Manuel López López, Virginia Meilán Varela, Antonio Pereira Calderón, Manuel Graña Rico, José Blanco García, José Veiga López, José Palmeiro Valcárcel, Carmen Sarille Lenceiro, Manuela Graña Rico, Argimiro Rico Trabada, Domingo Fernández Díaz, José Graña Rico, José Freire Millares y dos desconocidos.A lo largo de 1937, quince personas fueron asesinadas en la parroquia de Montecubeiro, en Castroverde, a manos de los franquistas. Desde hace diez años un monolito en ese lugar recuerda los hechos, y este domingo serán de nuevo homenajeadas y, junto con ellas, todas las víctimas de la dictadura.
Durante la II República, Montecubeiro fue una parroquia muy activa, y aquí se formó una anticaciquil Unión de Labradores, que incluso llegó a crear una pequeña biblioteca popular en su sede. Al igual que en otros lugares de Galicia, la represión fue más cruel y despiadada cuanto más activo y liberado estaba el lugar. En el verano de 1937, estos vecinos y vecinas fueron asesinadas en virtud de una lista facilitada, parece ser, por el cura local y por algún falangista de la zona. Además del odio previo, producto de la actividad sindical de estos labradores, los franquistas temían que se formara en Montecubeiro un foco guerrillero con apoyo de los vecinos, después de que Bonifacio Sarille Lenceiro, líder de la Unión de Labradores, huyera al monte con dos compañeros.
Entre las primeras víctimas estuvieron tres mujeres, que hoy son conocidas como Las amapolas de Montecubeiro.Se trataba de Virginia Meilán Varela (costurera), Carmen Sarille Lenceiro (jovencísima hermana del líder sindical huido) y Manuela Graña Rico (joven izquierdista que había hablado en público en alguna ocasión). Claudio Rodríguez Fer les dedicó un poema: “Entre os toxos, sobre a neve, na seca e nas enxurradas, tres mapoulas iluminan noite e día Montecubeiro: Virxinia, Carmen, Manuela. Eran fermosas como pétalos. Perduran como penedos”. (“Entre los tojos, sobre la nieve, en la sequía y en las crecidas, tres amapolas iluminan noche y día Montecubeiro: Virxinia, Carmen, Manuela. Eran hermosas como pétalos. Perduran como peñas”.)
También fueron ejecutados Manuel López López (labrador), Antonio Pereira Calderón (directivo de la Unión), Manuel Graña Rico y José Graña Rico (hermanos de la joven izquierdista mencionada), José Veiga López (molinero), José Palmeiro Valcárcel (hijo de un maestro paseado en 1936) o Argimiro Rico Trabada (maestro en Baleira). Narciso de Gabriel recoge la historia de este maestro en un libro, en el que explica que fue salvajemente torturado (le cortaron la lengua y los testículos y le quitaron los ojos) antes de ser rematado con un disparo de escopeta.
La familia Sarille Lenceiro sufrió durante años la represión por la actividad de Carmen y Bonifacio. Incluso su perro fue ahorcado, y Manuel Sarille Lenceiro, aún niño cuando se produjeron los asesinatos, fue también amenazado de muerte. Años después publicó la memoria de lo sucedido en la novela Polos fillos dos fillos (“Por los hijos de los hijos”), publicada en 2004 por su hijo, Xosé Manuel Sarille.
Fue precisamente Manuel Sarille Lenceiro quien promovió en 2003 la instalación en Montecubeiro del monolito de diez toneladas de peso en recuerdo “de las 15 personas inocentes asesinadas por el fascismo”. La piedra se sitúa de espaldas a la iglesia parroquial y orientada hacia la antigua casa de la Unión de Labradores.
El homenaje de este domingo
A las 12.30 del mediodía comenzará elActo Nacional en desagravio a las víctimas del franquismo, organizado por la Iniciativa Galega pola Memoria (IGM), en el cual participán Federico Mayor Zaragoza o Claudio Rodríguez Fer; además del alcalde de Castroverde, Xosé María Arias; el presidente de la Diputación Provincial, José Ramón Gómez Besteiro; y Mario Outeiro, representante del área de Cultura de la Diputación. Mercedes Peón pondrá la música.
La Iniciativa Galega pola Memoria convoca este acto de homenaje y dignificación de las víctimas del franquismo como una denuncia más de la vigencia de la Ley de Amnistía del año 1977, una “ley que pone al mismo nivel a víctimas y a verdugos, por lo que la IGM pide desde siempre su derogación, precisamente para que estos actos no queden impunes”.a