Lugo y Vigo, hospitales de campaña (electoral)

El 26 de febrero de 2011 faltaban tres meses para las elecciones municipales y el presidente de la Xunta se puso al frente de una amplísima comitiva de altos cargos para inaugurar el muy esperado Hospital Lucus Augusti, “un edificio vacío” cuya construcción había pasado por las manos de los gobiernos de Fraga y Touriño y que su Ejecutivo, destacaba, acababa de convertir “en un moderno hospital público”. En aquella inauguración Alberto Núñez Feijóo expresó el “compromiso” de que los “pacientes con enfermedades del corazón o de cáncer que antes tenían que desplarazarse a Santiago o a A Coruña puedan ser atendidos en su hospital público de Lugo a lo largo de este año”, el 2011. Cuatro años después el hospital lucense se ha convertido en uno de los grandes dolores de cabeza del PP, que elige ahora otro hospital, el de Vigo, como referente de la campaña municipal.

Si bien es cierto que en los meses previos a las elecciones de 2011 el Gobierno gallego y el PP también publicitaron el hospital de Vigo -se llegó a anunciar que iba a estar “terminado a finales de 2013”- no lo es menos que el protagonismo fue entonces para el de Lugo, una de las plazas electorales que los populares aspiraban a conquistar en aquellas elecciones con Jaime Castiñeira a la cabeza. Así en la carrera electoral de hace cuatro años Castiñeira y el PP esgrimieron la apertura del hospital como muestra del “compromiso” de la Xunta con la ciudad, la “inversión más grande de la historia de Lugo” que mostraba que “la sanidad no debe ser política”, y tendría que estar “al margen de la demagogia”.

En el proceso electoral de 2015 también se habla del hospital lucense, pero quien más lo hace es la plataforma ciudadana que viene reclamando desde hay más de dos años la apertura del servicio de hemodinámica 24 horas -funciona desde 2014 y solo en horario de oficina- y la puesta en marcha de la radioterapia y de la medicina nuclear. Como había anunciado, esta plataforma intensificó sus protestas en las últimas semanas a través de una campaña específica, #quenoncheroubenocorazón, que ya ha sido apoyada explícitamente por fuerzas políticas como PSdeG, BNG o Lugonovo y que culminará tres días antes de las elecciones con una manifestación.

En este contexto los populares intentan frenar el desgaste que el conflicto del hospital les produce en la ciudad de la Muralla con anuncios reiterados sobre del concurso público que desembocará en la instalación de la radioterapia con un mínimo de cuatro años de retraso. No obstante, y toda vez que gran parte del potencial efecto político de esa publicidad fue anulado por declaraciones de la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, que incluso incomodaron al propio PP lucense, la baza sanitaria de los de Feijóo para el 24-M pasa ser el futuro Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, que Mosquera visitó en el último día en el que las inauguraciones eran legales.

Final de las obras

Tras años de críticas por el modelo de construcción público-privado elegido por la Xunta para esta infraestructura -que ha llevado al Gobierno a publicitar reiteradamente que se trata de un “hospital público”- y sus repercusiones políticas, económicas y sociales, Gobierno y PP ponen el acento en estos días en el final de la fase constructiva del edificio. Así, por ejemplo, Feijóo aprovechaba este domingo la presentación del programa marco de su partido para proclamar que “desde el día de ayer los vecinos de Vigo y su área metropolitana tienen un nuevo hospital público, porque se ha terminado la construcción y la empresa constructora ha entregado la obra a quien siempre dijimos que sería su propietario: la administración públca, es decir, los ciudadanos”, dice, obviando que el Sergas tendrá que pagar un canon anual por utilizarlo.

“Desde ya se pone en marcha el proceso de traslado para que se pueda prestar un mejor servicio público a los vigueses, por lo que solo hay un partido que consiguió trasladar esta promesa de su programa a la realidad: el PP”, insistió el presidente mientras el propio Sergas calcula que, en el mejor de los casos, el traslado efectivo no comenzará hasta dentro de tres meses. Junto a estas palabras del presidente su candidata en la ciudad, Elena Muñoz, llama a “felicitar a la Xunta” en este momento “histórico” que ha llegado, asegura, a pesar de el “boicot inexplicable del gobierno socialista” de Abel Caballero.