A apenas unos minutos de terminar la gala de los Premios Goya 2023 y tras recibir el reconocimiento a la mejor dirección, Rodrigo Sorogoyen acabó su discurso con un alegato en defensa de los montes gallegos: “Energía eólica sí, pero no así”. No fue un eslogan generalista. Hablaba de un lugar concreto: los montes de Sabucedo. Es el pueblo pontevedrés de donde salieron bestas como la que aparece en la primera escena de su aclamada película. Allí, manadas de caballos salvajes viven sin amo ni dueño desde hace siglos. Alrededor de 10.000 ejemplares habitan así en toda Galicia y, aunque puedan parecer muchos, son la mitad que hace cincuenta años. Su modo de vida es una excepción en Europa, pero en este último medio siglo, la acción humana los ha ido cercando. Hace un mes y medio, la Xunta de Galicia dio luz verde a la construcción de dos parques eólicos en un área de influencia clave para las manadas de Sabucedo. Si la justicia no los paraliza, en poco más de dos años serán construidos once aerogeneradores de más de 150 metros de altura cada uno.
Sabucedo es escenario de la Rapa das bestas, una conocida fiesta popular donde los caballos salvajes son capturados y conducidos a un recinto cerrado para recortarles las crines y desparasitarlos, antes de liberarlos de nuevo en su entorno natural. Ese es el único contacto que, generación tras generación, mantienen los habitantes que conviven con ellos en esta parroquia de A Estrada. Por eso, las personas que forman el colectivo que los protege se han levantado en pie de guerra: “Se trata de una especie muy territorial que se convierte en un actor fundamental para la conservación de otras muchas especies que viven en la zona. Conserva los matorrales y los brezales húmedos y secos de la zona, hábitats protegidos por su altísima capacidad para captar CO2. Lo que pretenden hacer ahora es escandaloso”, explican a elDiario.es desde la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo.
Desde el punto de vista cultural, la Rapa das Bestas es la manifestación más clara de la relación ancestral que mantienen caballos salvajes y personas en tierras gallegas. “Conviene añadir que en la zona hay numerosos yacimientos con petroglifos y mámoas [túmulos funerarios característicos del Neolíticoâ en el noroeste de la península Íbérica], lo que hace intuir que puede haber muchísimos más vestigios aún por descubrir”, siguen desde la asociación. A juicio de los vecinos de Sabucedo, con estos proyectos se fragmentaría el territorio en el que viven los équidos. Principalmente, por la construcción de grandes calzadas que son necesarias para el acceso a transportes pesados con los equipos con los que se construyen estos parques eólicos. “Estos parques conllevan unas infraestructuras monstruosas con pistas, rotondas, desmontes del terreno que pasará de ser rústico a industrial bajo normas que se rigen por una lógica que no impulsará en modo alguno la conservación de la biodiversidad de la zona”, recalcan.
¿Cómo podría afectar a los animales?
El declive del caballo salvaje gallego ha sido estimado y documentado en una investigación reciente publicada en la prestigiosa revista científica Biodiversity and Conservation. Ahí, los investigadores de la Universidade da Coruña Laura Lagos y Jaime Fagúndez describen el papel destacado que tienen en la conservación de hábitats naturales, la reducción del riesgo de incendios forestales o sus interacciones tróficas. Además, recuerdan: “Su gestión representa un patrimonio cultural de Galicia y un nexo de unión entre las regiones de la Europa atlántica que aún conservan caballos en libertad con regímenes de gestión similares”. Los grandes herbívoros son reguladores clave de los hábitats abiertos en todo el mundo. “Los caballos que vagan libremente tienen un papel ecológico destacado en muchos paisajes atlánticos. La gestión tradicional de los ponis salvajes, que implica una mínima intervención humana, está en declive en Galicia. (...) Se esperan efectos indirectos de estos cambios en la condición ecológica de hábitats importantes para la conservación, como brezales y pantanos”, ahondan en su investigación.
Además del cambio en los modos de manejo, de la desaparición de sus hábitats y hasta de robos organizados para vender su carne en mercados al margen de la ley, ahora se ha sumado este nuevo peligro para su preservación: “Algunos de los aerogeneradores están proyectados en el medio de la ruta que seguimos para bajarlos del monte a la Rapa. Es una barbaridad”, denuncian desde Sabucedo. “El ruido que producen, que son más decibelios que los permitidos en las ciudades, desorientará a los caballos y puede producir alteraciones en la cadena trófica por su depredador, el lobo”, añaden.
Vecinos y ecologistas se preparan para la vía judicial
Las voces de alarma saltaron en Sabucedo tras el visto bueno ambiental que dio la Xunta a finales de diciembre de 2022 a dos parques eólicos. El Campo das Rosas, de Naturgy, y el Touriñán III-2, de Greenalia, en cuyo consejo de administración se sienta Beatriz Mato, exconselleira de Medio Ambiente durante la etapa de Alberto Núñez Feijóo como presidente gallego. En ese contexto, la consellería del ramo sacó adelante, en poco más de dos meses, tantos proyectos de explotación eólica como en los seis años anteriores juntos. A juicio de las organizaciones ecologistas, en estas declaraciones de impacto ambiental positivas se está “infravalorado el patrimonio natural”. “No cabe ninguna duda de que han actuado con prisas por la fecha límite que tenían. Vemos numerosos defectos en todas estas valoraciones. Son incluso contradictorias entre ellas. Existe una total falta de coherencia”, denuncia Belén Rodríguez, secretaria técnica de la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega).
Adega y otros colectivos de la sociedad civil ya han anunciado demandas contra la Xunta por todo tipo de irregularidades en la concesión masiva de licencias eólicas en los montes gallegos. Pero los recursos de todas estas asociaciones sin ánimo de lucro son limitados y deben escoger con cautela “las batallas que abren”. “No podemos entrar a litigar con todos, pero estamos revisando toda la documentación para ir contra los que tengan un impacto más significativo”, reflexiona Rodríguez. Por eso, señala: “Animamos a que la gente se siga movilizando porque es fundamental la presión social. Las manifestaciones que Sorogoyen hizo en los Goya son tremendamente importantes”.
En esa batalla judicial, que arrancará con toda probabilidad en tres meses cuando se emitan las licencias de construcción, la Asociación Rapa das Bestas de Sabucedo avisa de que agotará todas las vías posibles: “Nosotros vamos a poner todos los medios. Ahora toca divulgar esta situación y el siguiente paso será la vía judicial. Esperamos encontrar algo más de sensatez en la Justicia”. Uno de los grandes escollos para ellos es que el caballo salvaje no tiene ninguna protección específica en Galicia y es tratado como un animal doméstico más. Tampoco la manifestación sociocultural que es la Rapa das Bestas. De hecho, la propia Consellería de Medio Ambiente constata la presencia de estos caballos salvajes en uno de los informes ambientales, pero no propone ninguna acción concreta. Deja en manos de los promotores “la adopción de las medidas preventivas y correctoras oportunas al objeto de minimizar las posibles afecciones a las manadas de caballos salvajes a las que se hace referencia”.