Hace unos días que se extinguió la voz de Rosa Garrido, conocida como Rosa de Moscoso. Su nombre no es conocido entre el gran público, pero seguramente sí habrá oído o reproducido infinidad de canciones de su repertorio. Rosa tenía 85 años, era pandeireteira y cantareira y una de las grandes fuentes de la tradición oral en Galicia. Su casa, en una aldea del municipio de Pazos de Borbén, en el interior de la provincia de Pontevedra, se convirtió durante décadas en un lugar de peregrinaje y las canciones que ella transmitió acabaron en los discos de muchos de los artistas más importantes de Galicia. Un listado interminable que va de Leilía, Ialma o Mercedes Peón, pasando por Xisco Feijóo, Xurxo Fernandes o Xabier Díaz y continúa en artistas más jóvenes como Caldo o Tanxugueiras.
“Rosa y su hermana Aida son unos referentes absolutos para nosotras y su repertorio nos ha inspirado mucho y nos inspirará en el futuro”, explican Tanxugueiras desde Andalucía, adonde las llevó su actual gira. Estas pandeireteiras que han revolucionado el mundo de la música tradicional, grabaron hace solo tres semanas con Rozalén una hermosa canción de Rosa titulada Valse de Moscoso.
“Era una pieza angular de la música tradicional gallega, clave en la transmisión oral. Yo soy lo que soy en la música tradicional por mujeres como Rosa”, comenta con emoción el músico Xabier Díaz. Tanto él como otros rastreadores del patrimonio inmaterial grabaron decenas de horas de registros sonoros y de vídeo -una tarea que se conoce como recollidas- en la casa de Rosa y Aida, en su cocina de la aldea de Moscoso, convertida en un espacio musical mágico. El siguiente vídeo contiene imágenes inéditas de una de las visitas de Xabier Díaz:
“Dar con Rosa fue como encontrar una veta de oro que nunca se agotaba”, explica Xisco Feijóo, un artista que la visitó en su casa a lo largo de 17 años y que muchas veces se quedaba allí a dormir, después de jornadas interminables de canciones y bailes en la cocina. “Ella y su hermana era unas bestias de la interpretación. Con calidad vocal, afinación, gusto, energía y carácter”, rememora el músico.
Rosa Garrido Casqueiro (Moscoso, 1936), era la menor de cinco hermanos y desde pequeña tuvo una gran afición por la música. Se ganó la vida como vendedora de pescado. Quedó marcada por la muerte de su marido, desaparecido en un naufragio cuando hacía su última marea antes de jubilarse. Su cuerpo nunca apareció. “Quedé como un barco a la deriva, sin remos, en el medio del mar, muda, sin cantar varios años”, declaró en 2006 al programa Alalá de la TVG. En este programa y en el documental Tempo de recolleita (2017), del belga Félix Blume, está registrado parte del legado de Rosa y Aida de Moscoso, además de sus intervenciones periódicas en el programa Luar.
“Rosa no era el caso de una viejecita simpática que cantaba unas canciones en su aldea. Era otra dimensión, una figura emblemática con un gran talento. No tuvo una carrera discográfica pero para mí es casi como una Amália Rodrigues de nuestra música popular”, reflexiona Xabier Díaz, que dedicó muchos años de su vida a las recogidas de canciones y bailes por las aldeas de Galicia, y que no duda en calificarla como “una de las tres o cuatro mujeres más relevantes de la historia de la música popular gallega”. Díaz también tiene clara la influencia del acervo de Rosa de Moscoso en las nuevas generaciones de músicos: “Sin duda inspiró lo que que hacen ahora con éxito gente más joven como Tanxugueiras o Baiuca. Si existen, es porque antes existió esta mujer y otras como ella. No se ha llegado aquí por una generación espontánea, sino por personas clave en el traspaso de la tradición”.
Tanxugueiras, que dispararon el interés por la música tradicional de Galicia a partir de su irrupción como aspirantes a representar a España en Eurovisión, tampoco dejan dudas sobre esta influencia. “Nuestro repertorio parte del legado de fuentes como Rosa. Componemos muchos temas con nuestros arreglos, pero nuestra inspiración parte de las recogidas y de estas informantes”, explican sobre su proceso de trabajo las componentes de este grupo, que en su disco de presentación incluyeron el tema Aldeíña de Moscoso, otro ejemplo más salido del repertorio único de Rosa Garrido.
Siendo todavía adolescentes, en 2006, a las hermanas Sabela y Olaia Maneiro y a Aida Tarrío les marcó la aparición de esta pandeireteira y cantareira en el programa que le dedicó el mencionado espacio Alalá, dirigido por Senén Bernárdez. “La descubrimos aquí, pero fueron Fran Sieira y Xisco Feijóo quienes nos acercaron en profundidad a su legado y nos enseñaron a disfrutarlo”, apuntan. Feijóo, que está en plena gira de presentación de su disco Peixe, en donde incluye el tema Auga, sacado también del prolífico repertorio de Rosa de Moscoso, es un gran conocedor de este legado. “Rosa y Aida son el embrión de todo esto que está pasando en la actualidad. Es imposible calcular el número de temas que han salido de su memoria y están incluidos en discos de artistas”, explica Feijóo, reconocido estudioso del patrimonio inmaterial, que destaca de Rosa “la capacidad para transmitir las cosas, de una forma didáctica, contando historias increíbles”.
A pesar de este legado inabarcable que ha influido en tantos artistas y de la dimensión de Rosa Garrido como referente de la música tradicional, tanto Xisco Feijóo como Xabier Díaz son muy críticos con el escaso reconocimiento que ha tenido. “Se acaba de morir Rosa y su Concello de Pazos de Borbén no le ha hecho ni un reconocimiento, es realmente triste”, reprocha Feijóo. “Se están extinguiendo las fuentes que han regado la sangre de nuestro ADN, y lo peor es que se mueren en el silencio más absoluto”, añade Xabier Díaz, que dedicó su anterior disco, As Catedrais Silenciadas (2020), a las mujeres que salvaguardaron la lírica popular gallega.
“Es alarmante el desapego de estas fuentes primigenias y como se pasa por delante de ellas con gafas de sol oscuras, girando la cabeza para otro lado”, ahonda. La desaparición en los últimos años de algunas de las grandes referencias de la herencia oral, provoca en estos artistas una reflexión sobre el escaso reconocimiento a estas mujeres y a este riquísimo patrimonio. “Han desaparecido en los últimos cuatro años grandes maestras, las que más y mejor nos transmitieron, como Rosa, Concha de Luneda o Consuelo dos Queixos. Su legado merecería tener mayor visibilidad”, destaca Xisco Feijóo.
“Pensamos que Rosa y otras muchas mujeres no han tenido el reconocimiento que merecen. Llevamos años pidiendo que las Letras Galegas se dediquen a todas estas mujeres que, como Rosa, guardaron toda nuestra tradición”, reivindican Tanxugueiras. “No me parece exagerado decir que merecen unas Letras Galegas, o que tuviesen algún reconocimiento de la Academia Galega. Es un prodigio que hayan mantenido vivo el legado en su cabeza y lo hayan transmitido”, expone Díaz. “Me duele mucho el olvido sobre estas precursoras, por eso pido el reconocimiento de la sociedad civil que ahora canta, baila y disfruta sus canciones”, concluye.
Aquí se pueden ver al completo las imágenes inéditas cedidas por el músico Xabier Díaz, grabadas en una de sus visitas a la casa de Rosa de Moscoso: