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“No buscamos la diferencia, sino lo que nos hace iguales”: la misión zapatista que llega a Europa a través del puerto de Vigo

El Escuadrón zapatista 421 en el barco La Montaña, atracado en las islas Azores.

Daniel Salgado

18 de junio de 2021 22:27 h

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El pasado octubre, desde las montañas del sureste mexicano, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emitió un comunicado dirigido a, entre otros destinatarios, “las personas honestas que resisten en todos los rincones del planeta”. Lo firmaba el Subcomandante Insurgente Moisés y decía: “Iremos a decirle al pueblo español dos cosas sencillas: uno, que no nos conquistaron. Que seguimos en resistencia y rebeldía. Dos: que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso”. A punto están de cumplir su promesa: una plural y numerosa comitiva prepara en Vigo el recibimiento a una delegación zapatista, probablemente este fin de semana.

Hace casi dos meses que el Escuadrón 421 zarpó del puerto de Isla Mujeres (Quintana Roo, México) a bordo del buque La Montaña. Lo componen cuatro mujeres (Lupita, Carolina, Ximena y Yuli), dos hombres (Bernal y Darío) y una persona no binaria (Marijose) para la que usan el sustantivo otroa. La tripulación es alemana. “Y esto hemos decidio [...] que diversas delegaciones zapatistas, hombres, mujeres y otroas del color de nuestra tierra”, asegura el comunicado de Moisés, titulado Una montaña en alta mar, “saldremos a recorrer el mundo, caminaremos o navegaremos hasta suelos, mares y cielos remotos, buscando no la diferencia, no la superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima. Iremos a encontrar lo que nos hace iguales”. Han bautizado su viaje como Gira por la Vida.

Fue el 26 de abril cuando los colectivos e individuos organizados en la Asemblea Galega Xira pola Vida recibieron la noticia de que el Escuadrón 421 entraría en Europa por la ría de Vigo. Atendían así a las “cartas apasionadas y emotivas” que, desde Galicia, les habían remitido. “Os vamos a acoger a todas y os vamos a cuidar a todas', les decíamos”, explican fuentes de la organización. Los zapatistas aceptaron la hospitalidad gallega y en Vigo pasarán por lo menos una semana, ocupada en trabajo político y encuentros con grupos internacionales. Les servirá para ir concretando la agenda de su visita europea, cuyo lema es Despertad. Activistas y militantes de Suíza, Alemania, Francia, Italia, Grecia, Irán y Euskadi ya esperan en la ciudad gallega. A Madrid irán en agosto, exactamente el 13 de agosto, “500 años después de la supuesta conquista de lo que hoy es México”, o, en palabras del Subcomandante Marcos, el inicio de “la larga noche de los 500 años”.

La fecha de la arribada todavía es una incógnita. La asamblea gallega sabe que el 14 de junio, La Montaña dejó atrás las islas Azores, a donde había llegado el 12. Así entraron en zona Schengen, tal y como relató el Subcomandante Galeano en El Pasaporte Zapatista, uno de los textos sobre la travesía que van apareciendo en Enlace Zapatista, la web oficial del EZLN. “El capitán Ludwig calcula avistar las costas de la Península Ibérica entre el 19 y el 20 de junio, aunque podría ser antes, porque La Montaña, reconciliada con el viento, parece apresurada en abrazar a sus hermanas portuguesas y gallegas”, escribe Galeano, el nombre que, en 2014, adoptó el mítico Subcomandante Marcos, cabeza, y pasamontañas, más visible de la guerrilla de Chiapas. Una líneas más abajo cita versos del Himno Galego.

“La lucha por la vida no es un asunto individual, sino colectivo”

Estos documentos publicados en Enlace Zapatista son el único medio de comunicación que los gallegos mantienen con el barco La Montaña. Redactados con el característico estilo EZLN, alegórico, con voluntad literaria, personajes propios y un vocabulario particular, componen el cuaderno de bitácora de la expedición. Del abordaje del buque, unos 47 metros de eslora, a “50 brazas del puerto” de Isla Mujeres, a los delfines que se atravesaron en el camino, o la llegada a Azores, es el registro del inicio de la Gira por la Vida. Que los zapatistas enfocan como una reactivación de las luchas posterior al extraño tiempo de la pandemia. Lo explica con detalle el Subcomandante Galeano.

“Y ahora, en todo el mundo, el gran capital pretende que se vuelva a las calles para que las personas reasuman su condición de consumidores”, expone, “porque son los problemas del Mercado los que le preocupan: el letargo en el consumo de mercancías”. A esa descripción del estado de cosas, opone “retomar las calles, sí, pero para luchar”. “La vida, la lucha por la vida, no es un asunto individual, sino colectivo. Ahora se está viendo que tampoco es asunto de nacionalidades, es mundial”, añade.

La asamblea gallega -de la que forman parte sindicatos como CGT o el Sindicato Labrego Galego, centros sociales como el Liceo Mutante de Pontevedra o A Comuna de A Coruña, la Marcha Mundial das Mulleres, redes ecologistas o grupos de soberanía alimentaria- comparten percepción. Miembros de la misma entienden que la visita zapatista a Europa, donde el Escuadrón 421 pasará todo el verano haciendo trabajo político, ayudará a reconstruir “espacios comunes de lucha”, bajo mínimos “desde las contracumbre del G-8”.

El levantamiento en armas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en enero de 1994 marcó un hito en la oposición mundial al neoliberalismo. Su manifiesto fundacional, la Primera Declaración de la Selva Lacandona, exigía trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. Su delegación atraca este fin de semana en Vigo con un empeño similar, expresado en Una montaña en alta mar: “Frente a los poderosos trenes, nuestras canoas. Frente a las termoeléctricas, las lucecitas que las zapatistas dimos en custodia a mujeres que luchan en todo el mundo. Frente a muros y fronteras, nuestro navegar colectivo. Frente al gran capital, una milpa en común. Frente a la destrucción del planeta, una montala navegando de madrugada”.

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