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Jácome instala en Ourense un laboratorio bizarro de impunidad política con el apoyo del PP

Daniel Salgado

12 de enero de 2023 22:46 h

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El salón de plenos del Ayuntamiento de Ourense no es el lugar más apacible de la política gallega. Lo preside Gonzalo Pérez Jácome, populista de derechas al frente de Democracia Ourensana. Obtuvo el bastón de mando gracias al apoyo del Partido Popular y la aquiescencia de su antigua némesis, José Manuel Baltar. Es este quien ahora, esta misma semana, reclama, junto a la oposición socialista y nacionalista, su dimisión. ¿El motivo? Que la persona que vistió el traje de rey Baltasar en la cabalgata del 6 de enero, contratada por el consistorio, había sido condenada dos veces por abusos sexuales. Pero Jácome aguanta, pese a la sucesión de patinazos, escándalos y astracanadas, y ha convertido la ciudad, tercera de Galicia por población, en un laboratorio de impunidad política –las encuestas no vaticinan grandes cambios– y bizarría.

Ourense ha visto casi de todo en los últimos tres años y medio de mandato municipal. Que el propio Núñez Feijóo hubiera calificado de “letal” un hipotético gobierno de Jácome fue lo de menos: no dudó en dar marcha atrás por la vía de los hechos y autorizar un gabinete de coalición entre su partido y Democracia Ourensana. A cambio, esta formación garantizaba la continuidad de Baltar al frente de la única de las cuatro diputaciones bajo mando popular. El experimento duró lo que Baltar quiso. En el verano de 2020 inició una operación para intentar tumbarlo.

Contra todo pronóstico no lo consiguió. Jácome resistió y el PP acabó por regresar al Gobierno local. Volvió a salir de él en julio del pasado año. Había anunciado nuevo candidato, Manuel Cabezas –en realidad no tan nuevo, fue alcalde entre 1995 y 2007, hasta que los Baltar le pusieron la proa–, y Jácome pensó que se trataba de una deslealtad. A los 15 días los expulsó. Las convulsiones se sucedían, mientras el PSOE –la lista más votada– y el Bloque denunciaban la parálisis de gestión. Y de casi todo lo demás. La zona gubernamental de la casa consistorial la ocupan en la actualidad Jácome y otros tres concejales. El pleno tiene 27 asientos.

El PP muestra ahora su sobrevenida indignación por el proceder de Jácome. Y aunque tardó casi cinco días en pedir lo mismo que la izquierda lleva toda la semana pidiendo, ha terminado por dar el paso: la dimisión de Jácome por lo sucedido en la cabalgata. Los conservadores se suman a los mismos argumentos de Bloque y PSOE y recuerdan que la ley vigente obliga a presentar una certificación negativa del Registro Central de delincuentes sexuales para actividades y oficios que impliquen contacto habitual con menores. “Es extremadamente grave que uno de los tres protagonistas [del desfile de los Reyes Magos] fuese un condenado reincindente por abusos sexuales”, concluyó al fin el PP. El asunto llegará previsiblemente al pleno ordinario de este viernes. El alcalde todavía no ha ofrecido explicaciones. Quién sabe si lo hará.

Agresión a una sindicalista

Pero Baltar y el PP no tomaron tan a pecho otra reciente y extemporánea actuación de Jácome. Fue cuando, en un arrebato de ira, reaccionó con un violento empujón contra una sindicalista de Comisións Obreiras que, megáfono en mano, participaba en la manifestación derivada de una huelga indefinida en el transporte público. El regidor se defendió unas horas más tarde en un vídeo en la cuenta oficial del Twitter del ayuntamiento: había sido “en defensa propia” y en respuesta a una “agresión acústica”. En aquella ocasión el PP, pese a la evidencia de las imágenes captadas por los medios de comunicación, se lo cogió con pinzas. Había sido un error, adujo, y lo emplazó a disculparse. No secundó ni la reprobación planteada por Partido Socialista y BNG ni, mucho menos, la exigencia de una renuncia. Jácome, solo faltaba, no pidió disculpas. Comisións Obreiras lo denunció en los juzgados. Todo sucedió en mayo de 2022 y el Partido Popular aún formaba parte de su gabinete.

El alcalde de Democracia Ourensana siguió, en todo caso, aficionado a comunicar por vídeo y redes sociales. Sus imágenes en las termas de Outariz, a orillas del río Miño, junto al cantante de reguetón Omar Montes, al que también acompañó a comer el pulpo –“gracias, presidente”, dice Montes en un vídeo y Jácome invoca: “Que vengan los famosos de España todos”–, saltaron a la prensa. Y a los juzgados. El alcalde ha anunciado una querella después de que el PSOE lo acusase de cargar al ayuntamiento los gastos de sus paseos con el reguetonero, que actuó en Ourense el 16 de diciembre y convocó a más de 2.000 personas. La cabalgata y su Baltasar condenado por abusos sexuales –lo destapó el diario local La Región– apagaron la polémica Montes.

No solo Jácome

Precisamente el periódico La Región protagonizó otro suceso en el que se involucraron Baltar y Jácome. En la última semana de diciembre, un juzgado anuló por segunda vez la compra del archivo histórico del rotativo por parte de la Deputación de Ourense. El precio, 2,7 millones de euros. La sentencia se basaba en que el ente provincial había utilizado en esta segunda tentativa la figura de “generación de crédito”, que “no es la adecuada”. El dictamen también se detenía sobre la primera: pese a que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia falló en febrero de 2020 que la operación estaba fuera de la legalidad, las partes no habían cumplido con los términos de la decisión judicial. Y ya estaban intentando repetir la jugada.

El papel de Jácome en el caso La Región se remonta al inicio del mismo: la investigación comenzó por una denuncia de Democracia Ourensana anterior al pacto de gobierno de 2019 entre Jácome y Baltar. Y es que el primero había sido azote del segundo hasta que decidieron gobernar juntos y cerrar así el paso a la izquierda. De hacer caso a la demoscopia, sin embargo, el escenario no va a diferir mucho en mayo de 2023. La encuesta de Sondaxe que publicó hace un mes La Voz de Galicia pronostica nueve ediles para el Partido Socialista –los mismos que tiene ahora–, nueve para el PP –dos más–, seis para Jácome –uno menos– y tres para el BNG –uno más. El alcalde pareció celebrarlo en su vídeo navideño: en él hace un espagat entre dos aviones mientras sostiene sobre los hombros un grupo de personas. “Un buen alcalde no solo debe llevar el peso del ayuntamiento sobre sus hombros, debe dar alas a sus mujeres y hombres”, dice. La idea original, y las imagenes generadas por ordenador, pertenecen al actor Chuck Norris.