades excluyentes” y conducen a “enfrentamientos que pueden tardar en cicatrizar”. “Frente a ese modelo convulso”, le explicó a la ciudadanía, “los gallegos seguimos otro tranquilo”, con una identidad “tan fuerte como cualquiera” pero que “no necesita inventar enemigos, ni erguir fronteras ni fomentar el aislamiento”. “Galicia, en definitiva, es responsable y fiable”, resume, en la misma jornada en que otros presidentes autonómicos, también del PP, han aprovechado sus mensajes para reclamar mejoras en la financiación o rechazar la contrarreforma del aborto.

Elogio a la venta de empresas

Esa “fiabilidad” es precisamente, según el jefe del Ejecutivo gallego, lo que han visto en Galicia las empresas que “en los últimos tiempos” se han hecho con el control de algunas de las principales empresas gallegas, esto es, “han compartido con nosotros su energía”. Esto acontece no por la mala salud de las compañías de la tierra, sino porque Galicia “es una de las comunidades autónomas más atractivas para inversiones foráneas” y porque los inversores foráneos “confían en nuestra capacidad, en nuestra calidad humana y profesional” y eso acontece “desde el naval hasta la banca”. “Galicia está en el mundo y el mundo está en Galicia”, resume, considerando así que “hemos cumplido uno de los requisitos fundamentales para iniciar la fase de la recuperación”. Del retraso de los prometidos encargos de la petrolera estatal mexicana Pemex, ni palabra.

Dadas las circunstancias, para Feijóo queda claro que “decir la verdad es el primer mandamiento de un gobernante” y así seguirá haciéndolo él en el futuro, viene a explicar. Como presidente, afirma, anima a “conservar” el “espíritu” de Angrois y a “hacer de él nuestra divisa” como “gran pueblo que viene de lejos y quiere ir lejos”. “Confiemos en nosotros”, insta.