En uno de los escasos ejercicios de transparencia a los que acostumbra el sector, Novagalicia Banco admitió hace meses que su primera emisión de preferentes se remonta al año 2003 y que estos productos continuaron siendo colocados entre su clientela hasta 2011, esto es, el mismo año en el que la entidad bancaria se vio en la imposibilidad de mantenerse por su precaria situación económica. El controvertido producto financiero tiene su sustento normativo en una ley impulsada ese mismo año 2003 por el Gobierno central en las Cortes Generales, dominadas con mayoría absoluta por el PP de José María Aznar. La génesis de las preferentes fue obviada de nuevo este jueves por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que en su primera intervención pública tras las intensas protestas en el Parlamento de los afectados por la “estafa”, apostó por distribuir culpas entre el resto de grupos políticos no sólo por los incidentes en la Cámara, que también, sino por las propias preferentes.
Al final de la reunión semanal del Consello de la Xunta Feijóo expresó la esperable censura a la interrupción del pleno, pero no se quedó ahí. “Los insultos y las amenazas están fuera de lugar en cualquier sitio, mucho menos en un Parlamento”, evidenció, para después asegurar no conocer “ningún precedente como el de ayer”, “donde los diputados vitoreen y aplaudan a los que insultan y amenazan”. Al líder conservador le parece “gravísimo” porque, a su juicio, los gestos de ánimo lanzados por PSdeG, AGE y BNG hacia los afectados -algunos parlamentarios y parlamentarias incluso acudieron a intentar calmar la tensa situación- sólo tenían la intención de “querer apropiarse del dolor de quien lo está pasando mal en la cuestión de su activos financieros”.
“Es grave la actitud de los invitados al Parlamento pero es injustificable ver a diputados que aplauden amenazas graves” porque ellos, asegura, “son los mismos que se lavaron las manos cuando gobernaban sus grupos y sus gobiernos aceptaron este tipo de productos financieros”, dice, adjudicándoles a socialistas y nacionalistas -es de suponer que no a AGE, que no participó en gobierno alguno- la responsabilidad en exclusiva de la existencia y pervivencia de las preferentes.
Al tiempo Feijóo se esfuerza en situar a la Xunta del lado bueno y lo hace en forma de advertencia a las personas estafadas: “no olviden donde están sus aliados” ya que estos “no son los que gobernaban cuando se comercializaban las preferentes”, insiste. Feijóo fue miembro del Gobierno gallego, primero como consejero y vicepresidente (entre 2003 y 2005) y después como presidente (desde 2009) durante casi siete años en los que circularon las preferentes-.
“Los afectados por las preferentes siguen teniendo todo el compromiso de la Xunta y siguen formando parte de una de las principales preocupaciones del Gobierno gallego”, que seguirá apostando por el arbitraje, asegura. No obstante, y desde el convencimiento de que las personas que acudieron al Parlamento no son “representativas” de la mayor parte “de las que sufrieron las preferentes”, el presidente se muestra igual de convencido de que el Parlamento “tendrá que estudiar las actitudes y visionar los videos que lamentablemente están registrados”. Una vez realizada esa revisión la Presidencia de la Cámara “tendrá que actuar en consideración con el Reglamento y con el ordenamiento jurídico vigente”, lo que puede implicar desde vetarles la entrada en el Pazo del Hórreo a los protagonistas de la protesta hasta llevarlos ante los tribunales por interrumpir la sesión plenaria.