La pregunta de la portavoz del BNG era directa: “¿Cuándo va usted a dimitir como presidente de la Xunta de Galicia?”. Es la misma que persigue a Feijóo desde que anunció su intención de optar a la presidencia del PP estatal. Pero si a la prensa suele responder con maniobras de dilación -su última versión es que seguirá por lo menos hasta mayo-, a Pontón no. A Pontón le arrojó la guerra de Ucrania. “Ucrania está siendo masacrada, están matando a la población civil […] y el BNG se niega a condenar este tipo de atentados contra el derecho internacional, contra los derechos humanos y contra la soberanía de un país”, le espetó durante la sesión de control en el Parlamento gallego. Sobre cuando dimitirá, ni palabra.
En realidad, la organización nacionalista sí condenó la invasión rusa y dejó atrás pronunciamientos iniciales de algunos dirigentes interpretados como tibios. La formación de Pontón ha expresado su “total solidaridad con el pueblo ucraniano” y exigido “un inmediato alto el fuego y la retirada de las tropas rusas” de Ucrania, además de respecto para “el derecho internacional, los derechos humanos y los Acuerdos de Minsk”. Ese fue el texto que, por ejemplo, aprobó por unanimidad el pleno de la Diputación de A Coruña, pero que PP y Partido Socialista rechazaron para una declaración institucional en la Cámara autonómica. Estos querían incluir el apoyo explícito a la OTAN, con la que el Bloque es crítico. También se lo afeó Feijóo. El desacuerdo entre los tres partidos provocó que no haya posición conjunta del Parlamento de Galicia.
Pero esa no era, ni de lejos, la cuestión a debate. Ana Pontón pretendía averiguar en qué momento exacto el todavía presidente de la Xunta dará paso a su relevo. Recordó como antes de las últimas elecciones gallegas, en 2020, había declarado solemne que su “compromiso era mayor con Galicia que con su partido” y lo puso como muestra del “valor de su palabra”. “Y ahora usted le dice a los gallegos y gallegas que gobernará Galicia por teléfono móvil”, expuso. A continuación, cargó sin contemplaciones contra la corrupción en el Partido Popular. Según la líder de la oposición, Feijóo ha finalmente decidido el salto a Madrid bajo la sombra de “los trapos sucios”, los contratos del hermano de Isabel Díaz Ayuso con la Comunidad de Madrid. “Un nuevo caso de corrupción del PP es la alfombra roja que estaba esperando, señor Feijóo”, le dijo.
Este se indignó. Por supuesto, no aclaró su futuro político inmediato en Galicia. Y procedió a la carga. Más allá de Ucrania -llegó a acusar a Pontón de “no tener un gesto de humanidad” y de “defender posiciones que favorecen al señor Putin”-, utilizó su repertorio habitual contra el BNG. Mencionó a Bildu y Esquerra Republicana, partidos con los que los nacionalistas gallegos mantienen relaciones políticas, y aseguró que el Bloque está subordinado a Pedro Sánchez. Entonces aprovechó también para arremeter contra el Partido Socialista, cuyo portavoz en el Parlamento gallego, Luis Álvarez, había protagonizado antes un intercambio con Feijóo sobre igualdad y feminismo a mucho menos volumen. No le sirivió para evitar los ataques presidenciales. Porque, de repente, el secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso, que no tiene escaño, se convirtió en protagonista.
Feijóo se valió de los tres cargos de Formoso, además de jefe del socialismo gallego alcalde de As Pontes (A Coruña) y presidente de la Diputación, para compararse con él. Y así pronunciar lo más parecido a una respuesta a la pregunta de Pontón sobre su renuncia a la presidencia de la Xunta. “Me gustaría por una vez hacerle una pregunta: ¿Cree usted que Valentín González Formoso, secretario general del PSdeG, debería dimitir? ¿Si o no?”. La sesión de control finalizó antes de las once de lamañana de este miércoles, 9 de marzo. El siguiente acto de la agenda pública de Feijóo era a las cinco de la tarde. En la calle Génova, en Madrid, para entregar los avales de su candidatura a la presidencia del PP español.