La Xunta de Galicia acaba de proteger con la condición de Bien de Interés Cultural (BIC) uno de los microscopios más valiosos del mundo, fabricado por el precursor de la biología Antony Van Leeuwenhoek (Holanda 1632-1723). La tecnología que representa esta pieza sirvió a Leeuwenhoek, un vendedor de telas holandés, para acercarse por primera vez a la vida microscópica y registrar en septiembre de 1674 la primera observación de un protozoo. Bacilos, glóbulos rojos, espermatozoides y muchos de los pequeños elementos que permitieron grandes avances médicos se observaron por primera vez gracias a las lentes que este comerciante desarrolló en inicio para analizar la calidad de los tejidos que compraba y de cuya venta dependía su negocio.
Con una sencilla maquinaria de latón y vidrio, el aparato apenas ocupa la longitud de un dedo meñique. El doctor gallego Tomás Camacho lo compró en eBay por 1.500 dólares en 2014. Hace dos años, la casa de subastas Christie's le hizo una oferta de 508.000 dólares. La Xunta, con el impulso del Ministerio de Cultura, acaba de poner freno a cualquier venta que suponga sacar el microscopio fuera de España.
El periplo de este artilugio, único en España, está plagado de casualidades que convierten su hallazgo en un viaje que bordea lo imposible. El microscopio de Leeuwenhoek fue arrojado a los canales de la ciudad de Delft hace siglos y quedó oculto entre el lodo durante al menos 350 años. Una obras de dragado en las aguas de esta ciudad de Países Bajos lo devolvieron a la superficie en 2014. Al poco tiempo, estaba a la venta en eBay con un precio de salida de 50 euros junto a otros utensilios médicos y un par de monedas viejas.
En conversación con elDiario.es, el doctor Tomás Camacho explica su hallazgo en la red: “La primera vez que lo vi no tenía claro que fuera una pieza importante pero sentí un pálpito. Mi primera oferta fue de 50 dólares. Al día siguiente subí a 1.500”. Mientras se cerraba la puja, el doctor Camacho empezó a dudar. “Aquella mañana pensé que había hecho una chorrada y en cómo explicarle a mi mujer que me había gastado todo ese dinero. Cuando se lo conté ella me dijo que debía aprender la lección y me advirtió de que ese año me quedaba sin regalos de navidad”, relata. Al cabo de unas semanas, un repartidor llamó a la puerta del doctor Camacho en su domicilio de Vigo. Al abrir el envoltorio, comprobó que la pieza que había comprado era una joya de la historia de la ciencia. “Una chiripa increíble”, reconoce a este periódico.
La confirmación del hallazgo aún tendría que esperar varios años y en ella participaron expertos de la Universidad de Cambridge para confirmar la originalidad de la pieza. A partir de entonces, el doctor Camacho empezó a moverse y expuso su joya en diferentes museos de Santiago, Burgos, Moscú o París. Fue entonces cuando los responsables de la casa de subastas Christie's se pusieron en contacto con él. “Hace dos años nos hicieron una oferta por 508.000 euros”, asegura el propietario. Ante la posibilidad de vender, el Ministerio de Cultura declaró que el microscopio era inexportable e impulsó la declaración de BIC que este lunes acordó la Xunta de Galicia.
En la actualidad, el microscopio está resguardado en la caja de seguridad de una entidad bancaria gallega. Su propietario tiene previsto cederla para una exposición prevista en septiembre en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y desconoce si el Gobierno gallego tiene alguna propuesta para mostrarlo de manera permanente.
En la colección de este médico gallego figuran otro centenar de piezas, entre las que se encuentra una primera edición de Micrographía, de Robert Hooke (1665), un catálogo en el que se dibujan los resultados de 50 observaciones microscópicas que van desde una pulga hasta una lámina de corcho. Ese libro es la primera obra humana en la que se refiere la palabra “célula” y supone el nacimiento de la biología molecular.
“En el mundo solo somos unos 200 los chiflados con este tipo de cosas”, asegura entre risas a elDiario.es desde su despacho en la clínica privada Vithas, en donde ejerce como jefe de análisis clínicos. Los microscopios son, a la vez, su hobby y su profesión.