El Ayuntamiento de Ames, próximo a Santiago, plantará en los próximos meses alrededor de 4.200 árboles caducifolios -castaños, avellanos, nogales y cerezos- para luchar contra los incendios. La actuación, que tiene un coste de 51.000 euros, busca “crear una barrera natural contra el fuego” y también “mejorar la calidad del suelo” y darle “un impulso al aumento de la biodiversidad que sufre una fuerte merma en los terrenos de monocultivo de coníferas y eucaliptales”. El pleno municipal aprobó la pasada semana esta medida, que da continuidad al proyecto piloto iniciado el pasado año, en el que ya se habían plantado un millar de árboles.
El plan ha sido también enviado a la Federación Gallega de Municipios y Provincias (FEAGAMP) y al Parlamento Gallego “para que se tenga en cuenta de cara al estudio de una nueva política municipal forestal”, destaca el Gobierno local.
Según el alcalde, José Miñones, la iniciativa muestra “la importancia de la apuesta que realiza el Ayuntamiento de Ames con este plan de prevención, priorizando estos trabajos sobre las labores de extinción”. El regidor critica que “la Consejería de Medio Rural no haya participado en esta iniciativa de cara a extenderla a otros ayuntamientos gallegos”. De igual manera, el concejal de Medio Ambiente, Javier García, ha destacado que el plan permitirá obtener “aprovechamientos no madereros como las setas o la fruta” e, igualmente, “beneficios medioambientales”.
Ames es un ayuntamiento cada vez más habitado (30.835 residentes en el Padrón de 2017, el doble que hace 20 años), pero con una población muy dispersa y, además, muy afectado por los incendios en las últimas décadas. Como detalló la investigación España en Llamas de la Fundación Civio, entre los años 2001 y 2014 Ames sufrió 389 incendios de más de una hectárea, que arrasaron 1.110 hectáreas de terreno, siendo el 67º ayuntamiento gallego con más incendios importantes y el 94º en el conjunto de España.
En el año 2016, la revisión del Plan municipal de prevención y defensa contra los incendios forestales estructuró el término municipal en 59 ámbitos de protección de núcleos de población y 45 ámbitos de protección a viviendas, edificaciones e infraestructuras aisladas. Estos ámbitos están protegidos por una franja que los circunda de 50 metros donde la biomasa debe ser gestionada, en las que por ley no puede haber especies pirófitas como el eucalipto. Es en esta franja de protección en la que se plantará este amplio conjunto de especies caducifolias y frondosas, de más lenta combustión y que por lo tanto sirven de barrera natural ante los incendios, evitando que se acerquen a las viviendas. Es por ello que en ocasiones se utiliza la figura de árbol bombero para referirse a sus efectos.
De los 59 ámbitos que figuran en el Plan se han seleccionado 10 en los que se prioriza el fomento de plantación de especies frondosas caducifolias, parcelas tipificadas como de peligro alto o muy alto. El pasado invierno ya se plantaron un total de 815 árboles en la parroquia de Piñeiro, gracias a los 37 convenios firmados entre 33 propietarios y el Ayuntamiento de Ames.
La Ley 3/2007 de Prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia, estableció las redes de franjas de gestión de biomasa como una de las medidas preventivas para facilitar la lucha contra el fuego. Sin embargo, en 2012 el Gobierno de Alberto Núñez Feijoo redujo a través de la nueva Ley de Montes la anchura de las franjas de protección, lo que generó muchas críticas. Ahora, tras los terribles incendios sufridos en Galicia el pasado otoño, la Xunta ha comenzado a barajar la posibilidad de deshacer el cambio legislativo que llevó a cabo en 2012, recuperando las barreras de protección aprobadas en 2007. El Ayuntamiento de Ames adelanta que en caso de que se modifique la ley y aumenten los metros de las franjas de protección, eso implicaría un incremento del número de árboles plantados, que pasarían a ser casi siete mil.