Después de 254 semanas de protestas con los venres negros y dos huelgas este mes, una de las cuales impidió la emisión de programas tan emblemáticos como Luar, el director general de la Corporación Radio e Televisión de Galicia (CRTVG), Alfonso Sánchez Izquierdo, ha cargado contra el colectivo Defende a Galega, al que ha calificado de “minoritario” y lo ha acusado de estar al servicio de los partidos políticos de la oposición: “Muchos de sus líderes están vinculados a grupos de esta Cámara, hasta el punto de que van en listas electorales”. Este movimiento recibió en 2019 el Premio José Couso a la Libertad de Prensa, un reconocimiento que la televisión y la radio públicas gallegas no contaron.
Los propios paros, aseguró, no tienen que ver con su gestión al frente de los medios públicos gallegos: “Los factores de lo que dicen que está ocurriendo en esa casa [la CRTVG] son exógenos. Tengo la convicción de que es así y de que no tienen nada que ver con el funcionamiento natural o con las decisiones de gestión en los medios públicos”. Estas palabras las pronunció en comisión en el Parlamento de Galicia, mientras a las puertas del Pazo do Hórreo un grupo de trabajadores se concentraba para pedir el fin de los “abusos” y la “manipulación”.
En el orden del día figuraban preguntas sobre la decisión de trasladar forzosamente a trabajadores que el personal considera que es una “represalia” contra quienes no son “dóciles a la manipulación” o sobre las restricciones impuestas a las asambleas de trabajadores tras la huelga del 6 de marzo. El relato del director general volvió a ser el de que, pese al conflicto y las denuncias que hace buena parte de la plantilla de que el clima laboral es “asfixiante”, la situación es de normalidad. Los cambios de puesto, como el de un trabajador con décadas de experiencia en la radio trasladado a la televisión tras un desencuentro por negarse a diluir en una información que el dato del IPC gallego es peor que el de la media del Estado, “no es represaliar, es avanzar”, como lo es también, dijo, hacer grabaciones y ediciones con un teléfono móvil, algo que entiende que no es “degradar el trabajo de los cámaras”.
El jefe de los medios públicos gallegos insistió en que las movilizaciones del personal no van a provocar cambios en su rumbo y en que habrá más traslados de trabajadores. Añadió la reflexión de que permanecer durante 25 ó 30 años en el mismo puesto de trabajo “no debería ser especialmente satisfactorio”. Él mismo lleva 14 años como director general de la CRTVG, un cargo cuya renovación se atascó en el Parlamento de Galicia. La Lei de Medios requiere desde 2011 que el nombramiento sea por mayoría cualificada, lo cual implica, con la representación actual, que tiene que haber un apoyo del PP. No hubo acuerdo y años después el PP fijó -a través de la ley de acompañamiento a los presupuestos- que si no hay elección, las funciones las asumirá “transitoriamente” quien estuviese ya ejerciendo como director general. En este caso, es Sánchez Izquierdo.
La diputada del BNG Olalla Rodil replicó a Sánchez Izquierdo ironizando con que la culpa de lo que sucede en la CRTVG es “del BNG y de un contubernio trumpista del que forman parte Sorogoyen, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia y el Colexio de Xornalistas”. “Nos puede acusar de lo que quiera, pero la situación en la CRTVG no es culpa nuestra ni se va a resolver echándonos la culpa”, manifestó. Rodil aseguró que en los 39 años transcurridos desde que se crearon los medios públicos gallegos hubo siete huelgas -excluidas convocatorias transversales como las del 8M- y cuatro de ellas fueron durante el mandato de Sánchez Izquierdo. Esto lleva, según la parlamentaria, a dos reflexiones: no se abusa de este instrumento y e. grado de deterioro de la situación en los últimos años es “innegable y absoluto”.
Noa Díaz, una de las portavoces del PSdeG en el debate, criticó el enfoque de la información de los medios públicos: “Si alguien se quisiese hacer una idea cabal de lo que pasa en el país, vería que casi nunca pasa nada, salvo tal vez una plaga de jabalíes”. Le planteó a Sánchez Izquierdo que presente su dimisión para obligar a poner en marcha el proceso para renovar la dirección de la CRTVG.