Feijóo inicia un viaje de diez días por toda España para asentar su candidatura a la presidencia del PP

Beatriz Muñoz

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El camino de Alberto Núñez Feijóo hacia la presidencia del PP español se abre despejado. Durante los turbulentos días de finales de febrero en los que se produjo lo que el presidente gallego denominó “una insumisión –entre comillas– de militantes, simpatizantes, votantes y cargos del Partido Popular”, todas las cabezas se volvieron hacia él. Los barones territoriales le manifestaron su apoyo y del barullo salió su nombre destacado, una declaración de Isabel Díaz Ayuso asegurando que sus aspiraciones están en la Comunidad de Madrid y otra de Pablo Casado renunciando a presentarse al congreso extraordinario pensado para derrocarlo. En este contexto en el que se concreta la vieja aspiración de Feijóo de llegar al liderazgo del partido por aclamación y sin oponentes que le hagan sombra –solo una persona, la valenciana Alexia Herranz, ha anunciado que presentará candidatura–, se dispone a iniciar su periplo por España para convencer a un partido que ya parece convencido de que él va a ser el próximo jefe de la oposición.

El calendario aprobado por el PP cierra esta semana el plazo para presentar las precandidaturas. Se tienen que formalizar el martes y el miércoles –hasta las 20.00 horas–. Los aspirantes deben reunir un mínimo de 100 avales. El viernes, día 11, empieza la campaña interna. Se va a extender durante 10 jornadas, hasta la medianoche del domingo 20 de marzo. Feijóo quiere incluir todos los territorios en su ronda, lo que perfila una agenda, todavía no cerrada, maratoniana, con jornadas en las que pisará hasta tres comunidades autónomas distintas, según fuentes de su equipo. No por ello, sostienen, el presidente de la Xunta va a dejar de tener agenda pública en Galicia.

En la última semana de febrero, en medio de los movimientos para hacer dimitir a Casado, el político gallego estuvo tres jornadas sin actos públicos. El jueves no estuvo en la reunión semanal del Consello de la Xunta. Se encontraba en Madrid tras asistir a la reunión entre el todavía presidente del PP y los barones y estaba convocado a la conferencia de presidentes al día siguiente en La Palma. Este último encuentro se canceló por la invasión de Ucrania y Feijóo regresó desde la capital española a Galicia. El viernes su equipo aseguró que tenía previstas reuniones que no se habían hecho públicas y el sábado su agenda para los medios aparecía también en blanco.

Feijóo ha dejado clara su intención de simultanear, al menos durante un tiempo, sus labores en el partido y la Presidencia de la Xunta. Incluso antes del anuncio formal de que, esta vez sí, será candidato a liderar el PP, señaló que no dejaría Galicia “en un mes”. Este lunes, en una entrevista en el programa Espejo Público de Antena 3, descartó que vaya a abandonar su cargo de jefe del Gobierno gallego en el corto plazo. De hecho, defendió que “sería compatible ser presidente del partido y de la comunidad autónoma durante mucho tiempo”. A renglón seguido defendió también una idea de difícil encaje con esta compatibilidad: “Soy consciente de que la presidencia de Galicia necesita tiempo completo y la presidencia del partido de la oposición también necesita tiempo completo”. Por ello, dijo, no se va a mantener en los dos puestos un periodo prolongado. En cuánto se concreta ese periodo es una decisión que pospone a mayo.

En sus planes no pesan las críticas de la oposición en el Parlamento de Galicia, que le pide desde hace días que elija una de las responsabilidades y se centre en ella. La líder del BNG, Ana Pontón, le afeó en una entrevista en la Cadena Ser que quiera compatibilizar las dos ocupaciones cuando “ya tiene la cabeza en Madrid” y le pidió que dimita como presidente de la Xunta. Da por hecho que la sucesión la resolverá internamente el PP y que no habrá un adelanto de las elecciones –no tocan hasta 2024– por temor a perderlas. El secretario xeral del PSdeG, Valentín González Formoso, atacó con que la comunidad “no se puede permitir un presidente a tiempo parcial”. En el entorno de Feijóo interpretan las críticas como “inherentes al cargo”.

El escenario elegido por Feijóo para arrancar el recorrido por España es Murcia, un territorio en el que gobierna el último de los dirigentes territoriales del PP en abandonar el lado de Casado, Fernando López Miras. La información la hizo pública el PP murciano. Uno de los últimos actos en los que estará el veterano político gallego dentro de su campaña será en Torremolinos (Málaga) el sábado 19. El 21 de marzo será cuando voten los afiliados. Elegirán a los compromisarios –3.109– que participarán en el congreso, convocado para los días 1 y 2 de abril en Sevilla –próximo escenario electoral–, y votarán a los precandidatos. De esta primera vuelta solo pueden salir dos candidatos, pero los estatutos señalan que “si alguno de los precandidatos obtuviese más del 50% de los votos válidos emitidos por los afiliados, hubiese logrado una diferencia igual o superior a 15 puntos sobre el resto de precandidatos y hubiera sido el más votado en la mitad de las circunscripciones, será proclamado ante el congreso como candidato único a la presidencia del partido”. Después, en el cónclave de la capital andaluza se proclamará al presidente del PP.

La unidad

Feijóo no se ha ahorrado críticas en estos días a la gestión de Casado, a quien ha llevado la contraria en sus quejas por el trato recibido. El barón gallego niega que haya habido “un ataque” contra él, sino “un ejercicio de autoprotección” del partido. Compara la situación del PP con una hemorragia: “Cuando el paciente entra en una situación crítica, o se estabiliza o lo perdemos”.

Según su diagnóstico, una de las cuestiones que estaba fallando desde 2018 era la de la integración de las diferentes ramas del partido. Después del congreso celebrado entonces, tras el “trauma no menor” de la moción de censura contra Mariano Rajoy, la parte que ganó en el PP “no fue capaz de unir a la otra parte” y la vida interna se fue “deteriorando poco a poco”, señaló en Antena 3. De ahí que el planteamiento que anuncia a los militantes sea el de “volver a unir e ilusionar”. También recupera el discurso del valor de la experiencia y lo hace para sí mismo –“ante la crisis de las últimas semanas probablemente haya gente que piense que es bueno fichar a uno de la casa que lleva 20 años en la gestión pública”– y para las personas de las que prevé rodearse. No ha dado nombres concretos y ha manifestado que lo que tiene en mente es la “formación, experiencia y vocación de servicio” que deben tener.