“Que pague más quien más tiene”. Este principio, tradicionalmente defendido desde posiciones políticas de izquierda, viene a resumir la apuesta por que contribuya en mayor medida al sostenimiento de los servicios públicos quien disponga de una renta más elevada. Es el argumento de quien defiende una mayor progresividad en los impuestos pero, desde hace años, es también empleado desde las posiciones que introducen tasas o precios públicos en prestaciones que antes eran gratuitas a la hora de ser empleadas. La pregunta, por lo tanto, es ¿'cuando' debe pagar más quien más tiene?
Desde el retorno del PP a la Xunta en Galicia se han producido dos ejemplos paradigmáticos en este ámbito. El primero, con el fin del programa de préstamo de libros de texto. A comienzos de junio de 2009, apenas dos meses después de ganar las elecciones, Alberto Núñez Feijóo aseguraba que “todas las rentas medias y bajas van a mantener la gratuidad de los libros de texto”, si bien el préstamo gratuito resultaba “perverso” por, entre otros aspectos, “impedirles a los niños tener libros propios e interactuar con ellos”. A finales de ese mismo mes el presidente afinó aún más el argumento: “como la Xunta no puede pagarles los libros a todos, lo razonable es que se los pague a quienes más lo necesitan”.
En septiembre del mismo año el Gobierno gallego ya tenía en el horno el cambio de sistema: fin del préstamo e implantación de un modelo de ayudas parciales. Ante las protestas de sindicatos y oposición, Feijóo salió en tromba: “No les vamos a pagar los libros a los diputados y diputadas” ni a quien tiene “unos salarios privilegiados”. De esta filosofía salió el programa denominado 'Gratuidad solidaria', que según cálculos de la propia Xunta incluidos en los Presupuestos de 2013 deja al 35% del alumnado sin ayuda alguna. Además, atendiendo a lo denunciado por las AMPAS y las centrales sindicales educativas, en raras ocasiones la ayuda cubre el coste total de los manuales escolares.
Rechazo a la reforma del IRPF, subida de comedores
Un argumentario muy parecido fue el que le sirvió a Feijóo para justificar la subida de alrededor del 40% en los comedores escolares, en un cambio normativo que implica además que, por primera vez, el alumnado que utiliza el transporte escolar tenga que pagar por comer en la escuela. En marzo de este mismo año el presidente presentaba el incremento de precios como una vía para la “equidad”. “No le cobramos a quien lo necesita y sí le cobramos a quien puede”, toda vez que “con el dinero de los parados no vamos a pagar el comedor de la gente que tiene trabajo y puede pagarlo”. Mientras, en el Parlamento, rechazaba las iniciativas de la oposición que lo instaban a subirles el IRPF a las personas que ingresen más de 100.000 euros anuales, desde San Caetano señalaba que “hay modelos que consisten en que paguen lo mismo los que tienen y los que no tienen”, pero esta Xunta apuesta “por la justicia social”.
Este mismo miércoles, día del inicio del curso escolar en Galicia, Feijóo echó mano de la misma teoría en sede parlamentaria. El secretario general del PSdeG, Pachi Vázquez, le reprochaba que, pasando por encima de la vigente ley educativa, la Xunta se disponga a “cobrarles los comedores a los niños y niñas que van en transporte escolar”, 20.000 de los cuales ni siquiera tienen la “posibilidad” de ir a comer a casa, ya que viven en zonas rurales, “montan en autobuses a las 7 de la mañana y, cuando están en el centro, no vuelven a la casa para comer porque ni los llevan”. “¿A usted simplemente le interesa que los que vayan en transporte no paguen? ¿Y que aquellos hijos de parados sin prestación, paguen porque no tienen transporte escolar?”, contestó Feijóo.
Según el jefe del Ejecutivo gallego defender la gratuidad de estos servicios en el momento de su uso no se puede sostener “desde el punto de vista de la equidad”. “Usted quiere que se le paguen los libros escolares a todos y nosotros, a quienes no los puede comprar”. “Hay dos modelos de educación, el suyo y el nuestro”, evidencia, antes de asegurar que “el suyo es el del fracaso escolar y el de tratar” el alumnado “con independencia de la renta” de la familia. “Vuelva a los principios socialdemócratas del PSOE”, esos que, atendiendo al líder de la derecha en Galicia, dicen que “los que tienen renta nos ayudan y los que no la tienen, hay que financiarles el transporte, la educación, las becas y las tasas”. En definitiva, para Feijóo, “hoy tenemos una educación más pública que antes”.
“Los servicios públicos deben estar fundamentados en los impuestos”
“En líneas generales, estoy de acuerdo con una financiación de los servicios públicos fundamentado en los impuestos”. Ante las dos líneas políticas presentadas como progresividad, la aplicada en los impuestos y la trasladada al punto de emplear las prestaciones públicas, el economista David Peón explica, al ser consultado por Praza Pública, que “la problemática del déficit del sector público está, principalmente, en un bajo nivel recaudatorio”, por lo que la renta de la ciudadanía debería tenerse en cuenta, sobre todo, a la hora de cobrarle impuestos.
Desde el punto de vista de Peón servicios como “sanidad o educación” deben ser accesibles sin repagos, lo que no impide, a su juicio, que “en algunos aspectos se pueda introducir algún tipo de incentivo en los que el factor de renta compute para ámbitos como la prestación farmacéutica”. Ahí, como en las bolsas universitarias, ejemplifica, “vería bien que se tuviera en cuenta ese criterio, pero siempre garantizando la igualdad en el acceso para todo el mundo”. A juicio de Peón es positivo que la ciudadanía sea “consciente del gasto” pero “el problema de la financiación del Estado -subraya- está en el bajo nivel recaudatorio”.