El 25 de febrero de 2015 faltaban dos meses para las elecciones municipales y el conflicto por la demora en los tratamientos de la Hepatitis C estaba muy presente tanto en las calles como en el Parlamento gallego. Así, dos semanas después de que representantes de la plataforma de personas enfermas fueran expulsados de la Cámara por increpar a los miembros del PP que habían rechazado una iniciativa para garantizar el “acceso a las nuevas terapias”, AGE y BNG cuestionaban a Alberto Núñez Feijóo al respecto. Y el presidente garantizó los tratamientos con una referencia recurrente: Venezuela.
En la respuesta conjunta a Francisco Jorquera (BNG) y Yolanda Díaz (AGE) el presidente aseguró “asumir todas las decisiones de los médicos” en un asunto “suficientemente serio” como para “preocuparse”. En torno al 98% de las solicitudes del Sovaldi habían sido atendidas, afirmaba, mientras la oposición “jugaba con los transplantados de hígado”, demostrando “no tener corazón”.
Asegurar que la Xunta restringía los tratamientos por razones económicas, como ahora cree la Fiscalía, decía entonces, era “una insidia que no puedo aceptar”. En Galicia, proclamaba, iba a haber “fármacos para todos los pacientes”, porque “esto no es Venezuela”: “Aquí hay una buena sanidad para todos” y además, “no se detiene a alcaldes democráticos”.