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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Hemos desafiado a los poderes fácticos y somos la pieza a batir, pero podemos revalidar el gobierno de Santiago”

Martiño Noriega concurre por segunda vez a la alcaldía de Santiago, la primera con el bastón de mando de la capital gallega en la mano. Cuatro años después de la carrera electoral que, tras la sucesión de tres alcaldes del PP en cuatro años bajo la sombra de la corrupción, finalizó con Compostela Aberta cómo fuerza más votada, está desarrollando una agenda “maratoniana”, con más de una cuarentena de citas en dos semanas. Todo en una campaña en la que el debate público parece irse decantando hacia un dilema a dos bandas: la de Noriega revalidando la alcaldía o la de su reelvo por el exalcalde del PSOE Xosé Sánchez Bugallo, que ocho años después aspira a volver al poder. El socialista, asegura Martiño Noriega, ha elegido adoptar el “marco de la derecha” y de unos “poderes fácticos” que, mantiene, prefieren a Compostela Aberta lejos del gobierno. Pero, agrega, como en 2015 su formación llegará a la cita con las urnas con posibilidades de repetir en el gobierno, ahora con el aval del trabajo de estos cuatro años, explicando que “hemos sido capaces de acreditar que no es incompatible un discurso transformador y de mayorías sociales con la normalización institucional”. 

Esta es su primera campaña electoral como alcalde de Santiago. ¿Que sensaciones está percibiendo de los encuentros con los barrios?

Nosotros partimos de que la campaña va a ser decisiva en el resultado final. Nos la tomamos muy en serio, no como un ornamento; nos permite rendir cuentas de lo que hemos hecho y eso no es menor, porque el hábitat mediático ha opacado mucho las conquistas del gobierno y ha puesto mucho el foco sobre polémicas que acabaron ocupando la centralidad. Es importante fijar cuáles han sido las líneas maestras de la acción del gobierno para pedir un segundo mandato que nos permita completar el trabajo hecho con el convencimiento de que la campaña a nosotros nos suma y a otras fuerzas se les puede hacer más larga. Pienso que va a haber una photo finish el 26 de mayo y nosotros queremos estar en condiciones de revalidar el gobierno.

¿Hasta qué punto lo condicionan las encuestas? O, mejor dicho, la encuesta [que pronostica un sorpasso del PSOE]sorpasso

Nosotros manejamos demoscopia durante todo el mandato y yo siempre he afirmado que no era creyente de nuestra señora de las encuestas; observamos los sondeos como tendencias, pero sabiendo que muchas veces los resultados se alejan de esas tendencias. Para ejemplo, nosotros hace cuatro años, cuando en ningún momento aparecíamos en ninguna encuesta como lista más votada y acabamos siéndolo. Dicho esto, nosotros creemos que las encuestas que se están manejando durante la campaña buscan sacarnos del partido y reforzar a otras opciones. Pero lo que percibimos en la calle es que el resultado va a estar mucho más apretado y que nosotros tenemos opción a ser la lista más votada y seguir liderando una etapa de futuro que ya existe en Compostela.

En Compostela se da una situación poco común, que nunca se había dado, con el alcalde actual enfrentándose a dos personas que también lo han sido. Hay tres alcaldes en liza. ¿Cómo afecta esto a la campaña? La alternativa ya ha sido gobierno y viceversa...tres alcaldes

La batalla final [ríe], si a eso le sumamos una vicepresidenta de la Diputación [la candidata del BNG, Goretti Sanmartín], el cartel de Compostela nos permite, poniéndonos épicos, hablar de esa batalla final. Evidentemente, condiciona. Hemos marcado perfil propio con nuestras acciones de gobierno, alejado de las otras dos personas que tuvieron esa responsabilidad. Es cierto que en el caso de Agustín Hernández [PP] fue durante un año y dentro de un marco de un mandato muy convulso, que dejó muy marcada a la ciudad por los casos de corrupción y a lo mejor no se puede ponderar tanto su acción de gobierno. En el caso de Pepe Bugallo [PSOE] fueron trece años y en estos días da la impresión de que está haciendo tabula rasa. Vuelve a prometer cosas que ya prometió y no cumplió, emplea el marco clásico de ir a cada lugar y prometer inversiones que todos los que hemos tenido responsabilidad de gobierno sabemos que no son viables... Jugamos con la seriedad de trabajo hecho y de no generar falsas expectativas.

Usted reitera durante la campaña que uno de sus logros de este mandato ha sido calmar, pacificar el Ayuntamiento después de ese mandato de tres alcaldes. ¿Es posible que haya parte de su electorado que le reconozca esa calma pero eche en falta más gestos de cambio, darle más la vuelta al Ayuntamiento? ¿Han pacificado más de lo que han cambiado?

Elegimos batallas, desafiamos a poderes fácticos y por eso somos la pieza a batir en esta campaña. Y de manera complementaria, normalizamos la vida del ayuntamiento. Es una evidencia que en gestión, reducir la deuda bancaria de 45 a 27 millones de euros y al tiempo duplicar la acción en el social con una renta básica de garantía ciudadana, multiplicar las bolsas de comedor o hacer desaparecer la lista de espera en el contrato de ayuda en el hogar, son cuestiones que señalan que hemos sido capaces de actuar responsablemente y conseguir conquistas sociales. También ha habido una reactivación del dinamismo cultural o acciones de gobierno de capital ecologista, actuando en las arterias del Sar y el Sarela. O políticas valientes en la participación, con los presupuestos participativos o los Encontros Ao Vivo. Yo estos días no me canso de decir que en estos cuatro años hemos captado más de 20 millones de euros en fondos europeos que nos han permitido cerrar el círculo de reforzar áres y disminuir deuda. Paralelo a eso ha estado el desafío de las grandes contratas del Ayuntamiento, con la recuperación de la ORA y la grúa y la asesoría jurídica, el hecho de que ya esté constituida la comisión para la recuperación del servicio del agua, marcar un sendero de independencia con repecto a los grandes poder fácticos en lo mediático o marcar condiciones a las grandes promotoras urbanísticas. Eso nos en una posición de mucha agresión de sectores que se sienten amenazados. 

Uno de los ejes de su campaña es esa municipalización del servicio de aguas en el próximo mandato. En que notaría el vecindario una mejoría se lo hacen?

Aquí la concesionaria del agua sabe que yo no voy de farol cuando falo de recuperar el servicio, porque lo recuperé en Teo. Estamos tocando hueso en cuestiones que habían sido parte del statu quo del Ayuntamiento y en las que otras fuerzas, más allá de cuestiones discursivas, eran sumisas. Por eso el objetivo principal de los que no pasan por urnas es que nosotros no sigamos liderando el cambio, porque se sienten amenazados y pretenden condicionar la vida de la ciudad. La contrata del agua lleva en la ciudad 36 años, muchos de ellos con prórrogas que no salieron a concurso y con grandes beneficios industriales. Incluso forman parte de la hemeroteca de la ciudad vinculadas a casos de presunta corrupción. Una recuperación del servicio del agua es positiva porque nos permite, para comenzar, recuperar el control sobre un recurso natural como están haciendo muchas ciudades europeas. Es más eficiente porque, por ejemplo, después de 36 años de contrata y muchos beneficios, muchos puntos de Compostela siguen sin servicio de abastecimiento y saneamiento. Y lo mismo a nivel de criterios de enganche, tarifas, cobrar o no en función de si tienes o no el servicio... El contrato del agua aún está en vigor y tiene una orden de continuidad de un año mientras se realizan los trabajos de la municipalización. Nosotros creemos que después de ese período estaremos en condiciones de sacarla adelante.

Dice el candidato del PSOE que, más allá de que no está de acuerdo con la propuesta, duda de que ustedes sean capaces de gestionarla...

Teo tiene 20.000 habitantes y, a día de hoy, el servicio de agua es municipal, reconocido y valorado por los vecinos y además no ha provocado desequilibrio contable, sino todo lo contrario. Y mejorando la gestión. Yo entiendo que Bugallo empatice con la dinámica de las grandes contratas; tuvo con ellas una relación que es legítima, pero que yo no puedo acompañar. Estos días ha salido en los debates; cuando Compostela fue capital de la cultura a comienzos de los 2000, Bugallo gestionó un préstamo de Aquagest [concesionaria del servicio de aguas] para actividades culturales superior a los 2 millones de euros a un 7% de interés que aún hemos terminado de pagar hace unos meses. Ahí Bugallo, además de comprar el marco de la derecha sobre contratas o promotoras también juega a ser el garante de que los marcos no se van a mover. Cada uno marca sus prioridades y en ese campo, las nuestras son antitéticas a las suyas.

Vinculado con esto, los grupos de la oposición coinciden en criticarles falta de gestión en los asuntos diarios de la ciudad, poniendo como ejemplo asuntos como la concesión de licencias o la concesión de los comedores escolares. ¿Es así?

Depende de quién venga. Ningún servicio se ha dejado de prestar y la ciudad no ha entrado en el apocalipsis. Muchas veces se ha colocado el foco en los procedimientos administrativos sin que haya llegado a la vida real de la gente. El Ayuntamiento tiene problemas estructurales, en el mandato anterior estuvo incurso en una judicialización que provocó resquemores y ralentiza las tramitaciones. Tiene además un 20% menos de plantilla que en 2008, por la tasa de reposición, que además está envejecida y tiene que hacer más con menos. Hay puntos sensibles como la tramitación urbanística y de obra pública que van a un ritmo que podrían mejorar, eso es verdad, como también es que sucedía con anterioridad y que en los últimos años se ha agravado por la situación estructural que todo el mundo conoce. Los problemas que ha tenido Compostela Aberta en la tramitación administrativa los tendría cualquier fuerza política, los que hacen esa crítica saben que tendrían los mismos problemas. Lo que no quita que nosotros estemos implantando la administración electrónica con una inversión de 2 millones de euros, que se hayan hecho cambios en determinados departamentos o estemos contratando personal temporal porque no podemos sustituir el existente.

En su programa incluyen medidas para lo que denominan “gobernanza del turismo”. Hay barrios de la ciudad en donde la presión turística ya afecta con claridad a la cuestión de la vivienda, incluso fuera del casco viejo. ¿Qué pueden hacer al respeto? Han lanzado iniciativas en las que competencias clave, como la inspección o la imposición de una tasa turística no dependen del Ayuntamiento.

Nosotros hemos insertado en el debate político de la ciudad una cuestión que es sensible, la necesidad de poner políticas públicas para regular el turismo. Más allá de que llevemos tres años con cifras récord, el modelo turístico a granel no es lo que queremos para la ciudad y lo que le puede valer a la Xunta, con Compostela como puerta de entrada para el conjunto de Galicia, no es lo que le vale al vecindario. Hay un trabajo de la Universidad de Santiago que dice que en 2015 el rechazo al modelo turístico actual era del 30% en la ciudad y en 2018 ya está por encima del 45% y en alguna zonas anda por el 60%. Hay una ruptura de la convivencia entre el turismo y las vecinas y vecinos. En el caso histórico, por ejemplo, nos encontramos con que aunque hemos puesto en marcha a moratoria para la apertura de hoteles regulados, han proliferado los pisos turísticos aún en regulación. Ahí desde el Concello hemos hecho una diagnosis con 1.000 pisos sin regular que generan 6 millones de negocio, colocan en inferioridad a los hoteles y encarecen los alquileres. Lo que podemos hacer después de diagnosticarlo es incidir en la regulación conjuntamente con la Xunta, no renunciando a nuestras competencias y haciendo un esfuerzo en la inspección. Ahora se dice: “es que no habéis sido duros en la inspección”... Es que tenemos un trabajador para hacer ese trabajo. Y el debate de la tasa turística ha llegado para quedarse. Somos conscientes de que el turismo supone el 20% del PIB de la ciudad y los beneficios deben socializarse. Y la Xunta no puede provocar que Compostela pague el modelo turístico que ellos tienen para el conjunto de Galicia, porque la ciudad corre el riesgo de morir de éxito.

¿Hasta qué punto cree que pueden afectar a la visión que el vecindario tiene de Compostela Aberta todas las tensiones que ha habido nos últimos años en el ámbito de En Marea y de las confluencias?

En un contexto tan complicado de fragmentación del espacio construido desde 2012 lo único positivo que podemos sacar es que en la ciudad se mantiene un espacio unitario que puede disputar hegemonías. El vecindario sabe que si busca un espacio que vaya desde la izquierda del PSOE a la izquierda rupturista o desde un galeguismo comprometido a un soberanismo, tienen un espacio unido y consciente del reto, que puede mirar de igual la igual a PP y a PSOE. Pero lo negativo todo el mundo lo sabe, hay una sensación sobre la fragmentación en el campo nacional de mucha frustración, porque estaba obteniendo grandes resultados. Yo percibo que no se entiende que en un momento tan importante, incluso con riesgos de ascenso de la extrema derecha, en la defensa de un proyecto de país y social ese espacio no haya estado cohesionado. Pero hay problemas y hay soluciones, las desgracias no tienen solución y nosotros hemos en nuestro campo de acción, incluso hemos intentado aunque no haya sido posible e incluso haya sido malinterpretado.

En el libro A contradición permanente usted habla en diversos puntos de la palabra “derrota” para hablar de ese proceso. ¿Por qué?A contradición permanente

Porque en el campo de la izquierda parece que hay un momento en el que se impugna la totalidad y otro en el que las partes arman las posiciones de parte y desarman la colectiva. Y administran una cierta derrota asumiendo que el único rol que queda es el de ser subsidiario de las fuerzas tradicionales. Pero yo creo que no hay que hacer renuncias y se pueden construir espacios amplios que disputen hegemonías y a eso tenemos que aspirar en el país. Aspirar a ser subsidiario del PSOE, o bastón en diputaciones y ayuntamientos es un mal menor, pero no estamos obligados a aceptar el mal menor como único marco.

¿Dónde y cómo se ve el 15 de junio, el día de la constitución de la nueva corporación?

Si hay una victoria y la posibilidad de liderar la nueva etapa en la que está la ciudad, evidentemente con un compromiso con la ciudad en el que sería mi último mandato para completar un trabajo que no es menor. Y si eso no es así, yo siempre digo que uno es propietario de sus victorias pero no de sus derrotas. Y eso habría que substanciarlo en el colectivo, en Compostela Aberta, que nunca va a favorecer por activa ni por pasiva un gobierno con presencia de la derecha, lejos del blanco y negro al que algunos la pretenden llevar. Mi compromiso con la ciudad es claro, es un reto apasionante.