La política fiscal de la Xunta de Alfonso Rueda se convirtió este miércoles en protagonista de la sesión de control parlamentario. El Partido Socialista preguntaba por la actitud del Gobierno gallego, del PP, hacia los ayuntamientos, muchos de los más poblados en manos de la izquierda, y el BNG por las garantías del derecho a la vivienda, pero las rebajas de impuestos a las rentas altas del gabinete Rueda acabaron en ambos debates. “Todo el mundo quiere ser Robin Hood y usted es el sheriff de Nottingham, carga a los pobres y exime a los ricos”, ironizó José Ramón Gómez Besteiro, portavoz socialista.
Besteiro había criticado la dejación de funciones del Ejecutivo autonómico respecto de las competencias municipales. La subida del canon de Sogama o la reducido aportación a los servicios de ayuda en el hogar fueron algunos de los ejemplos que enumeró. “¿Va a cambiar su actitud respecto de los ayuntamientos?”, acabó. Alfonso Rueda no aceptó ni un matiz. Al igual que haría más tarde con la líder nacionalista Ana Pontón, afirmó que Besteiro falseaba los datos y se lanzó a una diatriba sobre los conflictos internos que padece el PSOE en Galicia, del pacto con los populares en O Carballiño (Ourense) al expediente abierto a sus ediles en Santiago de Compostela por apoyar la limitación de los pisos turísticos. “Hasta los aplausos de su grupo son indicativos”, se rió el presidente de lo que entendió como escaso entusiasmo de los diputados socialistas por los discursos de su jefe.
Este no cayó en la trampa y siguió la línea argumental de su primera intervención. Sobre el canon de Sogama, cuyo cobro la Xunta ha delegado en los municipios, le recordó que podía establecer exenciones, “como hace con las rentas altas”. Fue entonces que volvió a recurrir al folclore de Robin Hood e insistió: “Es usted el sheriff de Nottingham”, enemigo histórico del heroico forajido que robaba a los adinerados para repartir entre los necesitados. El presidente de la Xunta respondió con una de sus habituales andanadas contra el Gobierno central, al que afeó “afán recaudatorio”. Con esta declaración, la fiscalidad no desapareció de la sesión. Volvió a comparecer, esta vez de la mano del propio Rueda, en su cara a cara con Ana Pontón, del BNG.
“Tome en serio la Constitución, señor Rueda”
Porque para el presidente de la Xunta ese dinero que las arcas públicas han dejado de ingresar gracias a los recortes de impuestos a las rentas altas sirve para garantizar el acceso a la vivienda. Ese fue uno de los argumentos que esgrimió ante las preguntas de la nacionalista sobre esta última materia. “Usted defiende a los especuladores antes que el derecho a la vivienda”, le había espetado Pontón, quien hizo memoria sobre las promesas de los populares al respecto: a finales de 2023, prometieron construir 1.900 casas y, durante la última campaña electoral, 20.000, unas 4.000 el Gobierno gallego directamente. “Dice que van a hacer en una legislatura lo que no hicieron en 15 años de gobiernos”, se extrañó, “¿no se cansa de mentir y de engañar a las gallegas y gallegos? Las mentiras llenan telediarios, pero no solucionan problemas”.
Alfonso Rueda optó por la guerra de cifras. La nacionalista había apuntado que la Xunta solo remató 40 de las 870 viviendas comprometidas en el plan 2015-2020. El presidente replicó que habían sido 2.403, pero no se refirió en concreto a ese programa. Pontón recordó el tijeretazo del 50% en los presupuestos del ramo, a lo que Rueda no dijo nada. Sí se refirió a que la ejecución de las partidas había sido del 81%, cuando Pontón la cifró en el 43. “Tome en serio los problemas de este país, tome en serio la Constitución que tanto dice defender y cumpla con el derecho a la vivienda que recoge”, resumió Pontón. “Lo hago con gusto y con convencimiento”, dijo Rueda, más en referencia a la Carta Magna en abstracto que al particular de lo que señala sobre vivienda en concreto.
Fuera de esta discusión por los números, la defensa propia del presidente de la Xunta fue algo rutinaria. El pasado fin de semana la Unión do Povo Galego (UPG), histórica formación nacionalista de raíz marxista, núcleo del actual BNG, celebró su congreso. “No hablaron de vivienda ni de la economía de las familias, hablaron de independencia y de monolingüismo”, dijo, “y los eslóganes no construyen viviendas”. Convencido de que había encontrado la aguja de marear a los nacionalistas, insistió en el tema. “Yo le preguntó qué va a hacer para que se cumpla el derecho a la vivienda y usted me habla de independencia”, se resignó, también una vez más, Pontón.