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Nuevo hospital de Vigo: menos camas, parking a 12 euros y resonancias en un camión

El próximo 3 de septiembre cerrará el Hospital Xeral de Vigo. Será cuando finalice definitivamente el traslado de material, infraestructura y pacientes al nuevo hospital Álvaro Cunqueiro, que acaba de comenzar. Ese mismo día una manifestación convocada por la junta de personal del área sanitaria viguesa y apoyada por la Plataforma para la Defensa de la Sanidad Pública pedirá detener los recortes y reclamará “un hospital 100% público, sin recortes de camas y con laboratorio central” en el que será -o debería ser- el centro de referencia para todo el sur de Galicia.

Pero las quejas y polémicas no se detienen. Incluso durante el traslado, trabajadores sanitarios denuncian graves deficiencias en cuanto a personal y materiales a pocos días del cambio definitivo. Se quejan de consultas atrasadas e insisten en los importantes defectos de este nuevo hospital que acumula meses de polémicas. La última, los 12 euros al día que cualquier persona que acuda al centro tiene que pagar por dejar el coche en el aparcamiento y en una infraestructura bastante alejada del núcleo urbano.

“Lo del párking no es más que otro ejemplo más de improvisación y una demostración de que solo se mira por los intereses de la concesionaria y no de los usuarios”, resume Manuel Martín, portavoz de SOS-Sanidade Pública y uno de los grandes conocedores de la situación del Álvaro Cunqueiro. “Súmale el pago de la autopista y de la gasolina”, advierte quien recuerda que incluso los trabajadores tendrán que afrontar 40 euros a la semana para dejar su vehículo de no conseguir una de las 500 plazas gratuitas para los más de 2.000 empleados . “Es un copago más de los muchos que sufrimos”, insiste. De estar ingresado y querer un bono de dos días para televisión, radio e internet, el paciente tendrá que pagar más de 13 euros. Por tres días, más de 18.

La del aparcamiento es la última queja de un nuevo hospital que acumula denuncias, polémicas políticas y manifestaciones desde hace años. Tantas como las que llegaron desde que se cambió el modelo de financiación, de público a una concesión público-privada, y que llevó el caso a los tribunales y a un incremento del coste “de unos 450 a unos 1.400 millones”, sin tener en cuenta todo lo que se le cede a la empresa concesionaria o “el retraso de más de un año argumentando falta de financiación para que al final el Gobierno acabe por pagar el 60% de la obra para la que decía no tener dinero”. “Es todo una falsedad para darles el negocio a sus amigos”, dice en referencia a los ejecutivos del PP.

Menos camas de las prometidas

Tal y como denuncia la junta de personal del área sanitaria de Vigo, los resultados fueron los que se esperaban: “recortes y privatización”. El nuevo hospital tendría que haber tenido, tal y como llegó a anunciar la propia Consellería de Sanidad, 1.465 camas, que añadidas a las del Meixoeiro y a las del Nicolás Peña, sumarían un total de más de 2.000. Pero “la realidad es bien distinta”, según denuncian los trabajadores: el Álvaro Cunqueiro abre con 845 camas y se reducen en más de 400 en los otros dos centros. En total, 1.260 camas en el área, casi 750 menos de las prometidas.

“A cambio de un hospital nuevo privatizado y recortado en tamaño y servicios, cierran el Hospital Xeral, el Cíes, el Rebullón y los centros de especialidades de Coles y Doblada, manteniendo el concierto con Povisa”, el policlínico concertado que mantiene una lista de lista de espera que duplica la media de Galicia. Y mientras, la apertura de zonas en el nuevo centro va descubriendo defectos que SOS-Sanidad Pública atribuye “a la intención de abaratar costes”.

Segundo denuncian, se eliminó el módulo de investigación, un hotel de pacientes, un espacio para la atención de enfermos críticos, se han reducido los metros cuadrados y zonas de aparcamiento y la calidad de los materiales en la construcción ha hecho “que el centro perdiera la eficiencia energética y tenga que pagar más por calefacción y aire acondicionado”. Además, ya ha habido goteras, se ha denunciado la escasez de lavabos, la reducción sustancial de quirófanos o la pérdida de la mitad de espacio previsto para Urgencias. “Un desastre y un destrozo”, insiste Martín, que advierte que el Álvaro Cunqueiro “no va a tener las calidades previstas”.

El camión de las resonancias

Además, y según ha reconocido la propia Xunta, las resonancias se hacen, al menos hasta octubre, en un camión aparcado en el exterior del centro hospitalario. Porque el Álvaro Cunqueiro no tiene por el momento equipación para estas resonancias ni para los TAC, además de carecer del laboratorio cetnral, que se ubicará en el antiguo Xeral hasta que se rematen las obras en el Meixoeiro, a varios kilómetros de la nueva infraestructura.

“Iba a ser referencia para el área sur de Galicia, pero ha perdido ya muchos servicios de referencia en varios ámbitos que estarán exclusivamente en Compostela y que obligarán a muchas personas a desplazarse todavía más”, advierte también SOS-Sanidade Pública, que confía en que algo cambie con las movilizaciones, pero que reconoce que “el empecinamiento del Gobierno y el afán de enriquecimiento de la concesionaria van a poner las cosas muy difíciles”. “Seguiremos con colapsos en Urgencias, con 500 camas menos, más listas de espera y congestiones... Se mantendrán los problemas y la única beneficiaria será la empresa concesionaria”, concluye.