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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

CRÓNICA

Jácome, el astronauta que puede decidir el nombre del presidente de la Xunta

Ourense —
13 de febrero de 2024 22:35 h

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Gonzalo Pérez Jácome salió de su casa en la mañana del martes para comprar unos rollos de papel de plata con los que envolver bocadillos. Muchos bocadillos. Como un millar. Es lógico que el alcalde de Ourense se quedara un poco corto. Luego vio que le daba para la mitad. Su partido, Democracia Ourensana (DO), podría ser decisivo tras las elecciones gallegas del domingo, pero no va a cambiar de estilo por eso. ¿Que hay que repartir comida dentro de los festejos del Entroido de estos días que organiza el Ayuntamiento? Pues allá va el alcalde a buscar el papel de plata. 

Jácome, de 54 años, es alcalde de Ourense desde 2019. Sus rivales le han dado por muerto varias veces. En su primer mandato, casi todos sus concejales le abandonaron. Unas conversaciones difundidas con la intención de acabar con él no tuvieron ningún efecto en las urnas en 2023. El periódico más importante de la provincia –línea dura del PP– lo persigue sin recato. Ha dado algunas entrevistas que han sido un tanto surrealistas, también en este medio, y hasta divertidas, porque no tiene miedo a decir lo que le parece y no se olvida de nadie que le haya hecho una mala jugada. 

No se le puede negar que no es un producto de laboratorio. Ningún laboratorio político lleno de consultores que han leído los libros de Lakoff produciría un alcalde como él.

Como hace años sus adversarios le llamaban payaso, lo que hizo fue disfrazarse de payaso (peluca incluida). En la inauguración del Entroido de Ourense de este año (para los de fuera, los carnavales), apareció de astronauta. Y para grabar un vídeo con la programación eligió las mallas de Supermán. Pero ya se ha acabado la época en que todos se reían de él y lo consideraban un populista que llegó del espacio exterior. Lo mismo es él quien decide quién presidirá la Xunta. 

Hay dos premisas que tienen que ocurrir para llegar a ese punto, que el PP se quede con 37 escaños a uno de la mayoría absoluta y que DO saque uno en la provincia de Ourense. Por los votos recibidos en las elecciones locales de 2023 (diez concejales en la capital sobre 27 con casi un 34% de los votos), está dentro de sus posibilidades. Un segundo escaño le queda ya un poco lejos.

Ahora que puede ser el ‘kingmaker’ de la política gallega, Jácome limita las excentricidades a lo indispensable. Ya tiene tantos enemigos que no merece la pena aumentar la lista. Eso no quiere decir que haya mejorado su opinión sobre los demás partidos. Eso incluye a aquellos con los que ha llegado a acuerdos. Un pacto con el PP que le permitió ser reelegido alcalde y al PP mantener la Diputación hace que muchos crean que terminará aceptando la investidura de Alfonso Rueda.

En una conversación con elDiario.es, lo niega. Aquí no hay nada decidido. Todo depende de las inversiones que prometan para Ourense. De sus tratos anteriores con populares y socialistas, ha salido siempre con la misma impresión: “Nos putean tanto el PP como el PSOE”, dice refiriéndose a los intereses de la provincia.

Si la frase parece demasiado directa, el alcalde no tiene inconveniente en desarrollarla: “Es como si te preguntan de dos personas cuál es el más maltratador. Estos dos son igual de maltratadores. Te dan una hostia igual por la izquierda que por la derecha. Pero es la misma hostia”.

Vale, ha quedado claro. 

Por eso, repite con frecuencia en esta campaña que no tiene preferencias de cara a los pactos. Todos los demás partidos le caen igual de mal. “Pactaremos con el demonio si con eso llegamos al cielo”, promete. El cielo tendría que poner fin al sentimiento de abandono de Ourense por una gestión de la política gallega volcada en el eje atlántico, ciudades como Santiago, Vigo y A Coruña, y el interés turístico de la costa. 

¿Qué es lo que pide para su ciudad y provincia? No hay prisa para contarlo. En anteriores elecciones, presentaron una lista con diez peticiones concretas. Ahora no. Jácome se ha fijado en lo que hacen otros partidos nacionalistas en el Congreso –menciona al PNV– y le gusta ese método. Cuando llegue el momento de la investidura, hablarán con números en la mano. 

Jácome ha tratado mucho a Alberto Núñez Feijóo y no habla del todo mal de él. Inevitablemente, también le traicionó (según él, la lista es muy larga), quizá porque el líder del PP siempre ha prometido en Galicia más de lo que ha cumplido. A la hora de hablar de gestión, Feijóo promete lo que sea, porque al final no es lo que más le interesa, según Jácome.

“Me pareció bastante listo, pero cuando hablábamos de política, se transformaba. Hablar de cuántos votos se sacan en cada sitio, de tácticas electorales, de todo eso. Para él, el fin eran los resultados electorales. Lo demás le importaba un carallo”, explica. Si eso es cierto, se entiende mucho mejor la ansiedad en la que vive Feijóo desde las elecciones de julio.

A su sucesor que aspira a la reelección, Alfonso Rueda, con quien no ha tenido mucho trato, lo ve como un peso pluma. “Me parece una persona gris, triste, como se vio en el debate”. A Jácome le molesta el nivel mediocre del gallego que utiliza el presidente de la Xunta. “Habla un gallego impostado, como el de Feijóo. Cuando le escucho en gallego, me da grima. Yo estoy acostumbrado a un gallego con una fonética correcta”. Se refiere a la suya. Sin embargo, los dirigentes de DO no se muestran muy entusiasmados con las propuestas del BNG para mejorar la integridad del gallego que se habla en Galicia.

Jácome insiste en que el PP no tiene su apoyo garantizado en absoluto. Culpa a los socialistas de no haber querido pactar con él en Ourense. “En 2019, nos trataron como a apestados”, recuerda. La cosa fue peor en 2023. Afirma que tenían cerrado un acuerdo con el secretario de Organización del PSdeG, José Manuel Lage, que de repente desapareció. “La noche anterior, nos traicionaron. Me cago en la puta. Menos mal que reaccionamos rápido”. Pactaron con el PP que cada uno se votara a sí mismo y que así saliera la lista más votada en Ayuntamiento y Diputación.

Su versión es que siempre que ha pactado con el PP fue porque “la izquierda no quiso negociar conmigo”. 

Jácome está demasiado centrado en lo que le ha hecho el PSOE cuando las encuestas dejan claro que los socialistas serán tercera fuerza política y que con quien debería negociar en la izquierda es con el BNG, con el que tampoco tiene muy buenas relaciones. “Mucha gente se olvida de eso y yo lo tengo que recordar en cada pleno, que estos tíos son soviéticos”. Cuando se le recuerda que la Unión Soviética no existe desde hace décadas, se limita a responder: “Bueno, pero la ideología…”. 

Sostiene que ha perdido la cuenta de las veces que le han traicionado. Cualquiera diría que debería haber elegido mejores socios, pero los resultados electorales mandan. Ahora cree tener el remedio perfecto. “Yo no me tengo que fiar de nadie. O cumples (lo pactado) o te retiramos el apoyo y cambiamos de Gobierno”. ¿Está diciendo que está abierto a una moción de censura a mitad de legislatura si el partido en el poder no le concede lo que prometió? “Desde luego, o cumples o nada”.

En ese caso, con independencia de quién gobierne, si Jácome y su partido son la llave, no va a haber mucho tiempo para aburrirse.