Una de las premisas más reiteradas en el ámbito político dice que los presupuestos son el pilar fundamental de la política de cada Gobierno, ya que las asignaciones económicas definen sus prioridades y, por lo tanto, sus líneas básicas. Cuando el PP regresó a la Xunta en el año 2009 lo hizo con varias ideas fuerza entre las que destacaba una supuesta “imposición” de la lengua gallega y la necesidad de volver al “consenso” que, decía el entonces nuevo presidente, Alberto Núñez Feijóo, había roto el bipartito. En aquel año Feijóo gestionó unas cuentas que él no había elaborado, sino que las había heredado del gabinete de PSdeG y BNG, y en ellas el programa de “fomento de la lengua gallega”, que engloba todas las actividades del Ejecutivo a favor del idioma propio, tenía una asignación de 21,7 millones. En 2013 el sustento será apenas un 34% de aquella cantidad.
Los primeros Orzamentos Xerais de Feijóo, con Anxo Lorenzo al frente de la Secretaría Xeral de Política Lingüística, fueron también los del primer gran tijeretazo al fomento del gallego. Así, los 21,7 millones de 2009 pasaron a 17,5 en 2010. Esa rebaja, que dio lugar a multitud de críticas entre los colectivos del ámbito cultural y de defensa de la lengua, era menor que la que estaba por venir, la de 2011, hasta ahora el mayor recorte a estos fondos, que en ese año pasaron a 11,09 millones. Así y todo, la significativa bajada no se quedó ahí y doce meses después las cuentas de 2012 venían con una dotación de 9,9 millones para el mismo programa.
El pasado viernes la conselleira de Facenda entregaba en el Parlamento el proyecto de Orzamentos Xerais para 2013, los primeros del nuevo mandato de Feijóo, y la protección del idioma sale todavía peor parada. Así, todos los programas en este ámbito, que dependen de Política Lingüística y de la Dirección Xeral de Centros, se tendrán que financiar con 7,5 millones de euros. Esto implica un nuevo recorte para, por ejemplo, las aportaciones a los ayuntamientos para normalización lingüística en el ámbito local, la financiación de proyectos empresariales en lengua gallega, el sustento de becas de investigación en el centro Ramón Piñeiro o la financiación de la Real Academia Galega, entre otras partidas.
El desplome de los presupuestos para fomentar el uso normal del gallego no se corresponde, ni de lejos, con la caída general en los presupuestos de la Xunta. No en vano, tanto el presidente como la conselleira de Hacienda vienen reiterando que su gabinete tiene que gestionar el país con unas cuentas públicas que se encuentran “a niveles del año 2006”. Según las tablas presupuestarias del propio Gobierno, aquel año el fomento de la lengua gallega dispuso de 21,9 millones de euros, es decir, 14,5 millones más que en el próximo ejercicio económico.