Joan Herrera: “El PP es el mayor aliado del independentismo”

Joan Herrera, (Barcelona, 1971), ha visitado Galicia como parte de la delegación de Iniciativa per Catalunya Verds en la II Asamblea Nacional del Espazo Ecosocialista Galego. En un contexto de “fin de régimen” reitera la necesidad de “sumar fuerzas” para “ganarles a los partidos que nos quieren desmontar la vida”. Con el debate territorial catalán en plena efervescencia, el líder de ICV se muestra abiertamente favorable al derecho de autodeterminación y lamenta que PP y PSOE hagan posición “mirando hacia Rosa Díez, porque mirando hacia Rosa Díez no se construye nada”. A su juicio, la apuesta catalana por el derecho a decidir debe servir para “regenerar” el conjunto del Estado.

Iniciativa per Catalunya está inmersa en una estrategia a favor de la unidad de la izquierda, tanto para las elecciones europeas como a largo plazo. ES ICV muy ilusa o tiene datos objetivos para pensar que ahora pueden conseguirlo?

No es una cuestión de ser ilusos, sino de hacer una buena lectura del momento histórico en el que estamos. Estamos en un escenario de cambio total del contrato social. Hay un libro de Josep Fontana, El futuro es un país extraño, en el que explica esa ruptura del contrato social, la falta de respeto e incluso la falta de miedo a las clases populares. Hacen falta soluciones excepcionales ante una situación excepcional. Se produjo en otros momentos y en otras latitudes, en Uruguay con el Frente Amplio, por ejemplo. Si no es ahora, ¿cuándo? Yo no creo que sea el momento de disputarnos dos diputados más o menos, de la lucha por la hegemonía en el seno de la izquierda, que se pueden entender en otro momento histórico, pero no ahora. Nosotros hacemos esa propuesta, fruto de un análisis en la que creemos que nos están quitando lo más básico, derechos que nadie discutía. Nosotros tenemos un proyecto político consolidado, no hacemos esta propuesta desde la debilidad. Lo hacemos desde una relativa fortaleza porque creemos que es lo que toca.

¿En ese esquema cabe ERC?

Me gustaría que fuera posible que estuviera ERC. Pero Esquerra está en otra lógica, en la que es quien de intercambiar recortes por el llamado proceso nacional, sin entender que no se construye un país aplicando política de recortes. Esa es la desconstrución de un país, y hoy por hoy, lamentablemente, ellos están en otra onda.

El debate por el derecho a decidir se intenta identificar desde el Gobierno de España con una cortina de humo de CiU y de la Generalitat sobre otros temas. Pero no todas las personas que salieron a la calle para reclamar la autodeterminación son votantes de CiU ni son de derechas...

No es una cortina de humo. Artur Mas a veces lo emplea para tapar sus políticas, pero una cosa es que se utilice y otra que sea una cortina de humo. Hay un agotamiento total en la relación de Catalunya y España, que rompe con la sentencia del Estatut, con una manifestación multitudinaria en 2010. Quien se carga el pacto constitucional, es el PP y la aznaridad en su conjunto. Esto hace que hoy en Catalunya haya una opinión muy transversal que apuesta por pasar la otra etapa. Yo incluso creo que la relación entre Catalunya y España no se puede mantener como hasta ahora, y también lo piensa mucha otra gente de izquierdas, no necesariamente independentista. La crisis territorial es una de las crisis, que se suma a la demográfica, a la económica, a la crisis en torno a la Monarquía. Es una crisis de régimen.

¿Esta crisis está generando independentistas, personas que no se situaban hasta ahora en estas posiciones desde el punto de vista identitario pero que ahora apuestan por esta via como solución a los problemas?

En parte, sí, pero sobre todo el PP es una máquina de hacer independentistas. En Catalunya, y supongo que también en Galicia, hay mucha gente que se quiere independizar de España, pero mucha más que se quiere independizar de esta España, de una España que aprueba una ley como la del aborto que nos lleva a los años 70, que hace cosas que nunca me los había pensado que iban a pasar. Y a esto se suma la incapacidad de reconocer una aspiración democrática que los países normales solucionan como hizo Canadá con Quebec o como hace el Reino Unido con Escocia: con el derecho de autodeterminación, con una propuesta de seducción y no de amenaza y ahí la gente resuelve el que quiere. La sociedad catalana es muy compleja, muy mestiza. Y se está transitando del que podría ser un independentismo de en torno al 15% o el 20% de la población a una opción independentista que hoy puede ser mayoritaria es por la incapacidad de España de reconocerse a sí misma. El PP es el mayor aliado del independentismo.

En ICV conviven muchas almas, desde la federalista hasta la independentista. Están de acuerdo en el derecho de autodeterminación pero no con la culminación de ese proceso. ¿Cómo las concilian?

Hay un principio democrático, que es el principio de autodeterminación. Cuando acabe este proceso, y ojalá se pueda hacer la consulta en 2014, como formación política decidiremos en función de si el Estado es quen o no de poner una propuesta sobre la mesa. Convivimos basándonos en el principio de radicalidad democrática, de entender al tiempo que no es intercambiable el proceso nacional en el que estamos con los recortes sociales, con las privatizaciones o con la sociedad de mercado en la que estamos.

¿Hasta dónde cree que puede llegar el Gobierno de España para frenar la consulta y el proceso? Se llega a apelar a cuestiones muy atávicas de la sociedad española, casi al grito de “a mí él Ejército”.

Incluso hablan de la intervención y suspensión de la autonomía. Hay sectores de la derecha que hablan de esa suspensión de la autonomía, pero yo creo que lo más preocupante es el efecto arrastre: PP y UPyD mirando a VOX, UPyD marcando una agenda ultracentralista, el PP siguiendo a remolque y el PSOE siguiendo a remolque al PP y a UPyD. En una encuesta reciente el electorado del PSOE, sin ninguna pedagogía, está mayoritariamente a favor de que en Catalunya se pueda hacer un referéndum de autodeterminación. Yo quiero pensar que al final la sociedad española es mejor que la política o que algunas fuerzas políticas españolas. Quiero pensar que es una cuestión de tiempo, pero preocupa que hoy en España haya una realidad en Madrid región que está mucho más a la derecha que el conjunto de la sociedad. Y ya no halbo en las reconocidas como nacionalidades históricas, sino que en lugares como Andalucía, Asturias... El clima es distinto que en la región de Madrid, que forma parte de los problemas que tiene la sociedad española.

Llegados aa este punto, ¿cabe la posibilidad de que todo quede como está?

Eso es imposible. Podría quedar todo cómo está, pero con una mayoría de la gente en Catalunya desconectando y con un goteo constante que llevará más gente hacia tesis de ruptura o secesión. Cuando un 70% o 80% de la población quiere ejercer el derecho de autodeterminación es cuestión de tiempo, pero es imparable. No cabe la postura de que todo continúe como está; lo que sí creo es que la reación por parte del Estado español es la más estúpida, a más cerrada. La que más alimenta el independentismo. lo que tendría que hacer es reconocer el derecho de autodeterminación y poner sobre la mesa una propuesta de federalismo que no sea uniformizador, porque la realidad catalana o la gallega es muy distinta a la de otras partes del Estado, es evidente. El gran debate es que la demanda catalana no se base en el agravio económico, para mí es un error garrafal, en el de “España nos roba, la España subsidiada”.

¿Cómo puede influir en el resto del Estado ese ejercicio del derecho de autodeterminación?

Tiene que servir para regenerar España. Hay quien piensa que es mejor negar esa onda, es lo que hace el PSOE, por ejemplo. La responsabilidad de la izquierda sería aprovechar esa onda para que se produzca un cambio de régimen en España. Seguramente eso pasa porque en España no hay una correlación de fuerzas para protagonizarlo, pero con esa onda que viene de Catalunya se puede hacer. La identidad española se construye desde hace mucho tiempo en torno a la soberanía española, en torno a la que la soberanía sólo reside en el pueblo español. Quizás haya que refundar ese patriotismo español hacia nuevos conceptos. Una propuesta de modelo federal o confederal sólo es posible con una buena propuesta por parte de España, de radicalidad democrática y de cambio profundo en lo económico.

Hoy por hoy uno de los retos más inmediatos son las elecciones europeas. En Galicia parte del debate se centró en la conveniencia o no de concurrir junto a fuerzas estatales. ¿Cómo lo leen desde ICV, habida cuenta por ejemplo su relación con IU?

Nosotros no somos IU, rompemos con IU hace años, pero estamos encontrando comprensión en IU. Lo que no tiene ningún sentido cuando tenemos un contexto europeo en el que tenemos que ir a la construcción de bloques para doblegar la troika es caminar hacia un escenario de fragmentación. Por eso entendemos que debemos sumar. A nosotros nos encantaría una suma con IU, con la Chunta Aragonesista, con la gente de AGE, con la gente de Compromís en el País Valenciá... Algunas de esas realidades se van a sumar y tenemos que intentar sumar el máximo y por eso estamos en Galicia, donde en las últimas elecciones surgió algo distinto con dos claves fundamentales: novedad y unidad, unidad y novedad. Con unidad no basta y con novedad sólo, tampoco. Algo nuevo permite emerger con unos diputados y ya está, pero tenemos que quitarnos el miedo a intentar ganar, porque la izquierda a veces está muy cómoda en la oposición. Galicia es una experiencia de algo que funcionó y deberíamos ir hacia hacia ese bloque.

Con todo esto, ¿dónde ve a Galicia, a Catalunya y a España en 10 o 15 años?

Hay varios escenarios. Uno es lo del estancamiento de la miseria en el sur de Europa. Tienen un plan, con una periferia de Europa en la que se garanticen salarios bajos y esa competitividad se base en una degradación de nuestras vidas, pagar las deudas a costa de toda nuestra vida. Hay otro escenario, lo de construir uno por el distinto que yo creo que no pasa por el PSOE, porque la socialdemocracia tiró la toalla. Y no sólo es un problema del PSOE, también lo hizo el SPD en Alemania, lo está haciendo Hollande en Francia, que lo más relevante no es que cambie de novia, es su política de recortes. Tenemos que construir ese polo, y construyéndolo tenemos que ir a un escenario de gran quita, como tuvo Alemania la finales de los 40, de renegociación de la deuda y de una democracia más vigorosa. Me pesa más el optimismo de la voluntad que el pesimismo de la razón, en tener de Gramsci. Hay que ser optimistas, porque sino, nos van a llevar por delante. Pero a la vez hay que combinarlo con ideas, con organización. Gramsci también decía eso de que “la indiferencia es el peso muerto de la historia”, hay que tirar de arriba el pasotismo, eso de que no se puede hacer nada. No es fácil, pero sólo se puede hacer con perspectiva de cambio.

Cuando Tsipras pierde las elecciones en Grecia yo hablo con Stavros, el responsable internacional de Syriza, y me dice que en tres meses el gobierno va a caer por la gran movilización de la calle. Tenía lógica lo que decía, pero fui en septiembre al congreso de Syriza y la movilización había desaparecido. Porque o hay expecatativa de cambio o, por muy mal que estés, el malestar se convierte en resignación y sobrevives, como es lógico. Incluso en un escenario tan dantesco como el de los barrios de Atenas. Tenemos que creer en esa expectativa. Y si lo conseguimos, en Galicia, en Catalunya o España podemos cambiar muchas cosas. A mí me gustaría que, finalmente, hubiera una España que se reconozca en sí misma, y eso precisa motores, y un motor va a ser Catalunya. Pero otro puede ser Galicia, porque aquí están pasando cosas. Para eso hace falta una política más fraternal, la máxima francesa no es ninguna broma. Y eso significa organizaciones más amables y la nueva política haciendo nueva política, no vieja política.