Entrevista Dúo musical

Fillas de Cassandra: “Que la extrema derecha niegue la realidad plurinacional de España hace urgente reivindicarnos”

Raúl Novoa

0

María Pérez (1996) y Sara Faro (2001) se conocieron en unas jornadas feministas en Vigo. Ambas tenían proyectos musicales individuales, pero surgió tocar juntas durante el acto. Entre ellas se dio una conexión artística única que las motivó a crear unidas. Tras más de un año componiendo han creado Acrópole, un pulidísimo proyecto artístico en el que reinterpretan la mitología de la Grecia clásica con la perspectiva de género actual. Y, aseguran, han encontrado “similitudes patriarcales” entre las dos épocas.

Desde el concepto sociopolítico, pasando por lo visual y hasta lo musical, su obra es una mezcla entre lo viejo y lo nuevo. Juntan coplas tradicionales y panderetas con ritmos de electrónica. “Debemos reinterpretar lo antiguo, el pasado, con lo que sabemos ahora”, defienden en conversación con este diario en una cafetería del centro de Vigo tras un ensayo. Al igual que Tanxugueiras, Baiuca, Berto u otros grupos, son un referente más dentro de lo que ya denominan “la nueva ola de música gallega”. Esta tendencia tiene un eje común: normalizar el uso del gallego a través de la música. Sea del tipo que sea. 

Por ahora, las viguesas celebran tener un verano lleno de conciertos por toda Galicia, tocar en el festival O Son do Camiño y el premio aRi[t]mar a la mejor música del año en Galicia en 2022 por su canción II. Lisístrata (varre vasoira). Aunque aseguran tener nuevos proyectos en los que plantean nuevos estilos —dejan caer el dancehall—, este verso define la identidad de Fillas: “Somos las hijas de todas las que se plantaron y dijeron: ¡Qué, qué, qué!”.

Acrópole es el nombre del primer disco de Fillas de Cassandra. ¿De dónde viene la correlación con la antigua Grecia?

Sara: Se juntan varios factores. Ambas tenemos sensibilidad por ciertos temas del activismo político. Yo estudio la carrera de Teatro, donde Grecia cobra una gran relevancia y se dio un momento en el que estaba leyendo el poemario Las caricias del fuego (Amagord) de Alejandro Céspedes. Hubo un verso que me impactó mucho que decía “Soy diosa y soy Casandra, violada por un dios y no creída”. Investigué sobre ese mito y le comenté a María la posibilidad de llamarnos simplemente Casandra. En el mito griego, Apolo castiga a Casandra a que nadie la crea, a ser siempre cuestionada. Eso nos inspiró a llamarnos Fillas de Cassandra por haber sentido esa opresión patriarcal en nosotras y unir ambos conceptos. Abrió un abanico de posibilidades para poder hablar de lo que les pasaba a las mujeres en mitos sucedidos hace miles de años a lo que aún nos pasa a día de hoy. 

María: Al final es una lucha incesante e histórica contra el machismo. Fillas también por las Moiras [que es el título de una canción], que son las mujeres que trabajan y nunca se les reconoce su labor ni social ni económicamente; como nuestras madres o nuestras abuelas.

Acaban de estar en Bruselas en el festival Emigrason representando a Galicia. ¿Cómo fue la experiencia?

María: Como una excursión del cole [risas]. Fue conocer a la gente de la escena musical gallega más joven. Es la primera vez que salimos al extranjero juntos. Llegar allí y ver a un montón de gente que quería escucharnos y vernos actuando fue una pasada. La sensación fue de decir: la música gallega llega también hasta aquí porque nos escuchan.

Sara: Siempre nos sentimos muy acogidas por la escena musical gallega, pero todo quedaba en las redes. Fue una forma de desvirtualizarlo y empezar a generar sinergias. También fue increíble estar en Bruselas y ver tanta gente gallega. Apenas hablamos inglés, francés o castellano.

¿Existe la diáspora gallega?

Sara: Me esperaba una diáspora más envejecida, de la edad de nuestros abuelos o nuestros padres que estarían allí tras los que emigraron en la dictadura. No fue así. Había muchísima gente joven.

Tocaréis en el festival O Son do Camiño, en Santiago de Compostela. Sin embargo, tuvo mucha crítica por la falta de artistas locales. ¿Deberían los grandes festivales promocionar a los artistas autóctonos?

María: Sí. En este caso más artistas que hagan música en gallego y también más mujeres. Pero sobre todo es muy importante darles también un reconocimiento visual. Nosotras sabemos que estamos empezando y no vamos a ser cabeza de cartel, pero en Galicia hay artistas que podrían serlo perfectamente. Siempre estamos en las líneas de abajo, también en horarios. Arriba están artistas como Maluma, cosa que es normal, pero si a los de aquí no nos tienen en cuenta es difícil crecer. Faltan oportunidades. Además, suelen racanear en el caché de los grupos más pequeños y no creo que lo hagan con los más conocidos.

¿Falta también apoyo institucional? Se critica a veces que la Xunta no apoya la nueva música de gallegos hecha en su lengua. 

Sara: Una gran parte de la escena gallega viene de la autofinanciación y de empezar desde abajo. No existe un apoyo estructural de la Xunta para crear en gallego.

María: Tuvo que celebrarse Eurovisión para normalizar el uso del gallego en la música y abrir fronteras con las Tanxugueiras. Se abrió el panorama por el interés de gente de fuera, no porque se valore en nuestras instituciones. 

Sobre la situación precaria y de autofinanciación, Berto les ha producido muchos temas del último disco. Da la sensación de que en esta nueva ola abunda el apoyo mutuo.

María: Nos motivamos mucho unos a otros. Pero en cuanto a la financiación, tanto videoclips como la producción la pagamos nosotras. Ahora sí que tenemos un colchón para costearlo, pero no ha dejado de ser una apuesta fuerte. 

Sara: Todos los artistas que no tienen esa suerte de que les salga bien o que ni siquiera tienen los medios se quedan por el camino. Hay propuestas muy interesantes que no ven la luz por falta de recursos económicos. Las condiciones no son favorables para que haya artistas que hagan cultura en gallego.

Hay un proyecto del actual gobierno de la Xunta por ir eliminando el gallego, pero la cultura puede hacer de resistencia

La música gallega hecha en gallego parece estar de auge en los últimos años. ¿Por qué?

Sara: Por la necesidad histórica de la gente joven de hablar en gallego y escuchar música en su lengua. También hubo grupos antes que ya lo hacían y entendían las necesidades de la juventud de su momento. Es muy importante el momento en el que se deja de vincular la música en gallego exclusivamente al rural, que con todo lo maravilloso que tiene, también puede hablarse de otros temas usando el gallego como vehículo. Desde tener a Son Da Rúa hablando de política a tener a Berto hablando de desamores con un estilo popero. Es una forma de normalizar su uso.

María: Yo soy neofalante [persona que creció hablando el castellano como lengua materna, pero que habla gallego por ideología] desde hace poco. Ya lo había intentado hasta dos veces cuando estaba en el instituto, pero no era capaz de mantenerlo. No me sentía acompañada. Creo que si entonces hubiesen existido todos los artistas que hay ahora me habría sentido más segura y con más referentes. 

Sara: Hubo gente que en Bruselas nos decía que tras haber escuchado nuestra música recuperó las ganas de volver a hablar en gallego. Y es fantástico. Si tú y todo tu grupo escucháis música en gallego siendo de Galicia es mucho más fácil que se hable. Hay un proyecto del actual gobierno de la Xunta por ir eliminando el gallego, pero la cultura puede hacer de resistencia. 

Berto llenó los desamores en gallego, pero también Baiuca mezcló lo tradicional con lo experimental y las Tanxugueiras lo llevó al mainstream. ¿Dónde se sitúan Fillas de Cassandra?

María: Empleamos elementos tradicionales, pero también pop, electrónica e incluso estamos pensando en incorporar dancehall. Nos influencian muchos estilos y no sé donde nos encasillaríamos. Quizá esta nueva escena gallega sea en sí misma una etiqueta y estamos ahí, ¿no? 

En cambio, siempre hubo artistas gallegos de renombre nacional, pero no siempre hacían toda su obra —o la mayor parte— en gallego. ¿Es por autocensura y repetir el mantra de que con el gallego se llega a menos gente?

Sara: No lo sé. Es cierto que existe el prejuicio de que si compones en gallego nadie te va a escuchar fuera de Galicia. Pero se está demostrando que la música es un idioma propio, es decir, a la gente le gusta la música independientemente del idioma en el que sea. 

María. Ya hemos escuchado alguna vez esos prejuicios sobre el idioma, por eso de “llegar a más gente”. Sin embargo, yo puedo escuchar música vasca o catalana sin hablar esos idiomas. En cuanto a por qué no lo hicieron esos artistas, pues me encantaría hacerles esa pregunta a ellos, aunque eran otros tiempos.

En muchas otras Comunidades Autónomas también se están generando obras culturales que reivindican la identidad propia de la zona. ¿Por qué creen que sucede esta vuelta a la raíz?

Sara: El hecho de que existan partidos políticos de extrema derecha e ideologías que niegan la realidad de diferentes nacionalidades y culturas de España crea la urgencia de reivindicarnos. El “quien somos” surge como una respuesta de resistencia ante quien nos quiere tapar o incluso eliminar. 

María: Entre los artistas gallegos también se genera eso. Que unos lo reivindiquen te hace pensar: “Yo también puedo y quiero sumar”.

¿Qué significa poder tocar fuera de Galicia?

María: Una oportunidad para reivindicarnos. En Galicia está deconstruida ya la imagen de que la música en gallego tiene que ser tradicional, fuera de lo enxebre. Pero fuera, a veces, se piensan que vas a cantar el Ondiñas veñen.

Sara: Es una pena que a Galicia nos siguen viendo con una imagen de lugar atrasado. Hay que romper con los prejuicios y la cultura puede ser una forma de cambiarlo. No quiero decir que haya que abandonar la tradición, sino que hay otras maneras de miar hacia lo tradicional desde el presente.

La música tiene que adaptarse en mensaje y forma a la realidad

En otra entrevista con Baiuca, él comentaba que no hay que renovar la música tradicional como tal, sino que lo idóneo es reinterpretarla más a menudo.

María: Claro. Va actualizándose a las necesidades y los gustos. El presente cambia constantemente y la música tiene que adaptarse en mensaje y forma a la realidad.

¿Estarán siempre en la trinchera de la reivindicación política?

María: Somos feministas y lo tenemos muy claro. Si seguimos trabajando en serlo, ¿cómo va a dejar de ser nuestra obra feminista? Igual no siempre va a ser súper explícito, pero estará ahí.

Sara: Si mis vivencias tienen que ver con ese tema y es lo que me inspira, es difícil que no influya. 

En el imaginario popular es común pensar en gaitas cuando se habla de música tradicional gallega. Tanto Baiuca como Tanxugueiras han deconstruido la figura del gaitero, ya que solía estar asociada a los hombres y que cobraban por ser músicos, mientras las pandeireteiras quedaban relegadas a un puesto más secundario, tanto en lo musical como en lo social. En vuestra canción de As Moiras aparece una Xiana Teixeiro tocando la gaita. ¿Es por reivindicar a la mujer como gaitera?

Sara: Sinceramente, nunca hicimos esa reflexión [risas]. La canción la escogimos porque nos encanta esa muiñeira. Quien toca es una mujer profesora de gaita en Vigo. Si bien no nace de una reivindicación como tal, puede tomarse como que las mujeres tomamos cada vez más espacios. Que se pueda interpretar como una reivindicación habla también de la situación política en la que nos encontramos.

María: Eso sí, intentamos que la mayor parte del equipo que nos ayuda esté compuesto siempre por mujeres. Aunque haya hombres, intentamos que no copen los espacios. 

En los videoclips también hay gente racializada. ¿Es intencionado?

María: Concretamente es mi cuñada [risas]. Queremos que se visibilicen todos los tipos de mujeres en nuestros vídeos, pero no queremos tener que cubrir huecos vacíos, sino que también aporten al proyecto. Por ejemplo, hay un chico trans bailarín en un vídeo, pero aún no hemos trabajado con ninguna mujer trans, cosa que evidentemente nos gustaría si se da. 

Cuando nos comparan con Tanxugueiras parece que en la industria musical no hay sitio para más mujeres

He visto que se las compara con las Tanxugueiras. Incluso en un sentido crítico de que ellas son más mainstream y Fillas más punkies y reivindicativas. ¿Qué piensan de las comparaciones?

Sara: Son una referencia. Cuando hacen estas comparaciones parece que en la industria musical no hay sitio para más mujeres. “Las nuevas Tanxugueiras”, nos han llegado a decir. Pero, ¡ellas siguen ahí! Nosotras no venimos a sustituir a nadie, venimos a sumar voces.

María: Con los hombres no pasa esto. Hay mil grupos parecidos y nadie los compara o intenta sustituirlos porque hay diferencias entre ellos. No entendemos estas comparaciones o rivalidades cuando además entre nosotras hay una sororidad increíble. Las Tanxugueiras nos han hablado por redes mostrándonos su apoyo y animándonos a seguir. También Guadi Galego, A Banda da Loba, Sheyla Patricia… 

Sara: Esa competitividad viene de unos ojos externos del mundo patriarcal que no quiere a tantas mujeres en la escena. Además, lo único que nos asemeja a ellas es que somos mujeres que cantamos en gallego y con una pandereta en la mano. Se puede hacer diferentes estilos de música desde lo tradicional. 

'Nin sequera cando nos teñen diante poden vernos porque nunca fomos ninguén', cantan en Antígona. ¿Es más por ser mujeres o por ser gallegas?

María: Pues en eso sí hay intención [risas]. Esa letra está hecha para que todo el mundo se pueda sentir identificado, cada uno con su lucha. Nico, el chico trans que sale en nuestro vídeo, lo identificaba con su lucha por la transición. Para nosotras, ya que preguntas, sí que es por ser mujeres y gallegas, pero tiene la intención de que sea interpretado por cualquiera que se sienta oprimido. Durante el resto del disco afianzamos cuál es nuestra lucha, pero ahí está abierto.

Sara: También es curiosa la cantidad de gente que puede sentirse identificada con eso. La cantidad de gente que se siente oprimida por el sistema. 

Siendo viguesas y con la polémica presente la pregunta es casi obligatoria. C. Tangana compondrá el himno del RC Celta por los cien años de historia del club de fútbol. Hay quién está a favor por la repercusión que podrá tener si lo hace él y hay quien se opone argumentando que debería hacerlo un grupo local. ¿Ustedes qué opinan?

Sara: Sinceramente, la industria del fútbol no me gusta nada. Pero creo que debería reflexionar más sobre el tema antes de dar una opinión.

María: Sí, tendríamos que pensar incluso qué haríamos nosotras si nos llamasen. Si es para un equipo femenino y gallego probablemente sí, pero esa industria tampoco me gusta. Eso sí, está bien que una persona mainstream se interese de ese modo por la cultura gallega. Espero que lo haga en gallego, mezclándolo con lo tradicional y que colabore con grupos locales.